15.- Cúig cinn déag

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La noche aún estaba sobre sus cabezas. La obscuridad seguía espesa pero Daryl lograba ver todo. 

  — Deberíamos volver al pueblo para buscarla ¿No crees?— Preguntó el pequeño 

  — No, esperemos. Ella sabe dónde estaba el auto.

Carl bajó la mirada y miró el arma que tenía en las manos. 

  — Yo creo que debemos luchar— Habló Carl

  — ¿No te bastó con el peligro que vivimos hace rato? 

  — Solo creo que debemos defender a los nuestros 

Daryl miró al niño, era muy valiente y parecía consciente de lo que decía. Ahora él parecía un cobarde que no quería volver a la guerra.  

  — Está bien pero vamos a ser cuidadosos, le prometí a tu padre que te cuidaría... 

Carl asintió y cargó el arma. Daryl deslizó su ballesta de su hombro y se puso en guardia.

  — Vamos— Habló el arquero 

Juntos caminaron de regreso al pueblo. 





Michonne tomó su katana y la miró, estaba intacta. Sonrió, tenía de regreso su arma. Un sonido la alertó. Alguien estaba yendo a donde ella estaba. 

Se acercó a la puerta, iba a Luchar. Intentó agudizar su oído para saber quién era la persona. 

  — No sabemos nada, gobernador. Todos huyeron y no vimos a nadie. — Decía la mujer

  — Las personas están asustadas, ¿Qué debemos hacer?— Preguntó un Hombre

  — Llamen a todos para una junta, vamos a hablar sobre esto — Dijo otro hombre 

Michonne corrió hacia una habitación y cerró la puerta. Pensó que era mejor esconderse antes de luchar. 





Daryl y Carl entraron al pueblo de nuevo y corrieron a un lugar oscuro. Todos se veía tranquilo.

  — ¿Donde están las personas?— Preguntó Carl 

  — No lo sé, seguro están con Michonne. Corre.— Dijo Daryl  

Ambos corrieron a otra casa .

  — Debemos estar alertas, porque...

— ¡Daryl!...— Gritó el pequeño 

Un hombre había tomado a Daryl del cuello. Carl lanzó un tiro que golpeó el brazo del arquero. Otro hombre llegó corriendo y tomó a Carl.

  — ¡Daryl! ¡Daryl! 

El arquero no podía hablar, apenas y podía respirar. Carl comenzó a patear y tratar de liberarse. Daryl no aguantaba más, comenzaba a ver manchas negras a su alrededor. Estaba asfixiándose. 

  — ¿Qué están haciendo?— Preguntó una mujer 

  — Son los intrusos— Dijo el que sostenía a Daryl 

  — Tráiganlos, hay una junta— Dijo la mujer 

Carl intentó luchar pero razonó. Si escapaba Daryl quedaría solo en ese lugar, no habría nadie que lo ayudara. Además no sabía si iba a poder huir solo. 





Michonne corrió por el patio y se ocultó detrás de un gran bote. Vio a dos hombres cargar a dos personas, una de ellas parecía muerta. 

— Daryl— Susurró al verlo 

Tomó su katana y corrió hasta ellos. Pero antes de que lograra cortarle algo a alguien, otro hombre se abalanzó sobre ella. Era joven pero ágil. Ella comenzó a luchar pero el hombre era más fuerte. 

Carl aprovechó la distracción y comenzó a luchar para liberarse. Daryl no podía hacerlo, se había desmayado por la falta de aire. El hombre que lo cargaba lo dejó en el suelo y comenzó a ayudar al joven que peleaba con la morena. 

Carl se liberó al fin y tomó la ballesta de Daryl, la cual estaba en el suelo. 

  — ¡Déjenla! — Gritó el menor

Los hombres miraron al pequeño y Michonne no desaprovechó el momento. Empuñando la katana con fuerza incrustó el metal en el pecho de uno de los hombres. Luego Carl lanzó una flecha que se clavó en el corazón del otro. Ahora solo quedaba uno, y sabía que le darían una paliza. 

Michonne y Carl le apuntaban con sus armas dispuestos a hacer lo que fuera para salvarse. 

  — ¡No, por favor! ¡Déjenme ir! 

Carl cargó la ballesta y Michonne se acercó para darle fin a la vida del hombre que los había tratado de llevar a su muerte. 

  — No lo hagas— Habló Andrea 

Michonne y Carl la miraron. Andrea estaba acompañada de un hombre con mirada de loco. Michonne sabía quién era: El gobernador. 

MI SALVADOR. (Rickyl) (TWD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora