1. La Llamada

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Había sido una noche horrible para ella.

Una noche mala, mala de verdad.

Fuera podía escuchar el ir y venir de las sirenas de los coches de policía mientras que en el interior de la celda, un par de mujeres alborotadoras no paraban de farfullar e insultar a los agentes que tecleaban cómodamente en sus mesas.

"Menuda mierda de noche" volvió a pensar Raven Reyes para si, una vez más.

Bajando la mirada al suelo, se dio cuenta de que le faltaban los zapatos de tacón que hacía pocos días le habían regalado.

Sus medias estaban algo rasgadas bajo el ceñido vestido negro de fiesta que llevaba, y seguramente ni su pelo largo pelo ni su maquillaje conservaban la pinta original del comienzo de la noche.

¿Qué más daba?...

¡Ese imbécil se lo merecía!

"No grites, Raven", se dijo a si misma llevándose la mano a la cabeza al sentir martillear nuevamente su sien.

Al final, Finn había terminado en el hospital y ella detenida.

¡Que injusticia!

Con lo bien que le iban últimamente las cosas.

El sonido metálico de la puerta al abrirse, y el barullo de aquellas mujeres hizo que Raven levantase la cabeza.

—Eh, Reyes —anunció uno de los agentes con un gesto de cabeza para que saliese—. Han pagado tu fianza, levántate.

¿Había oído bien?

¿Alguien había pagado su fianza?

¿Pero quién?

Si había pedido que no llamasen a nadie.

Viendo al hombre apartar con el brazo a ambas mujeres amenazándolas con aumentar sus cargos, se levantó algo trastocada y se dirigió a la puerta.

En cuanto abandonó la celda y el agente volvió a cerrarla, el sonido del anclaje la sobresaltó de tonta manera. El hombre la tomó por el brazo para conducirla por el pasillo hacia fuera y nada más salir Raven le vio allí de pie, con gesto preocupado, enfadado y serio.

¿Aquello iba en serio?

¿De toda la maldita agenda del telefono habían tenido que llamarle precisamente a él?

—Venga ya —farfulló Raven por lo bajo dando una mirada al agente con gesto fastidioso.

—Su nombre aparecía en tu ficha policial. Está no es tu primera vez, ¿no? —le recordó el policía con gesto paciente justo antes de hacer una seña a su compañero del otro lado del mostrador para que abriese la puerta que les permitiese salir fuera a ambos.

"Aunque con la noche que llevaba, quizás aquella tampoco fuese la última" pensó con cierta exasperación.

En cuanto la puerta se abrió y el agente la sacó fuera, se acercó al mostrador cogiendo algunos papeles para que Raven los firmase, devolviéndole una bolsa con un par de pendientes, un colgante, dos anillos y su bolso metidos en ella.

—Has tenido suerte —le dijo el agente viéndola coger el bolígrafo a duras penas haciendo varios garabatos aquí y allá.

—Si, si. Esa soy yo —dijo pasando de la primera hoja a la segunda para seguir firmando la copia del arresto—. La chica afortunada, bla, bla, bla.

En cuanto soltó el boli y cogió la bolsa de sus pertenencias, le hizo un vis de despedida a los policías dándose la vuelta para marcharse de allí.

La Llamada (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora