48. Brindis

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Sus ojos volvieron a adquirir ese brillo de hace unos instantes, sus mejillas se enrojecieron levemente y eso terminó con lo que quedaba de mí.

— ¿Usas ese calificativo con otras... personas? — me preguntó con recelo. Sonreí.

— ¿Celoso? – le pregunté arqueando una ceja.

— Estás matando el momento, Jonghyun — dijo frunciendo levemente el ceño. Reí por lo bajo.

— Y tú solo me estás tentando cada vez más — dije divertido.

— Solo quiero saber si alguien más fue llamado así...

— No — le dije mirándolo fijamente — Nadie más, amor.

Él levantó su mano y acarició mi mejilla, para luego subir hasta mi cabello y acomodarlo levemente hacia atrás. Me incliné hacia él y lo besé dulcemente acariciando sus labios con cuidado. Gimió levemente, mandando a través de mí una oleada de placer. El beso dulce y tierno se volvió apasionado e intranquilo. Necesitaba sentirlo, desesperadamente. Bajé mis manos al borde de su camisa.

— No, no y no, Jong — dijo agitado soltando mis labios — Dije que no...

— Maldito, eso eres un pequeño y peligroso ninfo que ha venido hasta mi habitación y me ha despertado y me ha seducido y ahora no quiere dejarme cobrar lo que debo.

— Por Dios, Jonghyun, no han pasado si quiera 24 horas desde la última vez que lo hicimos... no puedes estar desesperado. Definitivamente eres un ninfómano.

— Y tú te comportas como un cura — lo besé cortamente.

— Pero te encanta este cura – dijo coqueto. 

— Está bien, tú ganas. Solo porque no tengo como contradecir aquello, es absolutamente cierto.

Me miró de manera tierna y acarició de nuevo mi mejilla.

— Ahora, ¿me puedes dejar salir? Quiero comer algo — me dijo.

— Delante de ti ya tienes algo para comer, ¿para qué quieres otra cosa? — le pregunté.

Él rio por lo bajo.

— No se puede vivir de hacer el amor, Jonghyun — dijo mientras sin intención alguna clavaba su mirada en mi boca.

— Mmmm, esa mirada... quieres besarme ¿cierto? – le dije y me agaché para morder sus labios.

— Tienes razón... ganas en todo. Sí quiero besarte, y todo lo que se te pueda pasar por la mente. Pero ahora tengo hambre... De comida.

— Bueno, vamos a comer — dije rendido mientras me alejaba de él y me ponía de pie. Tomé su mano y lo levanté de la cama — Pero luego quiero el postre.

Le gruñí y lo tomé de la cintura para un arrebato beso y luego lo solté. Él rio divertido.

— Traje helado — dijo con una inocente sonrisa.

— Y te atreves a decir que soy yo quien mata los momentos. No tienes vergüenza, amor.

— Decidí ignorar tu doble sentido — me aclaró.

— Pero si lo divertido de eso es que te escandalices — dije mientras ambos salíamos de la habitación.

— Oh, bebé, ya no me escandalizan tus dobles sentidos — me dijo divertido.

Arqueé una ceja y antes de que se alejara demasiado, lo detuve y lo acerqué a mí. Su espalda chocó levemente contra mi pecho y el aroma de su cuerpo, me excitó un poco más de lo que ya estaba. Sentí como su respiración se volvía un poco más densa.

Arriesgada Adicción • JongKey  [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora