Don't you remember? [yuuyu]

Citas y Verdades

La cita comenzó en el centro de Moscú aún estaba la pista de patinaje que se retiraba a finales de invierno, el ruso ayudó a su esposo a ponerse los patines y entrar en la pista, lo último que quería era otro accidente, Yuuri quedó encantado viendo a su esposo patinar como tantas veces lo había visto cuando era joven, o en los videos que este le había mostrado, sonrió inconscientemente cuando este le tendió la mano para dar un paseo por toda la pista, las risas y pláticas absurdas no tardaron en llegar, los empujones juguetones, las miradas cargadas de cariño y por primera vez en esta semana Yuuri supo que estaba haciendo lo correcto.

Continuaron su cita paseando por Moscú, entrando a tiendas, comprando golosinas, disfrutando de la compañía del otro, hasta que la tarde se hizo presente, llegando frente a la catedral de San basilo, donde Yurio toma la mejilla de su esposo con la palma de su mano acercándose lo suficiente para rozar sus labios, sólo eso... un pequeño roce, separándose para verle a los ojos.

Una sonrisa se formó en los labios del japonés antes de atraer a su esposo, besándole con suavidad –Si vas a besarme... bésame bien- murmura contra los labios del ruso el cual no puede evitar una risa.

-Justamente lo mismo que me dijiste en nuestra primer cita-

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El regreso a casa resultó ser más ameno de lo que habían sido los días pasados por eso el rubio intentó reprimir una queja cuando vio la expresión de Yuuri al llegar a casa y ver a Victor esperándole en la entrada.

Bajaron con cuidado del automóvil –Bien- habló de mala gana Yurio –Te prometí que obtendrías las respuestas que necesitabas... iré a entrenar un poco- y sin dar tiempo a que el japonés pudiese decir algo o incluso oponerse se retiró del lugar.

Yuuri sentía su corazón salirse del pecho al ver a su exprometido, el último recuerdo palpable de haber amado a alguien, subieron al departamento sin decir una palabra, abrió la puerta con las manos temblorosas antes de entra y ofrecerle un café al ruso.

Se recordó a si mismo respirar y contar hasta diez antes de llevar el café a la sala de estar, ya había roto un frasco del mismo por los nervios y no podía permitirse mostrarse más nervioso de lo que estaba... Aquello estaba mal, sólo iban a hablar... y Yuuri estaba casado ¿no? Miro el anillo en su mano y suspiró, tomó las tazas dirigiéndose donde Víctor le esperaba viendo el álbum que había olvidado guardar en la mañana antes de su cita, se sentó frente a él sin decir nada, el ruso bebió un poco del café antes de dejarlo a lado y verlo a los ojos –Bien Yuuri- escuchó su nombre en labios del ruso y sintió desvanecerse -¿Qué necesitas saber?-

-Todo...- respondió el japonés –Absolutamente todo lo que pasó desde ese Grand prix hasta ahora-