Arriesgada Adicción • JongKey [ADAPTACIÓN]

51. Lunático

  Aquella cínica sonrisa no salía de su rostro. Sentí que la sangre me hervía ¿Qué diablos hacia él aquí?

—¿Qué quieres? —le pregunté de mala manera. Él volvió a mirar a Kibum.

—¿No me vas a invitar a pasar? —me preguntó.

Me quedé quieto en el lugar... no iba a dejarlo pasar. Sentí unas manos apoyarse en mi espalda. Giré mi cabeza y lo miré. Él asintió levemente.

—Pasa —le dije a mi padre y me corrí de la puerta. Él entró y miró a su alrededor.

—Buenos días, Kibum —le dijo a él.

—Buenos días señor Kim —le respondió.

—Espero no haber llegado en un mal momento.

—No, para nada —dijo Kibum y sonrió de manera falsa. Reí por lo bajo —Estábamos por desayunar ¿Quiere desayunar con nosotros?

—No gracias —dijo él y se sentó en una de las sillas. Kibum me miró y sonrió de manera dulce.

—¿Qué lo trae por aquí señor Kim? —le preguntó.

—Necesito hablar unos asuntos con Jonghyun —le dijo de manera tajante.

—Bueno... yo ya me estaba por ir, y...

—No, tú no te vas a ningún lado —lo detuve. Él me miró —Cualquier cosa de la que me quieras hablar puedes hacerlo delante de Kibum, padre.

Él me miró fijo, y luego miró a Kibum. Él se veía algo sorprendido.

—Es un asunto delicado —prosiguió él.

—No me interesa... yo no tengo secretos con mi novio. Si no se entera ahora, se va a enterar después.

—¿Novio? —preguntó confundido.

—Oh, como fui tan tonto de no decirte papi —dije irónico y me acerqué a Kibum para abrazarlo de costado —Te presento a tu yerno... ¿no es encantador?

Yesung nos miró algo atónitos. Giré mi cabeza para mirar a Kibum y sus mejillas estaban totalmente enrojecidas. Levantó la cabeza y me miró. Le guiñé un ojo y negó divertido con la cabeza.

—Así que son... novios.

—Si —dijo él asintiendo —Espero que le agrade la idea de tenerme en su familia. A mí me encanta que usted sea mi suegro —noté aquel particular tono de sarcasmo.

—Claro que estoy contento... no te imaginas cuanto, pequeño —le dijo él.

Noté algo muy extraño en aquella afirmación. Lo miré fijo, tratando de saber que pretendía.

—¿Y bien? ¿Qué has venido? —le pregunté de manera cortante.

—Cariño, no seas tan grosero. ¿Por qué no le ofreces una taza de café a tu padre? —me preguntó Kibum. Lo miré y él alzó ambas cejas.

—Oh si, tienes razón amor —le dije y me acerqué a donde estaba él —Papi, ¿quieres café?

—Un poco estaría bien —me dijo él. Agarré una taza y serví el café. Me acerqué al oído de Kibum.

—¿Puedo escupir un poco en él? —le pregunté.

Él soltó una leve risita y ambos miramos a mi padre.

—Un poco no estaría mal... creo que ha arruinado algo —susurró él.

—Ha arruinado todo —le aseguré. Tomé la taza y se la alcancé a mi padre —Aquí tienes...