La terraza

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-¿Qué haremos? - dije
-No sé - hizo una pausa - ¿Por qué solo yo doy las ideas? - me contestó con un ligero puchero.
Iba a contestar pero en seguida fui interrumpida por alguien más.
-Vaya pero que tenemos aquí - Fede y yo volteamos al mismo tiempo para ver quién era, claro, apánicados - Tranquilos, no voy a decir nada a sus padres, pero no deberían estar aquí.

Fede y yo suspiramos de alivio, ese señor era mayor de edad, canoso y parecía ser un empleado del lugar, bueno, traía un uniforme.
-Gracias señor - dije - ¿Por qué no nos acusará?
-Bueno, sé que no estaban haciendo algo malo, además, son niños después de todo, las travesuras son lo suyo - dijo con una sonrisa en su rostro y una risilla al final.
-Si bueno...solo queríamos ir a la terraza - contestó Fede.
-No planeábamos hacer algo malo, ¿nos deja ir? - le dije al señor.
-Seguro niños, no diré nada, pero procuren ser más cuidadosos la próxima.
-Si - contestamos ambos - Gracias señor.
-Por favor - hizo una pausa - Díganme Alfredo.
Nosotros solo asentimos y corrimos por el aquel hermoso pasillo alumbrado y llegamos a la terraza algo agitados.
Era hermoso, realmente hermoso, el cielo estaba lleno de estrellas aquel día, había una ligera brisa que hacía volar nuestros cabellos y la alberca alumbrada, todo eso en conjunto hacían un gran paisaje, y más porque Fede estaba conmigo, me gusta eso, me gustaba compartir un hermoso momento a lado de alguien que yo aprecio y, que sin el, yo no hubiera estado ahí.
-Wow! Nunca pensé que fuera así de bonito - le dije a Fede. Estaba inspeccionando todo cuando me di cuenta de que Fede no me había hablado desde que llegamos así que voltee para verlo; no estaba, ¿qué? ¿donde se metió este niño? Estaba muy asustada así que empecé a buscarlo. Gritaba su nombre pero no respondía, ni el, ni nadie; estada frustrada, demasiado para ser honesta, así que decidí ir hacia la esquina, es decir a la alberca, me senté, me quité mis zapatos y metí mis pies, estaba sería, pensando en donde podría estar Fede, pensando qué tal vez todo era una trampa y era un chismoso y me iría a delatar cuando siento un empujón detrás mío.
-¡BUU!
Grité, grité muy fuerte y voltee.
-¡FEDERICO! ¿QUÉ TE PASA?
-Ay, ay - no podía con la risa - ay no, espérame Valeria - dijo retorciéndose de la risa, se agarraba su estómago con sus dos manos.
-¿Te parece gracioso? Ve mi cara - le dije muy molesta.
-Pues es eso lo que me da risa - seguía retorciéndose de risa.
-Que grosero eres - reí - pero te veo muy acalorado o no? - seguido de esto lo empujé hacia la alberca.
-¿qué? ¡NO ESPERATE, NO!
Lo agarré de la mano para que no cayera, obvio mi intención no era tirarlo porque no nos convenía a ninguno, pero asustarlo no tenía nada de malo.
-¿Estás loca? ¿Qué te pasa? Pude haberme caído - dijo muy molesto.
Yo no podía con la risa, mis acciones eran igual que las de él y las de él, igual que las mías.
-Cálmate, compórtate como un niño, ya ni yo me enojé tanto - le dije retorciéndome de la risa.
-Como sea, mejor vamos a dar una vuelta a la terraza - dijo ya más calmado y con una ligera risita.
-De acuerdo.
Dimos unas cuentas vueltas y para esto ya se nos había olvidado lo que nos hicimos, al terminar de recorrer cada parte de la terraza fuimos de nuevo a la alberca. Los dos nos quitamos los zapatos y metimos los pies al agua.

-Oye Valeria...
-¿Que pasó Fede? - le contesté.
-Te quería pedir una disculpa por lo de hace rato, normalmente juego así con los niños pero yo casi nunca estoy con niñas y pues...
-No te preocupes - lo interrumpí - está bien.
-De acuerdo - me contestó.
-Yo también te debo una disculpa, pero vamos, no hay que tomarlo tan serio, veámosle el lado bueno, pasamos un buen rato, muy divertido.
-Si - río.
Fede era un niño algo miedoso, pero muy cariñoso, pude observar que se sentía culpable por lo que hizo, por qué lo poco que lo conozco se que respeta mucho a las mujeres, así lo educaron sus papás, aunque no era gran cosa y me pidió disculpas.

Pasó 1 minuto y durante todo ese minuto lo estuve observando, y al momento de verlo a los ojos me daba un vuelco en el estómago ¿qué significaba?, tenía miedo ¿me estaba enamorando?, no lo sé, su rostro se iluminaba debido a las luces de la alberca, tenía los ojos más bonitos que había visto, su nariz tan recta, y su sonrisa, tan perfecta; estaba confundida ¿qué me estaba pasando? Fede solo es un amigo, solo eso.

Una difícil decisión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora