VII. Espera

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Hinata estaba de pie junto a la puerta del local, todos sus amigos ya habían llegado y se encontraban dentro del mismo, pero él había tenido que quedarse fuera esperando a Komaeda.

El chico llevaba veinte minutos de retraso, y él no dejaba de preguntarse si lo había olvidado o si solo había aceptado por compromiso.

-Quizá debería llamarle... -murmuró para sí mismo, sacando el celular de su bolsillo trasero- Espera... no tengo su número -gruñó, volviendo a guardar su móvil con molestia.

Después de haber terminado la sesión de estudio en la biblioteca cada quien se fue a su casa a cambiarse el uniforme escolar y acordaron verse en la entrada del karaoke, pero la hora que habían acordado ya había pasado.

Hinata se estaba desesperando.

Realmente odiaba la impuntualidad. Impuntualidad. Esa palabra golpeo de lleno su memoria, recordó que ese día había llegado tarde a la biblioteca, ¿sería la forma de vengarse de Komaeda? No, no creía que fuera por eso, él no parecía la clase de persona que se vengaría de algo tan mínimo como haber llegado un poco tarde.

Volvió a tomar su celular cuando este vibro, tenía un mensaje de Souda preguntándole si no iba a entrar.

"Espera un poco más, aún no llega" tecleó en respuesta.

Souda respondió dejando dos palomas azules.

Suspiró irritado al ver que ahora el chico llevaba treinta y cinco minutos de retraso, ¿qué tan tarde planeaba llegar? Claro, si es que al menos planeaba hacerlo.

-Solo un poco más... -murmuró para sí mismo de nuevo, ni siquiera sabía por qué se empeñaba tanto en esperar la aparición del muchacho, pero ahí estaba, esperando impaciente por él.

Trató de matar el tiempo con cualquier cosa, conto las mascotas que veía, conto los abrigos de los transeúntes, conto hasta los segundos que pasaban, pero todo eso no hacía nada más que estresarlo e irritarlo.

"Hermano, ¿no vas a venir?" Decía Souda en otro mensaje de texto. Hinata se sorprendió al ver que entre ese mensaje y el anterior habían transcurrido veinticinco minutos, o sea que Komaeda llevaba una hora de retraso. Suspiró con resignación, era obvio que el chico no planeaba llegar.

Y, como para demostrar que siempre lo que pensaba estaba mal, Komaeda apareció.

-¿Hinata-kun? ¡Oh, Hinata-kun! Estoy tan feliz de que sigas aquí. -Dijo el chico acercándose a él con una gran sonrisa- Creí que ya no te iba a encontrar.

-De hecho, estaba a punto de irme -dijo, y no fue hasta que las palabras brotaron de su boca que se dio cuenta que sonaba más molesto de lo que debería, lo cual hizo que Komaeda dejara de sonreír.

-Yo... lamento haber llegado tarde, vivo lejos de aquí y además no suelo frecuentar estos lugares, así que me perdí, ¡Oh, pero no creas que trato de excusarme! -exclamó alarmado, negando con un movimiento de ambas manos- Solo quería que lo supieras, lo lamento, realmente lo lamento -dijo haciendo una pequeña reverencia.

Las personas que pasaban por la calle los miraban extrañados, como si se preguntaran la razón por la cual el peliblanco se estaba disculpando, Hinata no sabía qué hacer, ¿que debía responder? Komaeda se estaba disculpando como si hubiese hecho algo desagradable, pero solo había llegado un poco tarde.

-Tu ropa -murmuró, diciendo lo primero que le vino a la mente, provocando que Nagito le dirigiera una mirada llena de confusión- no queda con la imagen que alguien tendría de un estudiante de honor.

Y era cierto, o al menos eso creía él. Komaeda estaba usando un abrigo verde oscuro que le llegaba más allá de las rodillas junto con una camiseta blanca que portaba un extraño símbolo en color rojo, y en sus jeans negros llevaba colgada una cadena con un pequeño cráneo. Sí, realmente no era el aspecto que se esperaría de un estudiante de honor.

Cabhrú ||KomahinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora