58. Pesadilla

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Me desperté y me senté en la cama algo agitado. Miré hacia mi izquierda y Kibum dormía tranquilamente allí. Solté un suspiro y me volví a acostar. Había tenido una pesadilla, solo eso. Él está bien, él está a mi lado.


—¿Qué sucede? —su dulce voz rozó mi oído. Giré mi cabeza para mirarlo y Kibum tenía sus ojos bien abiertos.


—Nada, solo tuve una pesadilla —le dije y me acomodé bien de costado para acariciar su rostro.


Él se acercó más a mí y escondió su cara en mi cuello. Sus brazos se metieron debajo de los míos y sus manos acariciaron mi espalda.

—Solo fue una pesadilla —susurró.

—Lo sé —dije mientras cerraba los ojos y disfrutaba de su cercanía —¿Me das un beso?

—Primero necesito ir al baño —dijo mientras se alejaba.

—No, no... primero un besito —hice un puchero.

—Bien —dijo en un suspiro y se acercó a mi boca. Coloqué mi mano en su nuca y lo acerqué más a mí.


—¿Me amas? —le pregunté cuando lo solté.

—Mmm... no lo sé —dijo mientras se ponía de pie. Sonrió y me volvió a besar —Claro que te amo, ¿Por qué lo preguntas?

—Solo quería volver a saberlo —le dije.

—Tonto —dijo divertido y entró al baño.

Aquel sueño había sido tan real. Kibum era alejado de mí y nunca más volvía a verlo. Mi vida se volvía miserable y sin sentido. Había sido tan fea la sensación del vacío y el dolor.

Me volví a acostar sobre la almohada y me tapé bien con las sábanas. Hacía un poco de frío.


Kibum salió del baño y volvió a acostarse a mi lado.

—¿Qué hora es? —le pregunté.

—Temprano, muy temprano —musitó mientras se acurrucaba entre mis brazos y volvía a cerrar los ojos.

—¿Qué tan temprano?

—Son las 5 de la mañana, amor.

—¿Enserio? —pregunté.

—Si —dijo él y besó mi pecho —Aun tenemos 4 horas más para dormir. Así que deja de hablar y cierra tus lindos ojos.

Lo abracé contra mi pecho y cerré mis ojos. Aun la maldita sensación me seguía molestando. Pero decidí ignorarla. Es solo una sensación, nada significa. 



***



Las cuatro horas que faltaban para levantarnos pasaron volando y Kibum fue el primer en levantarse y bañarse. Se puso el uniforme de la Universidad y luego se tiró encima de mí para despertarme mientras sus manos intentaban hacerme cosquillas.

—No vas a lograrlo, no las tengo —le dije sin abrir los ojos.

—Bueno, no tendrás cosquillas pero si te dan calor los besos —dijo y se metió debajo de las sábanas para comenzar a besar mi pecho y bajar hasta mi estómago.

Arriesgada Adicción • JongKey  [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora