X. Cálculo

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Abrió los ojos con pesadez debido a la molestia que le provocaban los rayos del sol, se quedó acostado unos minutos sin hacer nada, esperando a despertar completamente, cuando lo hubo logrado, se levantó con cansancio de su cama y se dirigió a su armario.

Tomo una camiseta sencilla, unos desgastados jeans y unos bóxer, planeaba bañarse y ponerse cómodo para pasar su fin de semana sin hacer nada, como todo buen estudiante.

Cuando se hubo sacado la ropa y las vendas que aún llevaba, observo su brazo, la piel en este lucía un tanto diferente, supuso que producto de la ausencia de la luz solar. Después, se volteó un poco para lograr apreciar las pequeñas marcas que habían quedado en su espalda producto de las diversas heridas que se había provocado al caer de la motocicleta.

"Deberías ver mi espalda" Recordó un poco avergonzado las palabras que le había dicho a Komaeda la noche anterior. Claro, era una frase normal, pero no era una frase que le decías a un chico que acababas de besar y mucho menos cuando tu sexualidad había entrado en duda, para él, había sonado como una inocente insinuación.

Se insultó mentalmente por ello. Debía pensar mejor en sus palabras antes de decirlas.

Cuando abrió la puerta de su habitación para salir de la misma, un pequeño post-it amarillo cayo, calmado, sabiendo de que se trataba se agacho y lo tomo para leer las tres palabras que estaban escritas en el con una familiar caligrafía.

Horas extras, perdón.

Soltando un suspiro, lanzo la nota al piso y volvió a retomar su camino. Después de todo, estaba acostumbrado a que su madre casi no estuviera en casa los fines de semana.



Después de haberse vestido, tomó el ahora frío desayuno que su madre había dejado preparado para él y se dirigió a la sala, decidido a ver algo de entretenimiento en el televisor. Mas pasados unos minutos decidió apagarlo, todos los canales estaban llenos de programación basura o películas románticas, y no tenía ganas de ver ninguno de los dos.

En ese momento, su teléfono sonó, era un mensaje de Nanami en el cuál lo invitaba a pasar el día en su casa.

Lo meditó durante unos segundos, usualmente, la chica lo invitaba a su casa cada fin de semana, seguramente porque sabía que si no salía se quedaría todo el día solo. Normalmente aceptaba, era divertido pasarse el día jugando videojuegos, y le agradaba estar con Nanami, ya que el ambiente de su hogar era demasiado acogedor y los padres de su amiga parecian felices de tenerlo de visita. Más sin embargo, en esta ocasión algo lo hacía dudar de si debería aceptar o no.

Lo siento, tengo que seguir estudiando.

Fue lo único que respondió, decidiendo finalmente rechazar la invitación de Chiaki. Ella solo respondió con un está bien y no siguió insistiendo.

Al releer su mensaje, no pudo evitar volver a pensar en Komaeda, y en como lo había abandonado sin decirle nada la noche anterior. Pensó que debería hablarle para disculparse, pero se dio cuenta de que seguía sin tener su número.

Frustrado, le envió un mensaje a la única persona que pensó podría tenerlo, Tsumiki, mas sin embargo, la chica se disculpó y respondió que no tenía el número del chico, y le dio el número de Ibuki, diciendo que tal vez por ser compañeros de clase ella lo tendría. Hinata solo leyó el mensaje, por alguna razón no quería responderle. Ni siquiera creía que no conservara su número.

Con Mioda tampoco tuvo suerte, después de que lo hiciera escuchar cinco canciones distintas y que posiblemente lo dejara con hipoacusia, ella finalmente respondió a su pedido.

Cabhrú ||KomahinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora