Nueve.

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- Santiago es un estúpido - la voz de Mariana me hace saltar en mi lugar, estamos en la cafetería, es la hora del almuerzo. Cuando le conté como me había ido, lo que le dije a Santiago y lo de él con Alicia se puso a gritar como loca, decía cosas malas de Alicia y buscaba sus imperfecciones.

- Si, tal vez tengas razón - respondo jugando con mi comida.

- No, no es tal vez, es que tengo razón ¿Cómo se le ocurre estar con alguien como ella? Casi le dobla la edad.

- Solo es cuatro años mayor - respondo rodando los ojos al cielo.

- Da igual, pero dime ¿Cómo estas? - ahora su tono de voz ha cambiado por uno más maternal.

- Yo estoy bien.

- Fabiana sabes que no puedes mentirme.

- Es en serio.

- Bueno - responde mi amiga, no muy convencida de mi respuesta - y ¿cómo van las cosas entres ustedes?

- Bien.

- ¡Fabiana!

- No miento - digo alzando los hombros - no voy a negar que algunas cosas entre nosotros han cambiado pero estoy aceptando que era de esperarse, mi relación con Santiago nunca volverá a ser la misma, pero estamos bien.

Todo era cierto, no hablo con él como antes y no salimos como solíamos hacerlo, solo lo he visto en la escuela y a veces saliendo de casa y siempre me saluda con la mano y sonríe. Ahora no lo he visto y eso de alguna forma me alivia ya que estoy lidiando con el hecho de que lo sigo queriendo más que como amigo.

El resto del día pasa a una velocidad que me alegra, terminan las clases y me dirijo directamente a casa, últimamente no he salido de no ser que sea a la escuela pero es que ¿nunca han sentido que lo único que desean es estar en casa?

Estoy casi llegando cuando escucho las llantas y el motor de un auto que se detiene justo en frente de la casa de Santiago, entonces veo el hermoso convertible Porsche rojo y Alicia y Santiago. Ella está manejando y él viene en el asiento del copiloto, está a punto de bajarse cuando ella lo sujeta por la camisa y comienza a besarlo urgentemente, después de casi tres minutos de besos él se aparta y al bajarse me ve. Le regalo una sonrisa, que estoy segura que me salió pésima, pero él parece tan asustado, me ve como si estuviese viendo al mismísimo fantasma de Canterville. Reacciona cuando la chica del Porsche le dice algo, entonces me sonríe, le dice algo a ella y se dirige a paso acelerado hacia su casa.

No sé porque reaccionó de esa manera al verme, parecía asustado, sorprendido, ¿avergonzado?... la mirada que siento que esta clavada en mí me saca de mis cavilaciones, entonces me doy cuenta que quien me ve es Alicia a través de su retrovisor, parece enojada y si sus ojos fuesen balas yo ya estaría en el suelo con un montón de orificios en mi cuerpo. Aun así no aparto mi mirada hasta que ella enciende su auto y se va.

Me enamoré de mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora