La Chica Osborn: La Cacería. -PAUSADA-

CAPÍTULO 8: Hasta el último respiro.

  Peter paseaba por los pasillos de la base, camino a la cafetería por unas frutas ya que en el taller los genios tenían hambre. El día había estado soleado y fresco, demasiado tranquilo, pero nadie se quejó de un poco de paz, por más corta que resultara.

Mientras Parker elegía frutas un revuelo se armó en la sala provocando que el chico se distrajera de su tarea, entonces Natasha entró gritando que Hera había desaparecido, que no estaba en su habitación, fue entonces cuando el chico entró en pánico totalmente y comenzó a buscar a su amiga por todos lados con el resto del grupo. Los agentes aseguraban haberla visto recién bañada y vestida sin el pijama por distintos lugares de la base, pero no importaban las pistas que siguieran ella no aparecía, fue entonces cuando decidieron ir a la torre Stark a preguntar sin hacerlo, y así averiguar dónde estaba la chica.

Así la mayoría se dividió y se fue a la torre donde hablaron con May y las demás mujeres que aseguraban que Hera había estado allí pero solo de pasada y que en esos momentos se dirigía a hacer unos trámites urgentes. Fue entonces cuando pensaron y decidieron volver a dividirse: Tony iría a Oscorp, Steve iría a su casa, y Peter iba a visitar la mansión Osborn una vez más solo para echar un vistazo.

Así el equipo se fue cada uno por su lado lo más rápido posible. Luego de caminar varias cuadras que parecieron interminables, Peter llegó a la mansión Osborn, donde la puerta delantera no cedió, por lo que pensó momentáneamente que quizá Hera no había ido allí, pero entonces notó algo inusual en el arbusto junto a la puerta: alguien había regado las flores hacía no más de unos minutos.

Peter corrió hasta detrás de la mansión entró al lugar por la puerta del servicio que sabía encontraría abierta. Caminó por el patio de entrada y se acercó a la puerta que le trajo demasiados recuerdos, pero decidió ignorarlos y abrir la pesada puerta de color oscuro frente a él. La sala estaba iluminada y estaba el bolso y la chaqueta de Hera sobre la mesita de entrada, así que con una sonrisa entró un poco más en el lugar, esperando encontrarla.

-No contaba con que Natasha fuera tan temprano a mi habitación – la voz de la chica le llegó a Peter desde la espalda y cuando se giró, ahí la tenía, parada frente a él con una caja en las manos.

-¿Por qué te fuiste? Todos están preocupados – regañó el muchacho con el ceño fruncido.

-Necesitaba venir a hacer algo, y sé que no me dejarían venir sola – explicó la chica a media voz mientras sostenía la caja con más fuerza. – Lo siento, creí que sería más rápido, pero me tardé mucho en encontrar esto...

-¿y qué es? – preguntó Peter de manera amable.

-Cosas de mi madre – Hera miró el contenido de la caja algo ida de sí misma y se sentó a revisar lo que tenía enfrente. – Papá dejó una nota de que me dejaba muchas cosas, esta caja era la más llena de objetos y no de ropa, así que la tomé. Claro que esa caja – señaló la que estaba en el sillón detrás de Peter - también me daba curiosidad.

El Hombre Araña tomó la caja y se la alcanzó incitando a que la abra si es que eso la pondría feliz, así que la joven con una pequeña sonrisa, abrió el paquete ojeando su contenido. Había tres vestidos, uno para una mujer adulta de color claro y otro como para una adolescente y otro para una niña. Hera tomó leyó la nota pegada a la tapa.

-''Querida hija, espero que cuando leas esto tengas capacidad de entender el porqué de mis obsequios. Espero que el vestido más grande lo uses mientras camines por los pasillos de tu casa el día que tengas tu propia familia, y que cuando ya hayas usado los otros dos, tus hijas o hija puedan usarlos también. Te amo hija mía, espero que seas feliz y recuerdes que no importa cuán alta sea la meta, no has de mirar temerosa. Con amor, Mamá.'' – Cuando terminó de leer el mensaje, Hera acariciaba la tela de los vestidos con suma tristeza bajo la atenta mirada de Peter, que puso su mano sobre la de ella y le sonrió cuando sus miradas se chocaron.