Capitulo 2 - Un nuevo comienzo

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La mañana esperada por Sam por fin llega. Su primer día en el nuevo colegio, al cual también asistirá Mel su nueva amiga.

-Primer día de clase, no se porque me parece familiar esto como si ya lo hubiese vivido, listo ya estoy pronto... Espera- Baja la mirada mirando sus piernas -si si tengo los pantalones, ahora si estoy listo.

Agarra su valija y baja con un poco de dificultad por el peso de la misma, al llegar abajo ve a su madre.

-Má vamos a buscar a Mel para irnos? le dije que iríamos temprano así nos da tiempo para arreglar todo y conocer el lugar.

-Claro, Sam pone las cosas en el auto que en 5 minutos me arreglo y vamos.

-Bueno me voy a poner a mirar toda la saga de Star Wars mientras te arreglas, me da tiempo.-Se ríe entre dientes-.

-ja ja ja muy gracioso.- Dice su madre con ironía y gracia-.

Hace lo que su madre le ordenó, acomoda las cosas en el vehículo. Luego van a por Mel e ir al instituto.

-Cerra los ojos un momentito Sam. - El chico cierra los ojos con cierta duda, Mel le tapa los ojos por si acaso. Más adelante aparece un portal, el coche sigue en marcha hasta él y lo atraviesan.

-Listo, ya puedes abrirlos , bienvenido este es tu colegio. -Dice la mujer con voz dulce-.

Un edificio grande se observaba a primera vista repleto de adolescentes, distribuidos en grupos distintos, el clásico equipo de fútbol por un lado, porristas por el otro, los nerds, etc. Cuando el auto se detiene los chicos descienden. Observan el lugar con los ojos muy abiertos, como queriendo no perderse de ningún detalle del mismo. Buscan el dormitorio que se les asignó, de camino a la habitación los demás estudiantes miran raro a Sam.

-Calma no te preocupes solo sigue el camino y no mires atrás.-Le susurra por lo bajo su compañera-.

De todas formas no puede evitar que la preocupación corra por sus venas. ¿Por qué lo miraban así? se decía el chico para sus adentros. Cuando se da cuenta ya habían llegado a la puerta del cuarto, estaba tan sumido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta que seguía caminando detrás de Mel.

La habitación parecía bastante antigua, como si nadie la hubiera limpiado en años, los muebles estaban llenos de polvo, un par de tela de arañas por aquí y por allá. El cuarto era bastante amplio, por supuesto que limpio se vería mucho mejor.

- ¿Que mugre no? Deberíamos limpiar todo esto no crees?- dijo el chico mientras iba observando cada rincón de la habitación.

-Si, tenés razón.- Dejando la valija a un lado y tirando la mochila encima de la cama. Luego se tira como un peso pesado en la cama.

-Al parecer ya te adueñaste de esa cama.- Se ríe levemente-estoy algo cansado, mejor me acuesto así dentro de un rato entramos a clase a full.- Acostándose en la cama de al lado -.

Ambos duermen plácidamente en ahora su "nueva habitación", un poco más tarde se despiertan, se dan cuenta de que solo faltan 5 minutos para entrar a clases, se levantan de un salto, se visten el uniforme muy apurados y salen a toda prisa.

-Dale Mel que llegamos tarde, corre un poco mas rápido.- Le pide entre dientes-.

-Eso estoy intentando, no me presiones.- Lo observa de reojo-.

Cuando llegan el profesor estaba por cerrar la puerta, los fulmina con la mirada, avergonzados entran al aula, casi ni podían respirar, les faltaba el aire, les había costado trabajo poder encontrar el salón asignado.

-Llegan justo a tiempo Señor Sam y compañía.

Al escuchar su nombre dicho por el Profesor una sonrisa de oreja a oreja resurge de el y se sienta con una sonrisa al lado de Mel, ella lo miró feliz porque el lo estaba, pero algo pasaba todos los otros alumnos lo veían con una cara fea, mirada de asco.

-No entiendo porque me miran tanto, tengo cara de payaso o tengo algo sucio en la cara?-Tocándose el rostro buscando algún indicio de suciedad-.

-No te preocupes, no tenes nada solo presta atención a la clase.- le regalo una media sonrisa-.

Al momento del recreo ambos salen del aula para comer algo, caminan juntos, Sam nota como las miradas se posan en el, no puede evitar sentirse incomodo, ¿Cómo no estarlo? Si la mayoría del tiempo lo estaban juzgando con la mirada por algo que ni el mismo sabía. Antes parecían ni siquiera notarlo, ahora lo miraban por demás, como si el fuese un bicho raro. Luego de terminar de comer, se dirigen a la oficina de la directora.

-Má, noto algo raro, en este colegio la gente me mira raro como si fuera o tuviera algo en la cara. -Dice con la voz cansada.

-No no no no y no, aquí mas que tu madre soy tu directora y necesitas mostrar respeto. -Dijo borde. Sam pone los ojos en blanco.

-Bueno señorita directora.- Lo dice con una mirada de sarcasmo.

- Volviendo al caso, no tienes porque preocuparte no es nada, es raro para ellos ver estudiantes nuevos, nada fuera de lo normal.

Frustrado, sin tener respuestas decide salir de la sala con su amiga siguiéndolo detrás. Tranquilos y sin apuro caminaban por el campus, sin cruzar palabras, sin dirigirse siquiera una mirada. Los dos se detienen en seco cuando los típicos "busca pleitos" lo acorralan.

-Largo de aquí, queremos hablar con este.- Mel los fulmina con la mirada.

Se llevan al chico a la fuerza, a un lugar alejado de la vista de todos los estudiantes. Sam no entiende nada, está un poco aturdido por todas las preguntas que le lanzan, lo tiran al piso, ¿Por qué le pasaba esto a el? El pobre solo quería ser un estudiante como todos, caminar sin ser juzgado, estar tranquilo y no tener pleitos con nadie. Pero al parecer eso quedaba para otros.

- ¿Qué haces aquí? No eres como nosotros, debes irte.- Sam no responde. Le dirige una mirada a sus compañeros.- Démosle una lección para que aprenda, aquí no es su lugar.

Se acercan lentamente para darle una golpiza. Los estudiantes avanzan sobre Sam, transformándose en una especie de lobos. La cara de sorpresa del chico tirado en el suelo es inigualable, no puede creer lo que esta viendo, no entiende nada de lo que esta pasando, no sabe si lo que esta mirando es siquiera real o si su mente le esta jugando una muy mala pasada, estupefacto, no sabe como reaccionar, no puede moverse, es como si su cerebro le mandara una orden a su cuerpo y esta no obedeciera. Los lobos se aproximan, ferozmente comienzan a morderle los brazos, un grito desgarrador de dolor ambienta todo el lugar, solloza mientras intenta a duras penas pedir ayuda. Cuando el chico se daba por perdido, una silueta renace arriba en el techo, mirándolos fijamente. El lobo que aparentaba ser más grande que los otros, suelta un fuerte aullido asustando a los agresores del joven. Sam queda adolorido y confundido en el frío suelo observando la silueta del feroz lobo...

AldhaferaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora