Capítulo once: ¿Quién es el monstruo?

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"–¿Qué es lo que opinas de todo esto? – la voz que se alzaba en la cercanía le hizo dejar de mirar a su caído amigo felpudo para ver al nuevo ser en la escena: El chico encantador del cual tuvo sentimientos, mirarlo ahora solo le decía una cosa, y era lo mucho que se arrepentía de todas sus decisiones –. Quieres llorar, lamentarte y hundirte en lo más profundo. Pero mira bien hacía el cielo: La vida no es eterna aun para un ser de felpa.

El alicaído corazón de la gran chica de fuertes emociones miro hacía el cielo estrellado, gracias a eso solo las lagrimas pudieron hacerse presentes, y con su largo cabello que acabo suelto ante la perdida de su lazo rosa, era tener un peso menos en su vida.

–Pequeña y egoísta niña, un solo rumbo en tu vida cambia a las personas. Y tu querida Enelly, no eres más que un ser que merece vivir en la felicidad, recuerda: No todo es eterno, lo que más amamos se nos puede ir en un parpadeo, ¿lo entiendes?

Mirando a los ojos del joven al cual guardo sentimientos amorosos pudo descubrir la mil tonalidad de colores en sus ojos; Las mil vidas guardadas en él, inclusive la propia de su querido amigo conejo de felpa.

–Puedes llorar, eso aliviara las cosas... pero recuerda: No has nacido para estar sola."


–Son las cuatro de la mañana... – mirando su reloj de bolsillo con la hora marcada y vista ante la luz que brindaba en la oscuridad, no se percato que la pelirroja continuaba de pie en el mismo lugar que antes con la mirada en cualquier punto –.

Al no obtener una respuesta por su compañera dirigió su mirada a ella, las rosas pintadas de un color rojo carmesí o sangre, más las marchitas habían ido deslizándose de su cabello hasta el suelo. Sus ojos verdes fijos en nada, se quedo mirándola esperando a que reaccionara de una forma.

Vio que las rosas ahora estaban a los pies de la figura de su compañera, era posible que a la mañana siguiente estas desaparecieran por completo.

–¿Shannon? – le llamo cuando ya se percato de que de ni otra manera conseguiría tener su atención –. ¿Quieres volver a la sala común?

–¿Eh? – pregunto finalmente volviendo su mirada hasta el castaño –.

–Es bastante tarde, deberíamos volver a la sala común. ¿No crees?

–Oh, si... eso.

Cubriéndose ambos con la capa de invisibilidad abandonaron el salón de menesteres, caminaron fácilmente juntos por los largos pasillos, no hubo tema de conversación que podían tener ya que estaban vacíos los sectores que atravesaron: Solo silencio entre ambos, un silencio relajante. Subieron los escalones con un poco de dificultad entre sus diferentes ritmos al caminar, James solo sonrió ante la pelirroja, ella no le devolvió la mirada, ni tampoco sonrió porque siquiera estaba tan presente más que continuar avanzando.

Una vez en la sala común ambos se miraron para decirse las buenas noches e ir cada uno a su habitación. Al último momento James con una leve sonrisa y la gran preocupación enmarcada en su rostro al mirar a la joven de cabellos anaranjados.

Sus ojos verdes contemplaron los sectores posibles, pero ni uno parecía guiar a las desconocidas por el sendero correcto. Esa vez pudo contemplar a la extraña chica de cabellos castaños moverse en dirección a las diferentes puertas, hablando de algo con la otra chica, tomando una decisión para verlas desaparecer por una de las tantas puertas.

En su mente no existía ese tipo de amor: ¿Cómo existiría si aun no lo sentía en verdad?

{***}

Las cosas eran normales una vez más desde donde se encontraban tras atravesar la puerta a la siguiente y tal vez última prueba: ¿Cómo podían creerle a un mentiroso?

Todo el lugar era un lugar irreconocible para James, solo se estaba seguro que era una habitación de un infante, una niña para ser más exactos. La pared de un alegre tono anaranjado estaba cubierto por bastantes cuadros de diferentes tamaños y formas para mostrar a una mujer adulta con una cabellera dorada suelta con ondas, sus ojos grises no miraban en las fotos a excepción de una sola donde las lagrimas se deslizaban de sus ojos, estás fotos no eran como todas, cada una estaba sin movimiento.

–¿Es... tu madre? – quiso saber dado que la vez anterior pudo visualizar a una mujer así mismo, pero no estaba del todo seguro ya que más que Shannon él no miro mucho por la ventana –.

–Lo es – Shannon miro la foto donde se mostraban las lagrimas –.

Que imagen más dolorosa para la pelirroja, sentía como su corazón se estrujaba ante la fotografía, Olive siempre sabía más que ella porque era mucho más cercana a su madre, todo porque la misma decidió alejarse por las duras y reales palabras de su hermana mayor. Siempre las recordaba, pensaba que si hacía caso a lo que le decía... no le haría daño a su madre.

–¿Puedes ver las fotos? Mira... la persona que más ha lastimado a nuestra madre no tiene cara para nosotras. Pero, sin embargo... sé de alguien más – la voz de Olive hablando altamente y claramente mantuvo a James más apegado a la pelirroja sin quitarle la mirada de encima –.

–¿Qué quieres que haga? Yo no estoy al tanto de nada... – la voz de Shannon nació débil –.

–Ella lleva una cicatriz en el alma, marcado en su corazón... dime hermana... ¿Quién es el monstruo capaz de herirla a tal manera?

La boca de la chica de cabellos anaranjados se abrió para responder pero nada más que un sonido de un sollozo broto. Al mismo tiempo la foto se movía para enseñarle más dolor, para torturarla aun más.

–Shannon... – le llamo James pero la misma lo ignoro por completo –.

–¿Quién es el monstruo? – alzando la mirada los ojos verdosos de Shannon quedaron fijos en la foto y apretando sus uñas sobre las palmas de sus manos se atrevió a responder –.

–Soy yo...

James quiso hablar y decir un claro: ¡Tu no eres un monstruo! Pero una vez más no le permitieron hablar y esas palabras quedaron lejanas a ser dichas.

–Bien por no mentir, haz pasado está sección – dijo Olive en tono alegre al acertar con la respuesta –.

La puerta para salir estaba justo frente a las narices de ellos y siguió los pasos lentos de su compañera, incluso la salida pareció eterna ante el gran silencio que está podía dar. Casi se choca contra ella cuando se detuvo frente a la bajada de los escalones, la misma escucho una vez más la voz de su hermana Olive: "No es tu culpa..."

Las piernas de la pelirroja temblaron hasta que se derrumbo en el suelo dejando una de sus manos en el suelo mientras la otra la dejaba en sus ojos, estaba mordiendo su labio de manera temblorosa para no permitir hacer demasiado ruido en esos momentos. Cuando se derrumbo en el suelo James solo pudo ver el mundo por unos instantes a cámara lenta, había visto llorar a Shannon cuando la conoció pero ahora la conocía verdaderamente y la situación parecía retorcerse a cada momento.

–No eres un monstruo Shannon... – susurro dejándose caer a su espalda mientras apoyaba su cuerpo para abrazarla –.

–Lo soy...

–Solo eres la victima.

El llanto no ceso en ni un solo momento, la pelirroja lloro más que antes con dolor que hizo sentir indefenso hasta al mismo James que casi siempre sabía que hacer en las situaciones, nunca le afecto tanto ver a una chica llorar... se sentía perdido e incapaz de ayudar a otros. Aferro sus brazos por el cuello de la chica gentilmente apoyando su cabeza en el hombro de ella, podía oírla, y era como si su dolor se transmitiera...

En esos momentos el único pensamiento que llego a la mente de él fue no querer abandonar ese lugar junto a ella, pese a las caídas, al llanto... deseaba ser capaz de regalarle aunque fuese una sola sonrisa.


Continuara...

House Of Mirrors #1 JamesSiriusPotter {Finalizada}Where stories live. Discover now