El Giratiempo

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Hace un tiempo...

Era la segunda vez que Harry Potter iba a esa misma dimensión, ese lugar era diferente a todos los que él había visitado. Poseía un imán que lo seducía e invitaba a quedarse, puesto que allí Hermione no estaba con Malfoy, al menos no vivían juntos, aunque nada le aseguraba que aquello se mantuviera así.

Su corazón estaba destruido. En todas las otras dimensiones que había visitado anteriormente, fue testigo de cómo su amada Hermione terminaba casada o de novia con Malfoy. ¿Qué significaba todo aquello? ¿Era entonces que el destino se encargaba de marcar con negrilla y subrayado que él solo sería su amigo en todas partes del universo y en todas las dimensiones que pudieran existir?

Llegó justo a eso del mediodía. La buscaría, estaba dispuesto a conquistarla y llevar a cabo su plan. Sin embargo, vio que Malfoy andaba cerca. ¿Cómo pudo ocurrir aquello? Suponía que él no tenía ningún contacto con ella. No, esta vez no lo permitiría, no dejaría que él se acercara a Hermione. Tenía que darse una oportunidad con ella, si en su mundo le fue vedada, por errores propios de él, ahora estaba dispuesto a todo... Buscaría a su «yo»... al «Harry Potter» de esa dimensión, lo hechizaría y lo regresaría por él a su espacio-tiempo. Así, por fin, haría su vida con la mujer que estaba al otro lado de la calle.

Pero, ¿qué estaba ocurriendo ahora? La gente gritaba despavorida y arrancaba de un lado para otro. No entendió lo que sus oídos escucharon, ni lo que sus ojos vieron. En cosa de un segundo, una fuerte explosión se sintió en la calle y luego advirtió que Hermione corrió gritando hacia el interior del edificio. Draco había alcanzado a llegar antes que él, pero no la logró detener.

En ese momento su mundo se derrumbaba y se destrozaba irremediablemente: una parte de la cornisa había cedido, cayendo sobre ella... corrió al ver que su amiga yacía debajo de unos escombros, pero un policía y un bombero le impidieron el paso. Vio que Draco estaba desesperado y alguien, otro hombre, se había acercado a prestar ayuda para tratar de sacarla de ese lugar. Los rescatistas también ya realizaban su labor...

El joven auror sentía que su corazón latía con tanta fuerza que parecía salirse del pecho. Había escuchado hablar a unas personas que adentro —en lo que quedaba del edificio—, estaba el padre y la hija de Hermione y que ambos posiblemente hubiesen fallecido.

¿Hija? O sea que, ¿siempre en ella habría algo de él, así estuviesen separados? Pero no era momento ni el lugar para recriminar nada. Había que actuar, y ¡rápido!

Primero, ¿qué tan grave estaba ella?; Luego, ¿podría hacer algo él para evitar que terminara malherida?

Para dar respuesta a esas dos interrogantes solo debía saber qué le deparaba el futuro. Lo haría. No tenía otra alternativa.

Así que buscó un lugar poco transitado, detrás de un kiosco de revistas y al lado de un bote de basura, extrajo de entre sus ropas la cadena de oro con el Giratiempo y movió las manecillas

Un día.

Dos días.

Una semana.

Detuvo su avance porque pensó que ya tendría una respuesta de lo ocurrido. Estaba allí en el mismo lugar, caminó unos pasos más para encontrarse de frente con las ruinas de lo que había sido el edificio de departamentos en donde vivía Hermione, su amiga de niñez.

Se acercó a un policía que estaba de pie, delante de la cinta plástica que impedía el acceso.

—Buenos días, oficial. ¿Me puede decir qué ocurrió aquí? —preguntó en forma cortés.

OTRA OPORTUNIDAD PARA AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora