-Buenos días, dormilona -Anunció una silueta que logré divisar al abrir lentamente los ojos en aquella rara camilla. Era Connor.
-¿Que pasó? -Pregunté extrañada al mismo tiempo que intentaba ponerme en pie, como si hacer eso fuera a hacer que recobrara más la visión.
Al frotarme un poco los ojos acompañado de un intenso dolor en mis brazos, logró que arrojara un largo quejido. Quité mis manos de mis enormes ojos azules, que ahora se encontraban llenos de lágrimas a punto de brotar de ellos.
Me llevé una mano a la boca al darme cuenta de la desgarradora imagen con la que me encontré: Connor estaba lleno, otra vez, por profundas marcas, carnosas, ocasionadas seguramente por aquellos filos con vida, que habitaban en mí.-L-lo siento tanto, en serio, yo hice esto, ¿Verdad? -Traté de disculparme, pero sentí que mis disculpas, parecían vacías ante el atroz hecho que había cometido inconsciente.
-No te disculpes. Una mentira sobre quién era yo durante 10 años, no tiene perdón -Se levantó del asiento en donde se encontraba cuando desperté. -Crage te está esperando -Dijo dirigiéndose hacia la enorme puerta de metal de la amplia habitación, que ahora se convertiría en mi mayor pesadilla.
Un leve golpe en seco cuando Connor cerró la puerta, abrió pasó a un denso silencio en el cuarto.
Entre lágrimas de culpa, intenté levantarme de la camilla. Después de varios intentos y quejidos de dolor, originados por mis brazos, pude ponerme en pie, colocándome un extraño par de zapatos que se encontraban en el suelo. Me quedaban a la perfección.A pasos cortos y dolorosos, logré apoyarme en mis dos pies y caminar hacia la puerta de donde había salido Connor.
Al cerrar la puerta detrás mío, me di cuenta que Reid se encontraba apoyada a lado de ésta, con su misma posición "brabucona", esperando a que saliera.-¿Y te sientes...? -Preguntó esperando a que completara lo que quería decir.
-Creo que bien. ¿Que me hicieron? -Interrogué asustada ante la posible respuesta.
-Te diré mientras mueves esas piernas esqueléticas hacia la sala de juntas, donde se encuentra Crage. -Me dijo, mientras comenzaba a caminar enfrente mío, esperando a que fuera detrás de ella.
Recorriendo el mismo pasillo frío sin aparente fin, Reid comenzó:
-Debido a que los Ikon querían salir, (cosa que jamás había pasado)...
-¿Ya habían hecho esto con alguien más antes? -La interrumpí.
-¿Es costumbre tuya no dejar hablar a las personas? -Contestó en tono molesto, pero sin aparentar enojo, o eso quería creer. -Bien, como decía: Los Ikon querían salir de los orificios, aún cuando los clavos que te colocamos John y yo estaban instalados en ti. Esto quiere decir que su tamaño es aún mayor que cualquier otro Ikon que hayamos visto por aquí.
Giró para verificar mi expresión ante aquel horrible anuncio. Pude sentir mi rostro con falta de color, en pánico por lo que pudo haber pasado en aquella operación.
-Tuvimos que aplicarte ese líquido rosado, que se puede comparar o semejar a la sensación que produce quemarse la piel al punto de retirarse como si fuera una calcomanía. Es decir, de los dolores más intensos que te puedas imaginar.-¿Como sobreviví? -Pregunté, completamente impresionada del dolor que producía aquel líquido, el cual, era solo el principio de la segunda operación.
-Para eso, necesito concluir con mi historia. -Dijo ente dientes. Esta vez sí parecía molesta. Traté de contenerme y no hacer más preguntas.
-De acuerdo, niña fresa. -Dirigió retomando camino a la sala de juntas. -El líquido rosa, al que nosotros llamamos "I-Mortis", tiene la función de "anestesiar" a los Ikon, y así poder empezar con la verdadera acción. -Sonrió. -Los Ikon son tan fuertes que se necesita toda una jeringa del "I-Mortis" para anestesiar un solo Ikon, así que disculpa por tener 8 orificios en total.
-No es tu culpa. -Dije algo angustiada.
-En fin, después de aplicar el líquido dentro de cada orificio, proseguimos a sacar cada uno de ellos. Sin embargo, se podría decir que dan su último aliento ante la anestesia, es por eso que lograste ver su extraño movimiento al salir de su "madriguera". Proseguimos a aplicar un aparato, inventado por tu "querida amiga Kelly".
-No es mi amiga. -Repliqué molesta, pero al mismo tiempo decepcionada.
-Sarcasmo, niñata. -Contestó con una sonrisa forzada en su rostro.
Doblamos una esquina, estaba a punto de preguntar cuánto faltaba hasta que una puerta de metal, futurista, con un letrero en la parte superior con las palabras "sala de juntas" grabada en ella, contestó mi pregunta.
-Bien, llegamos. John tendrá que contarte el resto. -Dirigió mientas abría la puerta y me cedía el paso para entrar en la habitación.
El ruido de la puerta automática, se escuchó detrás de mi. Me encontraba en una habitación oscura, llena de pantallas alrededor de ella y una enorme y larga mesa en el centro de ésta.
John salió de una puerta común y corriente del lado izquierdo, sosteniendo una carpeta, con papeles en abundancia.-Buen día, Señorita. -Dije con una larga sonrisa de oreja a oreja, haciendo que me confundiera ante su reacción.
-¿Hice algo? -Pregunté asustada ante su extraña expresión.
En lugar de responder mi pregunta, colocó los papeles en la mesa apresuraradamente, se encaminó a paso acelerado hacia mí y me dió un fuerte abrazo. Al tomarme por sopresa, abrí los ojos como platos y aunque fuera un poco tarde, le devolví el abrazo sin entender la razón del por qué lo hacía.
-Eres maravillosa, una joya. -Dijo reflejando total excitación y emoción por lo que estaba a punto de decir, mientras me tomaba ambos brazos con su manos. -No solo sobrevivió, Aria, ¡También desarrolló algo más, que nadie jamás en la historia de esta organización había desarrollado! -Dijo dando sobresaltandose y enfatizando cada palabra conforme la iba diciendo, gritando cada vez más alto.
-¿Q-Que? ¿De que habla, director? - Pregunté atónita, pero con muchísimas dudas bailando dentro de mi cabeza.
-Toma asiento, ven ven -Pronunció emocionado, dirigiéndome a uno de los muchos asientos de la enorme mesa.
Tomó asiento al frente mío, Reid al lado de mi, recargandose en la silla hacia atrás, haciendo que esta quedará inclinada, al punto de parecer que iba a caer al suelo, apoyando los pies sobre la mesa.
Crage tomó aire tratando de controlar su emoción. Aclaró su garganta, preparándose para lo que parecía, ser una larga historia.
-Usted se desmayó, Señorita Green, pero nosotros creíamos que había muerto, lo dábamos todo completamente por perdido. Por más que agitabamos su cuerpo e intentabamos hablarle a gritos para que despertara, la pantalla marcaba que no tenía pulso, señorita, ¡No tenía pulso! -Gritó las últimas 3 palabras con una enorme sonrisa en su rostro, mientras que para cualquier otra persona normal, escuchar eso sería la peor noticia del mundo. -Después de 3 eternos minutos, su pulso comenzó a acelerarse de golpe, no entendíamos ninguno de nosotros que estaba pasando, nuestra mirada estaba fija en la pantalla. El pulso aumentaba considerablemente y sin parar, cosa que también nos preocupaba, ya que su pulso no era para nada normal. -Se acercó con un solo movimiento, tomando mis manos. -Señorita Green, ¡Nos estábamos perdiendo de un espectáculo totalmente impresionante detrás nuestro!, Cuando Connor se percató de los extraños ruidos que empezaron a producirse detrás nuestro, Reid y yo, parecía que hubiéramos visto al mismísimo fantasma de Canterville: Solo imaginelo, señorita, ¡por Dios! -Decía cada vez más emocionado -Los Ikon "regresaron" de la vida, comenzaron a levantarse, como si jamás les hubiéramos aplicado el "I-Mortis", temíamos más por usted, que por nosotros, ya que empezaron a acercarse a su piel, al mínimo toque de uno de ellos, despedazaría su piel por completo, pero, ¡SEÑORITA GREEN!, Desarrolló un extraño mecanismo en el que, la piel al ser estimulada por el toque de una de estas, una capa de color azul, tan fuerte como el diamante, comienza a cubrir el área por el que los Ikon comienzan a pasar, ¡SIN CREARLE ALGÚN TIPO DE DAÑO!. ¡¿SABE LO QUE ES ESTO?! -Preguntó tan emocionado que parecía que sus ojos se saldrían de sus órbitas.
-Tienes el poder de manipular a los Ikon. -Concluyó Reid, retomando una posición normal y con completa seriedad en su silla -Puedes sostenerlos con tus propias manos si gustas. Me impresionas, niña fresa.
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Solía ser humana (En Edición)
Science FictionLa vida de Aria, una adolescente de 16 años, cambió por completo cuando un día ordinario se convirtió en una serie de secretos, lágrimas y sangre. Ahora, nuestra protagonista tiene que afrontar su maldición.