Procedimos a tomar asiento, los 3 reunidos en una misma sala.
-Realmente no entiendo que sucede; bueno, en realidad no sé nada desde hace poco. Solo recuerdo ser normal con mis amigos, tomando una clase normal...-Comencé a lamentarme.
Reid pasó justo al lado de mi asiento. Al presenciar que estaba a punto de las lágrimas, me tomó con brusquedad de ambos hombros e hizo que nuestras miradas quedaran de frente.
-Si sigues lamentándote de esa manera, no vas a llegar a ningún lado, idiota. -Dijo con una mirada profunda y agresiva, era obvio que para ella, esto no era motivo para llorar. Le molestaba el hecho de verme tan instable. -Con esa actitud tan llorona, vas a acabar muerta aquí.
Miré a Crage, quien se encontraba del otro lado de la costosa y tecnológica mesa, haciéndole una pregunta que por más tonta que sonara, significaba tanto como para marcar mi futuro de ahora en adelante.
-¿No volveré a ser normal?
-Nadie es normal, Señorita Green. Pero lo que si puedo decirle es que, tendrá que cargar con esto por el resto de su vida.
Tomé aire de forma tan profunda que dolía, pero sabía que si lloraba, Reid me lanzaría una gran paliza interminable.
Retiré con lentitud e inseguridad las toscas manos de Reid, apartandolas y devolviéndolas a su costado. Recorrí la futurista silla hacia atrás y proseguí a ponerme en pie para retirarme de la sala.
Ubicaba mis ojos de vez en cuando hacia los lados, creyendo que alguno de los dos impediría que saliera de sala, pero ninguno lo hizo. Me alegré de que así fuera.El mismo pasillo, largo, frío y tenebroso, avanzaba junto a mi mientras caminaba con lentitud y agonía, sin algún lugar a donde ir.
Sentía que iba a explotar, mi cabeza era una bomba de tiempo, mis ojos parecían un río a punto de desbordarse, pero por cierto motivo, algo me decía que no debía hacerlo."Con esa actitud tan llorona, vas a acabar muerta aquí..."
Después de caminar por largo rato, sentí que una luz natural alumbraba mi casi lloroso rostro. Las lágrimas dejaron de pedir salir y mi ánimo se volvio tenso y serio al darme cuenta de lo que veía. La salida.
Mi corazón se aceleró, una extraña sensación recorría mi cuerpo, como si algo malo fuera a pasar si salía de allí, aunque obviamente quería hacerlo.
Pasos lentos, entrecortados e inseguros, no me dejaban correr hacia la salida. ¿Por que me sentía así?, ¿Por que simplemente no podía correr y salir de ese extraño lugar de una vez por todas?, ¿Que diablos me impedía correr sin rumbo hasta encontrar el camino de regreso a mi acogedor hogar con mi nana?.
Conforme seguía encaminandome al enorme portón entreabierto, más ganas de llorar sentía.-Nana...¿Por que no puedo ir hacia ti?
Los sollozos se convirtieron en un mar de lágrimas, caí al suelo de rodillas, sin darme límite a mi inexplicable dolor.
Me interrumpí de golpe al darme cuenta que el portón cerró en un estrepitoso y aturdidor golpe. Giré la mirada con brusquedad hacia arriba, tratando de que mis nublados ojos me permitieran ver.
-A veces es agotador verte ser tan sensible, ¿Algún día dejarás de ser tan llorona?
Me levanté en un solo movimiento al percatarme de la cara molesta de Connor, quien se encontraba al lado del portón, después de haberlo cerrado. -Casi te nos escapabas. Como un animal en una jaula donde alguien olvidó cerrar -Continúo, dirigiéndose justo enfrente de mi.
Limpié mis lágrimas con la palma de la mano, avergonzada de la escena que acababa de presenciar mi ex amiga.
Connor se encontraba tan cerca de mi que incluso podía ver la suciedad de la bandita anti-heridas en su mejilla. Nuestros rostros se encontraban a solo unos centímetros de distancia. Su respiración, constante y profunda, podía sentirse en mi piel.
Mis latidos eran acelerados, parecía que estaba a punto de atacarme.
Connor no pronunciaba ni una sola palabra, solo posaba su pesada mirada en la mía. Estaba a punto de decir algo, cuando me interrumpió:
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Solía ser humana (En Edición)
Science FictionLa vida de Aria, una adolescente de 16 años, cambió por completo cuando un día ordinario se convirtió en una serie de secretos, lágrimas y sangre. Ahora, nuestra protagonista tiene que afrontar su maldición.