El tiempo se ha parado para nosotros, no se cuanto tiempo llevamos así pero no quiero parar. Es como si me envolviese el a mí para que no me soltase, pero soy yo la que lo tiene rodeado con las piernas alrededor de su cintura. Su lengua sigue jugando con la mía a un ritmo lento, pero cargado de pasión, mi respiración está entrecortada al igual que la suya y es como estar en el mismísimo cielo.
Oigo pasos, al abrir un ojo veo a Ian salir por la puerta y este es mi momento. La puerta se cierra tras el y nos quedamos solos en una habitación, el medio desnudo y yo sudando de la excitación de la situación. Las manos de Lucas se deslizan a mis caderas, siguiendo su trayecto me coge del dobladillo de la camiseta y tira de el, me quedo con las tetas fuera y no me importa en absoluto. Me baja de su firme cuerpo despegándose de mi boca para bajarme el pantalón, y así me quedo, con tanga negro de encaje y el en un bóxer azul marino que revela su más que aceptable miembro.
Me pongo nerviosa solo de imaginar su cuerpo sobre el mío y mi tanga se empapa aun más. Me vuelve a coger pero esta vez me tira a la cama y se coloca encima de mí, haciendo presión en mi entrepierna para demostrar lo duro que está en este momento, cuando se separa, veo que el contacto ha provocado que la humedad de mi sexo se transfiera a sus calzoncillos. No puedo evitar soltar una carcajada disimuladamente al ver la humedad en su ropa interior.
Su mirada indica deseo y lujuria y yo, aunque tenga cara de inocente en este momento debo de haberla perdido por completo. Lucas no deja de besarme en ningún momento, de mi boca pasa a mi cuello y no puedo evitar soltar un gemido. El sonido le gusta y repite el gesto una y otra vez, bajando y subiendo desde mi cuello hasta mi clavícula, mi piel se eriza ante su tacto, me muerdo el labio y araño las sabanas para no hacérselo a el.
Su boca sigue bajando por mi cuerpo, de la clavícula a mis pequeños pechos, de ahí hasta mi ombligo, se para justo debajo de el y levanta la vista, mi pecho sube y baja a una velocidad de vértigo y no quiero que se pare justo ahí, quiero que siga besándome, acariciándome, lamiéndome, saboreando cada centímetro de mi ser. Tiene una media sonrisa en la cara y joder, está sexy así, muy sexy.
- No pares.- es lo único que logro decirle, no puedo hablar y me cuesta respirar con normalidad, pero me encanta la sensación de estar derritiéndome a sus caricias.
Me mira fijamente a los ojos y no se que hacer, me está torturando con esto y voy a explotar como no siga ajando, no lo hace en su lugar, se pone de pie y se quita el bóxer, ambos estamos desnudos, nada nos tapa ni si quiera una simple sabana. Se me hace eterna la espera, pero en pocos segundos vuelve al sitio de antes, justo debajo del ombligo. Si no baja haré yo el trabajo y no me hace gracia la idea, quiero que lo haga el, quiero que me haga sentir, que me haga evadirme de todo, que me lleve a otro mundo con su roce, pero tarda mucho, es desesperante.
En un gesto rápido, levanto las caderas y le empujo la cabeza para abajo, se ríe disimuladamente pero me da igual. Lame despacio mis labios menores y jadeo al instante, va disminuyendo la distancia y en cuestión de un segundo está trazando círculos alrededor de mi clítoris. Joder... eso es superior a mis fuerzas. Gimo un poco más fuerte que antes y la espalda se me arquea al mismo ritmo que su lengua. Más, quiero más.
- Más.- consigo decir antes de que pare, la velocidad aumenta y mi mente se nubla ante esta maravillosa sensación de placer que inunda la habitación.
Sin pensárselo dos veces, me introduce un dedo ahí y por poco me deshago en su lengua, no voy a aguantar mucho y esto es muy agradable. En un ritmo lento, saca y mete el dedo de mi interior, su lengua va más rápido que su mano y es una puta locura todo esto, me voy a arrepentir en cuanto terminemos pero necesito esto, en este mismo momento.
Mete otro dedo y va aumentando el ritmo, se están tensando las piernas y mis gemidos y jadeos son cada vez más altos, más seguidos y eso le gusta, pongo una mano en su pelo y tiro de el haciendo que suelte un suspiro, con la otra mano me agarro a la única mano que le queda libre. Estoy a punto de llegar a un intenso orgasmo dos minutos más y me habré deshecho en su boca, en su mano y en su cama.

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Promesas de mierda.
RandomTalia una estudiante de bachiller conoce a Lucas en una cafetería con sus amigas, ambos empiezan una relación basada en promesas imposibles de cumplir. promesas rotas, engaños, traición... al fin y al cabo no todos los cuentos de amor son bonitos.