5. La verdad

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Me levanté tarde para ir a la escuela, me puse el uniforme y bajé corriendo a desayunar, mamá se quedó tomando café y yo salí corriendo camino a la escuela, cuando quedaban unas cuadras recordé que había olvidado el celular en casa, pero ya era muy tarde para regresar por el, entré al salón y el maestro por suerte aún no llegaba, Naomi estaba guardándome un lugar junto a ella.

- Hola - dije poniendo todas mis cosas en el asiento para acomodar todo

- Otra vez tarde señorita - dijo 

- Me quedé dormida - dije y reímos, eso era típico en mi 

El maestro entró y así empezaba otro día aburrido en la escuela. 

Para la hora del desayuno, bajé y me encontré con Adrián, uno de mi amigos más confiables, ambos teníamos una historia rara, yo lo conocía a el desde hacia mucho tiempo pero el no a mi, y no tenía una buena impresión de el al principio, pero con el tiempo me di cuenta de que era una buena persona 

- Hola - dije y me senté con él 

- Hola ¿que tal el fin de semana? 

- Aburrido, nada muy interesante, salvo que salí con Manuel

- ¿En una cita? - preguntó 

- No fue una cita - dije riendo - Pero fue una buena tarde

- Sigo sin poder creer que te guste - dijo, Manuel era su primo 

- Es lindo

- Pero no es tu tipo - dijo 

- ¿Y como son mi tipo según tú? - dije riendo 

- No se, pero como él no 

Seguimos desayunando y recordé la forma sospechosa de Manuel de actuar el fin de semana 

- Oye tengo una pregunta, ¿supiste qué tuvo Manuel estos días?

- ¿Por que lo dices?

- Fui a su casa y su mamá dijo que estaba mal, y cuando le pregunté me dijo que no era nada importante 

- ¿El te dijo eso? - preguntó incomodo 

- Si, ¿pasa algo malo? - pregunté 

- Yo no debería decírtelo, tal vez tengas que hablar con él - dijo incómodo

- Por favor dime - dije suplicando 

- No puedo, eso es algo que tu tienes que hablar con el, y si el quiere te lo dirá, si no, tendrás que aceptar que el no está listo para decirlo 

- Tienes razón - dije, en eso sonó el timbre y los dos subimos a nuestro respectivo salón, cuando entramos a la clase que compartíamos Manuel y yo y lo vi distraído, durante la clase le pasé un papel que decía. "¿nos vemos más tarde?", el respondió un si. Las clases terminaron y Manuel estaba esperándome afuera del colegio 

- ¿Nos vamos? - preguntó 

- Si - dije y caminé por la banqueta junto a el 

- ¿Estamos en una cita? - pregunta haciendo una mirada acusadora lo que me dió mucha risa, pero en mi interior lo había soñado tanto en que dijera que estábamos en una cita, pero no de esta forma, por eso el momento dejó de ser perfecto 

- Claro que no, solo somos dos amigos que caminan y platican 

- Oh, en ese entonces, amiga que platica conmigo, ¿Qué hacemos aquí?

- Pues hay algo que me ha tenido intranquila los últimos días 

- ¿Sobre qué?

- Sobre tí - dije y se incomodó 

- ¿Qué sucede conmigo?

- El día que fui a tu casa y que tu mamá dijo que estabas mal, se me hizo raro, y luego Adrián me dijo que debía hablar contigo sobre esto - dije, el bajó su mirada, luego suspiró y levantó la cabeza

- Hace un año, fui con mi familia a un parque de diversiones, Adrián y yo nos subimos a una montaña rusa, y cuando bajamos, yo empecé a sentirme mareado, no podía ver nada y empecé a vomitar, me veía muy pálido, entonces dejé que se me pasara y seguí normal, pero entonces empecé a sentirme muy agitado, me desmayé y desperté en el hospital, después de varios estudios, los doctores descubrieron que tenía hipertensión, mi presión iba a estar subiendo constantemente y era algo con lo que tenía que vivir, no me iba curar, pero debía tomar un tratamiento que haría que no me dieran muchos ataques como los de aquel día

- Me dejas sin palabras - dije, no pensé que fuera eso

- Es algo difícil - dijo, tenía una lágrima en los ojos

- ¿Y cómo te sientes? 

- Ahorita bien, el día que fuiste a verme estaba muy muy mal, por eso mi mamá no dejó que entraras 

- Se que esta es una pregunta personal, y si no quieres responderla no lo hagas, pero, ¿Podrías llegar a morir?

- Si, para mi mala suerte tengo que vivir con el miedo de morir algún día 

- Si algún día necesitas algo estoy para ayudarte

- Gracias - dijo y sonrió - ¿Y usted señorita?¿Alguna confesión interesante?

- No - dije, moría de ganas por decir que sí pero no podía, no era ni la situación ni las circunstancias 

- No puedes tener nada que contar, todos tenemos cosas por contar - dijo insistente

- Bueno, pues yo no - dije riendo

- ¿Cómo está tu mamá? - preguntó

- Tiene días buenos y malos, pero aprendemos a sobrellevarlo

- ¿Y tu como estás?

- Yo aún no defino, en esta situación soy yo la que se tiene que hacer la fuerte, entonces eso no deja que yo me deprima mucho, porque ninguna de las dos estaría hoy en día si yo me hubiera deprimido como mi mamá

- No me imagino por lo que mis papás pasarían si muero - dijo con una mirada que no supe descifrar

- Pues debes ser optimista y pensar que eso no va a pasar

- Supongo que sí - dijo suspirando

- Gracias por confiar en mí

- No tienes que agradecer - dijo - Eres mi amiga

¡AMIGA! tan solo escuchar la palabra me dolía, ahora sabía que yo me encontraba en la friendzone, lo cual no me sorprendía, yo no era el tipo de Manuel, a el le gustaban las chicas superficiales, para el con un par de pechos y buen trasero bastaba; pero escucharlo decirme "amiga" me hacía sentir triste, porque aun quedaba una esperanza en mí, de que el algún día me quisiera, pero esa esperanza se esfumó.

- ¿Quieres ir a tomar algo? - preguntó

- Si, ¿vamos al café? - dije levantando las cejas

- Tu lo has dicho - dijo y nos dirigimos al café, tenía que ver el lado bueno de las cosas, al menos éramos amigos, y no me conformaba pero me gustaba

Tuvimos un típica linda tarde de café, risas y plática, una muy buena combinación, cuando se hizo tarde me dejó fuera de mi casa y el se fue a la suya

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¡No me maten por favor! pero es que las escritoras necesitamos nuestros tiempos de meditación y descanso, me tomé unas excelentes 2 semanas de vacaciones, casi muero pero ahora estoy genial y vengo más cargada de inspiración que nada

¡Hoy me sorprendí al ver que ya llegamos a los 238 lectores! Es espectacular para el poco tiempo que tiene la historia. ¡¡¡Los quiero con mi hígado lectores!!!

Bajo el cielo hay otras locurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora