Valiente

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Llene mi mochila de viaje, solo con lo indispensable, mis zapatos, mi ropa y nada más. Me detuve un segundo a ver aquel lugar lleno de recuerdos, mientras sostenía mi equipaje, la habitación estaba vacía, Jazmín deambulaba por el cuarto tomando sus cosas.
Al final solo quedaron los muebles y los libreros, Jazmín me miro con su maleta hecha, me arrodillé y mire al suelo, puse mi mano extendida sobre el, lentamente, y dije-Fairfy u poh punek -que significa "vuele a mis manos". En seguida, todos los muebles desaparecieron, los libros se se esfumaron, todos convirtiéndose en un polvo rosa que impregnó el piso y luego comenzó a desaparecer, moviéndome hacia mi mano. Un fuerte sonido de cristal rompiéndose alerto a Jazmín, me levante del suelo lentamente, con una bola blanca repleta de letras en mis manos, abrí mi bolsa y me dispuse a guardarla, pero entonces pensé un segundo y volví a cerrar el broche de mi bolsa, arroje la esfera a Jazmín diciendo -sera mejor que tu la lleves
-¿estas seguro? -preguntó
-claro, ahora es tuya, fue por lo que quisiste esta habitación en primer lugar-entonces la guardo en su bolso y se dirigió a la puerta, la cual abrí para que saliera.
En el pasillo, se encontraban Óscar y Saac, empujándose para poder con sus enormes equipajes, Kiven iba hasta el frente, con una enorme bolsa cargada de oro y joyas, Kael salia de la puerta que llevaba a la bodega, con una mochila cargada de provisiones, un cofre con las piezas y la pieza con la esfera de cristal en la mano
-Kael, tal vez debas darme esa cosa-dije extendiendo la mano hacia él , me dio la pieza y la guarde envuelta en mi ropa.
En la cubierta, nos esperaban Ashira, Quetzalcoatl, Gaia, Alba, con sus escasos equipajes y Peit con un cofre de madera y una mochila. Todos bajamos de el barco, sabiendo que no lo veríamos de nuevo, caminando hacia el mar, en que nos esperaba nada mas y nada menos que el fin de nuestro viaje. desembarcamos en Connecticut, para tener una ruta directa hasta el estado de Nebraska, por lo que había escuchado, habían tenido problemas para la construcción de una máquina en Omaha, así que nos dirigimos rápidamente a ella, montados sobre Kael a suficiente altura para que nadie en ese país pudiese notar una criatura enorme surcando el cielo. Al llegar a las afueras de la ciudad, pedí a Kael que aterrizará en la zona deshabitada, a partir de ese punto todos caminamos hacia la civilización, en ella, por alguna razón, la gente iba muy deprisa, tanto que eramos movidos a merced de las grandes masas, todos parecían no comprenderlo, tal vez por que eramos hombres que no estaban acostumbrados a una vida tan acelerada, en fin, la gente me movió tan rápido y tan fácil que al salir de aquel tumulto de gente, no sabia en donde estaba, el lugar ya no era tan bullicioso, ahora, las personas estaban escasamente repartidos en el camino de tierra entre las casas de madera con letreros encima, bancos y tiendas, el lugar era extraño los hombres con sombreros y botas llegaban en sus caballos a el pueblo, ahí los ataban y entraban a hacer negocios, hombres extraños, era un mundo diferente, la situación parecía bastante entretenida de ver y difícil de vivir, probablemente por que llegábamos en una época en que Estados Unidos trataba de expander sus fronteras hacia el oeste, "el oeste " tal vez por eso tú , tú mi querido y escaso lector, conozcas en tu tiempo a esta época como "el viejo oeste".
Di vueltas observando el panorama, para darme cuenta de que no solo no sabia donde estaba, si no que tampoco tenía ni la más mínima idea de donde estaban mis amigos, y al no saber cómo encontrar a ninguno, decidí que lo mejor sería buscar un punto alto desde el cual pudiese localizar a mis compañeros, así que solo dirige mi mirada hacia el horizonte oeste, encontrando una montaña fuera del pueblo. Mientras tanto, Alba, recordando el consejo de buscar un punto alto, compro un caballo y se dirigió a la misma montaña, pero ella llego mucho antes que yo, principalmente por que tenía un caballo y una brújula, además de que no cargaba con tanto equipaje, a mitad de camino se topo con unas barras de metal clavadas al piso, igual que yo lo haría después, estas llevaban al pie de la montaña, en donde se encontraba un gran agujero. De repente, un fuerte sonido de exploración se escucho, proveniente de la montaña, seguido de la huida de cientos y cientos de animales, un bisonte corrió en dirección a Alba, la cual, al verlo bajo del caballo y lo calmo, probablemente le pregunto que pasaba y el animal respondió con un bufido agitado, Alba sostuvo su cara y lo miró a los ojos, mientras su respiración se hacia cada vez mas lenta, hasta que este estuvo completamente en paz, Alba lo soltó y se marchó en su caballo hacia el agujero del que provino el sonido y noto que este provenía de aquel agujero, en el cual, se terminaban aquellas barras de metal, justo ahí, algunos hombres asiáticos colocaban el metal en el piso y metían grandes cargas de pólvora a la montaña, Alba, corrió a pisar la mecha ya encendida que dirigía a el interior de ese boquete, lo cual extraño a los hombres que estaban trabajando en esa construcción
-¿¡que rayos creen que hacen!? ¡Hay animales que viven en esta montaña! -grito Alba, los hombres no mostraron ninguna responsabilidad, tan solo parecían confundidos, de una carreta, salio caminando un hombre uniformado
-¿¡Que rayos hacen!?.... ¡quiten a esa santurrona de ahí!-grito sacudiendo su sombrero, los obreros no hicieron ningún caso, así que el hombre saco rápidamente un revólver, objeto desconocido para Alba y le apuntó - me temo que debo pedirle que se retire, estamos tratando de construir un túnel aquí, mi compañero es el único que puede comunicarse con estos esclavos y para su desgracia, salio en busca de mas pólvora y no podemos perder mas tiempo... Le aseguró que si la matara aquí, ninguno de estos hombres se lo contaría a nadie, así que le aconsejo que reconsidere irse de aquí en tres... -Alba solo se quedo quieta, temblando -dos-ella no se movió, aunque tenia cada vez más miedo, el hombre tiro del martillo de su arma con el pulgar-uno-dijo en voz baja, tirando de el gatillo, un sonido de exploración hizo caer a Alba al suelo, seguido de otra explotación y de un fuerte sonido metálico, Alba estaba arrodillada, temblando, muerta de miedo, a esas alturas no sabia si el arma le había dado o no, con dificultad por el temor, alzó la mirada del suelo y miro hacia su agresor, pero no lo vio, tan sólo vio unas botas de cuero, dentro de las cuales se encontraba un hombre delgado y armado que le daba la espalda, apuntando con una revolver en su mano derecha a el hombre uniformado. El silencio era total, Alba solo escucho el inhalar de su salvador, miro hacia arriba, levantándose, noto que este era un hombre rubio, con ropa de vaquero, un sombrero que llamo su atención, no por la forma de este, era un sombrero como el de cualquier vaquero, pero de el, sobresalían dos orejas como las de un lobo. Por encima de el flotaba el humo de su cigarrillo y a pesar de que estaba en peligro, este no reflejaba ninguna señal de temor, era un héroe hecho y derecho, o eso pensaba Alba
-¿Cómo has hecho eso? -pregunto el uniformado asustado
-Dos hombres contra una señorita, debería darles vergüenza - dijo la voz de un joven seriamente, parecía bastante arrogante y megalómano
-¿Cómo lo hiciste? -preguntó de nuevo el hombre sin poderse mover
-¿Qué cosa?-dijo el joven, molesto de ser interrumpido
-Acabas de parar una bala con otra bala-dijo señalando a un extraña pieza de plomo plana en el suelo
-¿eso? Ja, es lo que pasa cuando sabes usar el arma en tus manos... Cambiando de tema, no se si lo sepan, pero esta es mi montaña y ya le dije cientos de veces a su compañero que sera mejor que la rodee, por que no pienso dejar que su estúpido ferrocarril atraviese mi propiedad, así que si no quiere ver otro truco de mi revólver, le aconsejo que se largue-el hombre dio un paso hacia atrás horrorizado y levanto su nerviosa mano señalando a el joven
-t... Tu eres ese asesino... El hombre a quien llaman el ermitaño
-¡Soy un ermitaño, pero si vuelves a llamarme asesino te vuelo los sesos! -Grito furioso el joven
-Me dijeron que eras fácil de hacer enojar... El presidente ha accedido a comprar tus tierras y...
-No se por que sospecho que si les doy mis tierras terminarán siendo un desolado paisaje de humo y cenizas-un fuerte silbido paro su diálogo, la tierra se estremeció y una enorme maquina de metal se apareció en el horizonte, moviéndose rápidamente hacia ellos, pero el hombre no se movió, a pesar de que el tren se detuvo justo frente a el, apagando su cigarrillo. De la maquina comenzaron a bajar hombres descargando el hierro en unos segundos, estos hombres no eran esclavos asiáticos, sino americanos armados y bien pagados, uno de los hombres, también estaba uniformado
-¿que ha pasado? -pregunto-paraste otra vez la producción, a este paso le darán el contrato a Central Pacific
-Es el ermitaño del que hablaban, se niega a vender sus tierras -dijo el otro hombre uniformado
-pues liquidalo-dijo ordenando a señas a sus hombres que sacaran sus armas, estos obedecieron y en un instante, un centenar de cañones se dirigían a el joven rubio, Alba noto que este estaba apretando fuertemente su mano izquierda, pero enseguida suspiro y la volvió a abrir relajado, guardo su arma, tomo su cigarrillo apagado, lo arrojo al piso y saco de la bolsa del pecho de su camisa una cajetilla de cigarros, la volteo y le dio un ligero golpe en contra de su mano izquierda, saco un cigarrillo, lo puso en sus labios, devolvió la cajetilla a su camisa y llevo su mano derecha a su bolsillo, saco un encendedor recargable y lo destapó con la misma mano, le dio un golpe a la rueda dentada y encendió su cigarrillo con la flama, guardo su encendedor y puso la planta de su pie en el frente del tren que estaba a unos centímetros de el
-de verdad no me gusta que hagan eso-y como si nada estiro su pierna descarrilando el tren, que se había movido varios metros hacia atrás, este se tambaleo un segundo y luego cayo al suelo. Los trabajadores se quedaron boquiabiertos, el hombre les dio la espalda despreocupado, tomo su arma y se llevo la mano derecha a el sombrero para bajarlo, entonces alba por fin lo vio de frente, la nariz de este era como la de un perro, sus orejas también, pero a pesar de su rareza, era bastante apuesto, con unos extraños ojos de color miel que oculto bajo su sombrero, su cuerpo era delgado, no parecía muy fuerte, pero por alguna razón, parecía estar hecho a base de los hombres mas masculinos que han pisado nuestro mundo

La Maldición Del Caballero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora