Don't you remember? [yuuyu]

(Des)Esperanza

Cuando Yurio entró al departamento deseó con todas sus fuerzas que le partiera un rayo, su esposo estaba en el sillón siendo abrazado, no abrazado... siendo prácticamente asfixiado por el pecho de Víctor quien se aferraba a este como si se tratara de Makkachin, contuvo las palabrotas que amenazaban con salir de su boca, al fin y al cabo viéndolo desde el punto de vista de su marido el mismo Yurio era el sobrante.

Había olvidado cuando fue la última vez que estuvo tan celoso de Víctor Nikiforov, carraspeó para haciendo que ambos voltearan a verlo de inmediato, Yuuri, su Yuuri tenía la mirada hinchada y era consolado por Víctor su ídolo, su maestro, su ex prometido, cruzo los brazos en el pecho sin dejar de verlos

–Lo siento ¿Interrumpo algo?- no hacía falta ser un genio para detectar el sarcasmo en la voz de Plisetsky

Yuuri se secó el rastro de lágrimas levantándose del sofá –No Yurio, no es lo que...- fue interrumpido por su marido quien negaba con la cabeza

-No Yuuri... escúchame tu a mi... he estado intentando comprenderlo, sé que no es sencillo, lo he intentado voy a tu ritmo... intento hacerte ver que puedo ser paciente pero tampoco soy un estúpido por engañarme-

-Yurio mide tus palabras o podrías arrepentirte, deberías escuchar a Yuuri- intervino Víctor

-No anciano, no te metas en este asunto- respondió de mala gana antes de dirigir su mirada a su marido –Ya no sé qué hacer ¿Cómo puedo competir contra los recuerdos que tienes de Víctor? ¿Cómo sé que recuperarás tus recuerdos? ¿Qué no me dejarás por él?- la tristeza era palpable en la voz del rubio quien con un movimiento rápido sacó el anillo de su mano dejándolo en la mesita del recibidor –No te preocupes... solamente quiero que seas feliz...mañana hablaré con el abogado y podremos acabar con esto-

-Yurio... por favor no te precipites-intentó hacerlo entrar en razón Víctor pero antes de que pudiera hacer o decir algo más la puerta principal fue azotada

El japonés estaba parado frente a la puerta aún sin dejar de verla como esperando a que el rubio decidiera regresar, por alguna razón el hecho de que este se fuera sólo hacía que su corazón se estrujara un poco más de lo que ya estaba –Tengo que ir con él- soltó después de uno minutos de silencio

-No es como si supiéramos donde está... seguramente volverá cuando se le pase el coraje- respondió el mayor sintiendo un escalofrío recorrer su espalda al ver la mirada rabiosa que le dirigía el japonés, el cual sin decir más tomó su chamarra y salió del lugar dejando a un estupefacto ruso tras él

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Llevaba lo que parecían horas recorriendo las calles, el dolor de cabeza se intensificaba cada vez más, imágenes llegaban a su mente como destellos, recuerdos de besos, caricias, peleas, risas, todo llegaba como una tormenta, se tomó un momento para intentar calmarse sin mucho éxito.

El ruido en el estadio era ensordecedor el Grand Prix de ese año había sido demasiado concurrido, una ligera sonrisa apareció en sus labios al ver a su novio preparase para la gala de exhibición, un traje negro con ligeros estampados de animal print "Típico de Yurio" pensó para sí mismo, el ruido estaba disminuyendo al igual que las luces, por un momento todo se quedó en silencio...

Las primeras notas de i'll be there de Megadeth se hacían presentes, Yuuri había cuestionado a su novio el porqué de esa canción para la gala al igual que el hecho de que este no le dejaba ayudarle a preparar el número.

Ahora verlo ahí patinando con la elegancia y el estilo único que le caracterizaba le hacía recordar porque estaba enamorado de él, siempre único, siempre luchando por sus sueños, siempre amándole incondicionalmente.

Piruetas pasos y demás iban en aumento al igual que el bullicio de la gente ahí reunida, los aplausos finales se hicieron presentes al igual que los obsequios, que era arrojados a la pista de patinaje, sin embargo nunca se hubiese podido esperar el siguiente movimiento, Yurio acercándose a su novio sin dejar la pista, Víctor acercándose y dándole un pequeño objeto que Yuuri pudo distinguir como una pequeña caja de terciopelo negro, un anillo, una propuesta...

-Cásate conmigo...-

Sonrío aún más antes de aceptar, su novio sabía cómo sorprenderle cada día.

Se secó las lágrimas que no había notado derramar hasta ahora y se dirigió al lugar donde sabría de antemano se encontraba su marido.