3. Algo no anda bien

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Después de mi tarde de café con Manuel, no habíamos hablado mucho, llevaba 3 días sin ir a la escuela y empezaba a preocuparme, los maestros no habían dicho nada y ninguno de sus amigos había hablado del tema

Salí de la escuela y caminé a su casa, tendría que estar ahí, tocaría a la puerta y si no me habría el, inventaría que le tenía que traer la tarea, me paré frente a la puerta de su casa y toqué el timbre, después de unos minutos abrió su mamá

- Hola - dijo su mamá, se veía cansada

- Hola, ¿se encuentra Manuel? - pregunté educadamente 

- No se siente muy bien - dijo su mamá, tenía unas ojeras muy grandes y se veía cansada 

- Solo quería entregarle unas cosas de la escuela - dije 

- ¿Puedes venir en otra ocasión? No es buen momento - dijo preocupada y escuché unos gritos de dolor - Tengo que irme, ven otro día si?

- Claro - dije y su mamá cerró al puerta rápido, algo no andaba bien y se notaba por la cara de su mamá

Caminé unas cuadras y me topé con una cafetería con decoración de los años setenta, entré, me senté en una mesa con sillón en en forma de la parte delantera de un auto, un mesero se me acercó y tomó mi orden, pedí una malteada de fresa, cuando la trajo me dispuse a tomármela. Me encantaba ir a lugares donde la gente entra y sale, me inspiraba tanto la forma en la que cada persona entraba con una historia diferente, me gustaba verlos leyendo el menú y hacer sus gestos raros cuando no pueden decidir que ordenar, me gusta ver a los chicos nerviosos esperando a que sus citas lleguen, me gusta ver a a los meseros andar de aquí para allá y me gustaba imaginar como era la vida de otras personas, era un sentimiento que me gustaba tanto, muchos lo veían raro porque ¿quien querría sentarse solo en un café a solo observar gente? pero para mi era mejor que sentarme con alguien a platicar. Cuando terminé, dejé unas monedas en la mesa y salí de ahí, caminé a mi casa y me puse a hacer tarea, después llegó mi mamá y salimos a cenar, realmente la luz de nuestras vidas se la había llevado mi papá, el era el que le daba sentido a todo, y me dolía mucho no tenerlo conmigo, los días eran difíciles de llevar, y mi mamá y yo hacíamos lo posible por tener buenos momentos, pero a veces era imposible. 

Al día siguiente no fui a la escuela porque amanecí con fiebre, mi mamá me llamaba cada hora para ver como estaba porque tuvo que ir a trabajar, para cuando llegó a comer yo estaba muriéndome 

- ¿Cómo sigues? - preguntó

- Necesito ir al hospital, quiero una inyección - dije en quejidos 

- Bueno, sube al auto - dijo, subí al auto y cerré los ojos, cuando llegamos bajé y mi mamá pidió ver a un doctor, mientras esperábamos vi que la mamá de Manuel salió del área en donde están los cuartos de los pacientes, salió del hospital y a los 5 minutos entró de nuevo con un vaso de café, eso me causó preocupación pero si yo venía al hospital por una fiebre, no sería raro que Manuel también, después de todo lleva 4 días enfermo.

Entramos al doctor y dijo que solo era una fiebre fuerte, me puso una inyección y me dio unas pastillas para el dolor, salimos y subí al auto

- ¿Quieres comer algo? - preguntó mi mamá 

- No, quiero dormir un poco, vamos a casa - dije y cerré de nuevo los ojos, cuando llegamos subí a mi cuarto y me metí bajo las cobijas, y pasados 5 minutos me quedé dormida 

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Capítulo corto :( pero es que se está cocinando uno que les impactará, sigan leyendo!

Gracias por todo <3

Bajo el cielo hay otras locurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora