4. La lista

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A la mañana siguiente desperté mucho mejor, me di un baño caliente y me puse ropa cómoda, los sábados mi mamá dormía hasta tarde y yo hacía tarea, cuando se levantaba comíamos algo y si teníamos animo salíamos a caminar o íbamos a ver a mi abuela y si no teníamos ganas nos acostábamos en su cama y veíamos películas todo el día, hoy era de esos días, nos acostamos a ver una película pero no llevaba ni 20 minutos cuando mi mama ya estaba dormida, me paré y fui a mi cuarto, revisé mi celular solo por curiosidad porque en realidad no hablaba con nadie, me senté en mi cama y empecé a ver las marcas de mi crecimiento a lo largo de lo años, unas marcas escritas con crayola, otras con plumón y algunas otras con colores, pero todas ellas escritas por mi papá, observé todo mi al rededor, esta no era la vida que quería para el resto de mi vida, con una madre deprimida y una vida tan rutinaria, a diferencia de toda mi infancia, donde cada día era una nueva aventura, necesitaba empezar a hacer algo para hacer mi vida emocionante de nuevo, entonces se me ocurrió, una lista, cosas que haría antes de morir, tomé un cuaderno que tenía nuevo, esa era una costumbre, compraba cuadernos bonitos y los dejaba en mi repisa hasta que se me ocurría en que usarlo, me senté en mi escritorio y empecé a escribir l lista:

1. Nadar con delfines

2. Acampar en la playa

3. Mirar un amanecer

4. Ayudar a alguien 

5. Dejar ir

6. Perdonar

7. Aprender a patinar

8. Donar sangre

9. Poner un candado en un puente de amor

10. Salvar una vida

11. Cambiar la vida de alguien 

12. Enamorarme 

Era una lista corta, pero eran cosas que me harían encontrarle de nuevo un sentido a la vida, dejé una hoja entre cada cosa de la lista para poner una foto mía haciendo esa cosa, después cerré la libreta y la puse en mi mesa de noche, revisé si mi mamá seguía dormida y dejé una nota diciendo que saldría, me puse unos tenis y salí a caminar, hacía mucho calor y el sol me daba en la frente, me senté en un parque donde había muchos arboles, por lo que había sombra, me recargué en el tronco de un árbol y me puse los audífonos, cerré los ojos y empecé a respirar, después de lo que fue una hora o más, cuando se acabó mi música me paré, sacudí las hojas que se me pegaron y seguí caminando sin rumbo alguno, después de una media hora inconscientemente estuve parada frente al cementerio, me vi tentada a dar la vuelta y regresar a casa, pero ya estaba ahí y no había visitado a mi papá desde su cumpleaños, entré y busqué su lápida, me senté junto a ella y recargué mi cabeza

- Hola papá, no sabes lo difícil que es esto para mi, te necesito mucho, mamá también, ella no ha podido seguir adelante, duerme mucho y no para de llorar - dije y las lágrimas ya estaban cayendo por mis mejillas - Nunca pensé que te irías así de rápido, te quería un poco más en mi vida, te amo papá, ojalá pudiera habértelo dicho cuando estabas vivo, daría todo por darte un ultimo abrazo por pasar una ultima tarde contigo, por favor dame una señal, necesito que me digas que todo estará bien

Pero era obvio que el no iba a contestar, estuve ahí sentada otro rato y empecé a cantar la canción que siempre le cantaba, después estuve en silencio llorando, hasta que las lágrimas dejaron de salir, besé la lápida y me puse de pie, fui al puesto de flores que estaba dentro del cementerio y compre un ramo, las cambié por las que pusimos la ultima vez que venimos y salí de ahí. Regresé a casa y mamá estaba sentada en el jardín con la mirada perdida, si quería que mi vida volviera tener sentido, tenía que darle a la de mi mamá uno, salí con ella al jardín y me senté junto a ella

Bajo el cielo hay otras locurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora