10.Cuando te derrumbas un poco...(Parte 1)

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Me levanté de un humor bueno, me puse el uniforme y bajé rápidamente a desayunar

- Buenos días - dije sonriendo

- Que buen humor señorita - dijo mi tía

- Hoy es un buen día - dije

- Buenos días señoritas - dijo mi tío bajando por las escaleras y dándome un beso en la frente y uno en los labios a mi tía

- Buenos días - dije

- ¿Vas a ir a la escuela hoy? - preguntó

- Si, después de la escuela llegaré tarde porque tengo que ir a mi casa

- Claro, avisanos en donde estarás  - dijo mi tío

- Si señor - dije imitando voz de soldados y los tres reímos, extrañaba tener una vida de familia, y disfrutaba esto, los dos se preocupaban por mí y me querían, era lo que me faltaba después de mucho tiempo de soledad

- Vas a llegar tarde - dijo mi tía depositando un beso en mi frente mientras yo me colgaba la mochila 

- Que tengan un buen día - dije saliendo por la puerta principal, caminé unas cuantas calles y tomé el autobus, ya que la casa de mi tía y mi escuela no estaban muy cerca

Cuando llegué  a la escuela, pasé a propósito por el área de secundaria, para ver si por casualidad me topaba con Pablo, lo busqué entre todos los alumnos pero no podía encontrarlo, cuando por fin me di por vencida, pasé al baño y cuando salí, me lo encontré ahí parado como si nada, nuestras miradas se cruzaron y el sonrió 

- Hola extraño - dije 

- Hola tú

- Te estuve buscando y no te encontré por ningún lado

- Si, es que estaba abajo 

- Ah, entonces por eso no te encontraba - dije y en eso sonó el timbre de mi clase - Debo subir, nos vemos luego 

- Adiós 

Subí a mi salón y me senté, no puse mucha atención en esa clase porque estaba pensando en Pablo, era muy guapo, y por el poco tiempo que llevaba conociéndolo sabia que era bueno escuchando, aunque había un problema, era menor que yo, y eso era muy raro, aunque no era imposible llevar una relación así

Las clases terminaron y en la clase de Geometría, Manuel se sentó en otro lugar, lo que me sorprendió un poco, pero no me molestó del todo. Caminé a mi casa y en el camino me encontré a Pablo 

-¿Me estás siguiendo? - pregunté 

- Claro que no, tu eres la que me está siguiendo a mi 

- Eso no es cierto - dije entre risas 

Caminamos juntos hasta que me dejó en mi casa, era un buen chico y me hacía reír mucho, pensé que podríamos ser buenos amigos porque éramos muy parecidos, a diferencia de Manuel, a él le gustaban muchas cosas que a mi no y viceversa.

Pasé la mayoría de mi tarde chateando con Pablo y haciendo tarea, el tiempo se pasó volando y cuando menos me di cuenta ya era de noche, no me había percatado de que mis tíos no habían llegado del trabajo, pero supuse que era normal por el trabajo que tenían, y casi como por arte de magia recibí un mensaje de mi tía que decía que iban a llegar tarde porque hubo unos problemas en el trabajo. Me di un baño caliente y después me puse una pijama calientita y me acosté a ver una película hasta que me quedé dormida.

A la mañana siguiente me desperté, y la casa ya olía a comida, era un aroma a pancakes, bajé a la cocina, aún en pijama y mi tía estaba preparando unos pancakes con mermelada y mantequilla 

- Huele muy rico por aquí - dije dándole un beso en la mejilla a mi tía 

- Buenos días

- ¿Cómo te fue ayer? 

- Cansado, enserio hay personas difíciles en este mundo 

- Lo sé - dije suspirando 

- Cariño, ayer me llamaron del hospital - dijo y se me hizo un nudo en el estómago 

- ¿Y que te dijeron?

- Me pidieron que te llevara, a tu madre le haría bien verte 

- No sé si estoy lista para verla, no se en que estado está y no estoy muy segura de si voy a ser paciente para verla - dije con sinceridad, con mi tía siempre decía la verdad, si hubiera sido otra persona le hubiera dicho simplemente que no estaba lista 

- Piensa que sería bueno para ella que la vayas a ver, ella ha estado poniendo mucho esfuerzo en su tratamiento y necesita de tu apoyo más que nunca 

- ¿Cuándo quieren que vaya a verla?

- Hoy en la tarde, me tomaré la tarde libre para llevarte a verla 

- No estoy muy segura 

- Si no lo haces por ella hazlo por ti 

- Lo intentaré, pero no te aseguro que las cosas funcionen 

- Está bien - contestó 

Después de desayunar subí a mi cuarto a arreglarme y después salí de la casa, caminé a la escuela y recibí un mensaje de buenos días de Pablo, lo que alegró mi pésima mañana, durante el camino estuve hablando con el y cuando llegué a la escuela subí directo a mi salón porque ya iba tarde, las clases me pasaron volando porque no puse mucha atención, habían muchas cosas rondando por mi cabeza en esos momentos, y después de pensar en varias cosas, me vino a la mente mi padre, dentro del caos que estaba viviendo, el era una de las cosas más dolorosas por las que tenía que pasar, todos los días el me hacía falta, porque lo necesitaba, y lo necesitaría por el resto de mi vida, no me iba a llevar al altar ni iba ver a mis hijos, no iba a estar cuando me graduara de la universidad, ni me vería cumplir mis metas, esas metas que tanto le prometí que iba a cumplir, y por otro lado estaba mi madre, esa mujer arrugada que había quedado devastada por la muerte del amor de su vida, no la culpaba por estar así de rota, probablemente yo estaría aún más, y al final estaba yo, que era el eslabón fuerte de mi familia, siempre tratando de ser fuerte por todos, pero a veces me sentía rota y explotaba.

Llegué a casa y me acosté a escuchar música para relajarme un poco antes de ir a ver a mamá, después de un rato me puse una blusa y un pantalón bonitos, me hice una trenza y pinté un poco mis labios. Cuando llegó la hora me subí al auto con mi tía y condujo 30 minutos para llegar al hospital, cuando llegamos me hicieron una revisión exhaustiva, dicen que por seguridad de los pacientes porque podrían usar algo para hacerse daño o hacer daño a otros, cuando me revisaron, me llevaron a una pequeña sala, donde había una mesa y dos sillas, una de cada lado, parecía algo como la cárcel, el lugar era frío y con olor a antiséptico, después de un rato entró una enfermera y me dijo que mi madre se estaba preparando, que vendría en unos momentos, yo le agradecí y seguí sentada esperando, no había nada en esa sala, todo era blanco y arriba de mi había una lámpara de luz blanca, después de unos minutos esperando, se escucharon unas voces, y después se escucho el cerrojo de la puerta, y ahí estaba ella...

Bajo el cielo hay otras locurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora