Abrí mis ojos logrando ver algo borroso... un techo blanco. Probablemente él de un hospital, a mi lado estaba Violeta profundamente dormida en un pequeño sofá que adornaba la gran habitación. Inspeccione mas todo con la mirada, las ventanas estaban cerradas pero se logro notar que afuera aun era de noche, al frente un viejo televisor que de seguro ya no funcionaba y justo al lado de él, la puerta. Mire mi cama, estaba tapada con la manta que usábamos Vio y yo de niñas, ella la había traído para mi.
Saque mis brazos de abajo de la manta para estirarme un poco y logre ver mis brazos vendados.
-Demonios.- susurré.
Mire de nuevo a Vio y su maquillaje estaba corrido. Me había descubierto, después de años alguien se tenia que dar cuenta. Debería ir a buscar algo de comer para ella cuando despierte, algún dulce o postre para que no se enfade demasiado conmigo.
Me levante con cuidado de mi cama, quitándome él cable que unía mi dedo índice con él aparato que da los signos vitales y comencé a caminar a la puerta saliendo con cuidado de no despertar a violeta, no sabia si la cafetería estaría aun abierta a esta hora pero por lo menos iría a dar un vistazo. Camine por un largo pasillo hasta él ascensor donde había un pequeño mapa del hospital, en él busque la cafetería y resultaba estar en él primer piso, pulse él botón para bajar a la primera planta del hospital y al abrirse las puertas me tope con una enfermera al parecer.
-Que estas haciendo aquí a esta hora?-dijo ella mientras me veía entrar al ascensor.
-Quería ver si la cafetería estaba abierta.- le Sonreí y luego seguí mi camino.
Esta bien pero si necesitas algo mas después podrías llamarme y yo te lo llevaría a tu habitación.- sonrió igual y se fue a la recepción.
-Puedo caminar, no soy invalida.- susurré y acelere mi paso hasta ver una gran puerta que decía comedor, "ooh raios, no hay cafetería solo comedor" Reí y entre al lugar, había una señora baja y algo canosa sentada detrás de la barra de comida que amablemente me pregunto si necesitaba que hiciera algo por mi, le conteste que no, solo tomaría algo de la barra y regresaría. Tome lo que pensé que Vio querría, una rebanada de pastel de chocolate y un café helado, para mi un cupcake y una leche con chocolate. Le di las gracias a la mujer y camine de regreso a la habitación, esta vez la enfermera que había visto ir a recepción ya no estaba, tal vez fue a atender a otro paciente pensé, no le tome tanta importancia y toque él botón para que él ascensor abriera, mientras esperaba que abriera pose mi mirada en mi cupcake analizando cada pequeño detalle que tenia y saboteándolo, se veía delicioso.
Cuando él ascensor abría de poco en poco y yo miraba hacia él piso logre ver una pequeña mancha roja, detrás de esa otra y luego otra aun mas grande, al final estaba la enfermera tirada en él piso, muerta. Alarmada dirigí mi mirada hacia arriba y lo vi, él hombre que he estado viendo en todas partes últimamente, aun vestido de negro y encapuchado, sostenía un cuchillo lleno de sangre en su mano derecha, no podía ver su rostro pero juraría que me estaba mirando.
No sabia que hacer, intentaria correr, solté la comida que llevaba y cayó al piso, me moví rápido hacia atrás y de nuevo caí, como la ultima vez, cerré mis ojos, sabia lo que me esperaba, tanto había esperado morir de alguna u otra forma pero ahora ya no lo quería, ahora tenia miedo, sentí una pequeña brisa que removió mi cabello y cuando abrí mis ojos él hombre estaba inclinado tomadose con fuerza la cabeza.
-corre.- me dijo él con voz de sufrimiento.
Mis piernas, ninguna parte de mi cuerpo respondía, solo me quede ahí observándolo confundida mientras lo escuchaba gruñir de dolor.
-Que corras maldita sea!- lo dijo con mas fuerza haciendo que saliera de mi estado de confusión.
Me levante rápido y comencé a correr, no conocía este lugar así que solo corrí sin dirección alguna sin mirar por donde iba, cuando me di cuenta había chocado con alguien, era un medico, caí al piso por él impacto.
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∆~Lost in paradise~∆
FantasyDi todo de mi ya en una ocasión, y lo vuelvo a hacer, nada peor a una infidelidad podría pasar. Eso era lo que yo pensaba, nada podía ser peor que los días grises que a diario me mostraba la vida, pero hay algo que nunca pensamos aunque lo veamos a...