This dream, dream is the killer

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"Linda."
"Vas a ser muy linda."
"Amarás el rosa."
"Serás femenina."

La señora Kim esperaba una hija. Una hija cuyo futuro ya tenía planeado. Seguiría su negocio familiar, la industria de la moda. Sería la modelo más bella de todas.

"Perfección."

Pero lo que tuvo no fue una niña. Fue un varón. Que nació llorando como ningún otro bebé en la clínica.

"Bebé llorón."

A sus 3 años, Kim Seok Jin tenía un cuarto rosa, lleno de muñecas.

"Pero mamá, yo quiero un auto."
"Jugarás con muñecas."

A los 5 años, Jin amaba el rosa.

"Ese niño será un jodido marica."

A los 14 años, Seok Jin era el adolescente más guapo de toda la ciudad. Y el más educado.

"Perfección."
Era lo que su madre decía todo el tiempo.

"Una señorita se sienta así."
"Una señorita come así."
"Una señorita jamás interrumpe cuando le están hablando."
"¿Te quedó claro?"

--Sí, madre.

Jin vivía en una mansión rosa. Su cuarto era rosa. Él vestía de rosa y colores pasteles. Tenía una casa de muñecas, un auto último modelo y profesores privados para asegurarle la mejor educación.

Pero Jin no quería ser modelo. Jin estaba harto de que lo maquillasen todo el tiempo.

Amaba el maquillaje, claro. Y el rosa también. Pero quería hacerlo por su cuenta. Quería hacer su propio futuro.

"Tú serás lo que yo diga que eres."

A los 15 años Jin descubrió a su padre siendole infiel a su madre. Con la sirvienta.

Pero ella no parecía gozarlo. Ella... Ella estaba pidiendo ayuda. Al ver a Jin, abrió los ojos, llorosos, suplicantes. La puerta hizo un ruido que atrajo la atención del hombre. Y lo vió.

Dejó a la muchacha ir y fue tras Jin.
Jin intentó escapar. Jin forcejeó. Jin gritó.

Pero nadie lo escuchó.

"A ver si ahora quieres ser un marica."

Y su madre jamás lo supo.
Al día siguiente su padre despidió a la muchacha a la que le había robado la virginidad. Y esta, al salir, miraba con ojos llorosos a Jin. Ella lo sabía. Le dió una nota y llorando se marchó.

"Por favor... Sé fuerte."

Y su madre. Su madre sabía de las infidelidades.

-- ¡Pero haz algo!
-- Jin, una señorita jamás levanta la voz.
-- Una señorita no bebe whisky, ni fuma. --dijo apuntando a las dos cosas que su madre tenía en las manos.

Era la única forma que tenía la mujer de escapar a su asquerosa realidad.

-- Una señorita jamás se mete en asuntos que no son de su incumbencia.
-- ¡Mamá, por favor!
-- No grites, le hará daño a tu cutis.
-- ¡ESE SUEÑO TE ESTÁ MATANDO!

Recibió una cachetada.

-- Este sueño se va a cumplir. Y tú eres el principal actor en él.

A los 20 años Jin trató de escapar.

"Ya soy mayor de edad, me puedo ir a donde quiera."
"Si pones un pie fuera de esta casa, te arrepentirás."

Sin hacer caso a las advertencias de su madre, Jin salió de su casa. Y efectivamente se arrepintió de hacerlo. Los guardias que su madre había contratado le dieron una paliza en todo el cuerpo. Exceptuando la cara. Su madre cuidaba la cara de Jin. Esa cara le hacía ganar millones en fotografías de belleza.

Y así Jin seguía encerrado en su mansión.

Si salía, era con guardias.

-- Por favor, Lee, déjame aunque sea salir a llenar el tanque. Te prometo que no escaparé. --le dijo al guardia que manejaba la camioneta negra en uno de sus paseos.
-- Está bien.

Entusiasmado, bajó de la camioneta. Era una gasolinera de muy mal gusto. Abrió la pequeña puerta y se quedó quieto. No sabía llenar un auto con gasolina. Miró a todas partes buscando.

"Supongo que debo meter esta cosa en ese agujero."

No sabía siquiera como quitar la manguera del dispensador, y no sabía siquiera qué hacían todos esos pequeños botones.

-- Lo haces mal, princesa.

Oyó una voz ronca y exaltado se dió vuelta. Era un joven alto y moreno.
Jin se sonrojó un poco.

-- No me llames princesa.
-- Las princesas visten de rosa.

Jin no supo qué responder.
El extraño sacó la manguera con facilidad y la puso en la compuerta de la camioneta.

-- ¿Cuánto quieres?
-- ¿Perdón?
-- De gasolina.
-- Eh... Yo...

Jin no tenía idea de nada de eso.

-- Ponle 15mil wons. De 98. --dijo Lee asomándose por la ventana.

El moreno apretó una serie de botones y silvó.

-- 15mil wons, ¿eh? En verdad eres una princesa. --dijo mientras llenaba el tanque.
-- Mi nombre no es princesa. Es Jin. Kim Seok Jin.
-- Oh, discúlpeme, su majestad. Me presento, soy Kim Nam Joon y tengo 18 años. Es un placer conocerle. --tomó la mano de Jin y depositó un beso en el dorso de esta.

Cuando la dejó libre, Jin recuperó el habla.
-- Te... Te ves muy... Mayor para tener 18 años.
-- Me lo dicen con frecuencia. --se encogió de hombros.
-- Eres... Menor que yo.
-- No preguntaré, a las princesas no se les pregunta la edad.
-- Tengo 20 años. --dijo molesto.
-- Ah, una princesa madura y rebelde.

Jin iba a decir algo, pero el alto tomó su mandíbula y lo miró fijamente.

-- Eres justo de mi tipo, ¿sabes?

El tono seductor con el que habló hizo que Jin imaginara más de 30 escenas nada propias de una señorita.

El sonido del dispensador lo sacó de su sueño. El moreno volvió a dejar la manguera en su sitio y lo miró fijamente.

-- Ahora tus mejillas combinan con tu ropa.

Jin se sonrojó aún más.

-- Vámonos. --dijo con autoridad Lee.

Jin subió rápidamente a la camioneta.

-- Hasta luego, princesa.

La camioneta comenzó a avanzar, mientras Lee tiraba los billetes por la ventana, haciendo que Namjoon se sintiera aún más pobre de lo que ya era.

🎭『Mad Hatter』; ykDonde viven las historias. Descúbrelo ahora