CAPÍTULO 9
Alejandra
Un mal sentimiento me hace tambalear ligeramente dónde estaba parada, en el último peldaño de la escalera y me agarro a la barandilla de aluminio. Ian, que parece ser el único que lo nota, inmediatamente se acerca a mí.
"Tranquila, recuerda lo que dijo la puerca esa, que te lo habías creído, por tanto, es mentira" — dice una pequeña y femenina voz dentro de mí. "Ian NO ha estado con ella" — continua y yo respiro hondo, intentando mandar oxígeno a cada célula de mi cuerpo nuevamente, que hasta ahora no reaccionaba, incluso me costaba respirar.
Cuando Ian llega hasta mí, me ofrece la mano y se la doy, aunque no logro relajar mi cuerpo, que aún está tenso e Ian lo nota.
— ¿Qué sucede? — pregunta Ian buscando mi mirada, mientras que yo lucho porque las lágrimas no broten de mis ojos ya irritados.
Las palabras no consiguen salir de mi boca, me siento frustrada y termino bajando la cabeza, en este momento no me siento capaz de mirarle a la cara. Como si supiese exactamente lo que había pensado hace un momento, Ian comienza a hablar.
— No sé lo que te han dicho, pero jamás te haría daño Alejandra, debes creerme—, declara con total sinceridad. Dándome fuerzas para mirarlo de nuevo.
Nuestras miradas se vuelven a entrelazar la una con la otra, obviando el hecho de que no somos los únicos en la sala y que cualquiera nos podría ver, sin embargo, nada de eso me importaba cuando tenía a Ian a mi lado, y estaba más que claro que Ian pensaba igual que yo. Su candente mirada me abrasa cuando se desliza lentamente por mi cuerpo, deteniéndose una mayor cantidad de tiempo en la curva de mi escote. Su cuerpo se acerca aún más a mí y de pronto, sus labios rozan los míos con tanta sutileza que me hace suspirar. En cuanto está a punto de profundizar el beso, un carraspeo que se escucha detrás de Ian nos detiene. Nos separamos con dificultad y lentamente nos giramos en dirección a aquel odioso carraspeo que, ha detenido el maravilloso beso que Ian me estaba dando.
Nuestros ojos se posan, en una Noah claramente malhumorada y nuevamente el buen humor llena mi cuerpo.
— ¿Puedes quitarte de en medio?, hay gente que quiere pasar — escupe furiosa y luego mira a Ian —, ¡qué bien que hayas venido!, yo ya pensaba...
— Sí, he venido por Alejandra — la corta y me mira de nuevo.
Yo sonrío como una boba sin poder ni querer evitarlo y nos vamos a bailar la canción que está sonando, "Straight through my heart" de Backstreet boys.
Aunque no iba mucho con el ritmo de la canción, Ian me toma de la cadera y yo paso mis brazos por detrás de su cuello y bailamos lento. Ian me acerca más a él haciendo que apoye mi cabeza en su pecho, ya que es más alto que yo. Su respiración hace cosquillas en mi oído, lo que hace que, inmediatamente se me ponga la piel del cuello de gallina. Ian se acerca más y deposita un pequeño beso en la zona afectada por su aliento y se queda así, con sus labios sobre mi cuello, tan cerca que siento como sonríe sobre mi piel.
Cuando la música da paso a una más marchosa, nos separamos un poco y continuamos bailando. Las zonas de mi cuerpo que han sentido el ligero toque de Ian, aún arden. Bailamos unas cuantas canciones más y nos acercamos al sofá, en el que hay un único espacio libre. Ian se sienta, coge mi mano y tira suavemente de ella, haciendo que caiga sentada en su regazo. Una vez sentada sobre él, esconde su cara, en el hueco entre mi hombro y mi cuello y deposita cortos besos en mi clavícula. Sé que no estamos solos, sé que hay gente que nos mira. Noto perfectamente cómo la mirada atónita y enfurecida de Noah se clava en nosotros, bueno, más bien en mí, pero nada de eso me impide levantar ligeramente mi cabeza para dar mayor acceso a Ian, a sus besos. Su aliento cosquillea mi pecho e intento no perderme en él completamente, Ian de pronto, separa sus labios de mi cuello y me hace girar un poco, para poder mirarlo. Sus ojos verdes desbordan pasión y están un poco oscurecidos como, por otra parte, supongo que debo estar yo.
Me recuesto en su pecho y me quedo ahí, disfrutando de su intenso aroma mientras sus brazos me rodean y estrechan más contra él. Una pareja se sienta a nuestro lado y veo que son Kate y Todd.
— ¿Qué chicos, os lo estáis pasando bien? — pregunta divertida Kate.
Ian y yo nos miramos y reímos al unísono, eso respondía a todo.
— ¿Y vosotros? — pregunto a Kate —, os hemos visto toda la noche bailar como locos.
— La música es buena — dice Todd y Kate asiente.
Las horas van pasando mientras estamos sumergidos en una agradable conversación, y me sorprendo al mirar el reloj y ver que son ya las dos de la mañana, pero no es un problema ya que es sábado noche y mañana no hay clase. La música sigue flotando por toda la habitación a gran volumen, chicos un poco "contentos", demasiado a mi parecer, van abandonando la fiesta con dificultad, ayudados de otros chicos que no han bebido tanto, pero la gran mayoría sigue bailando por todo el salón, saltando y riendo. Sigo en el sofá de cuero con Ian, Kate y Todd, recuperándonos y charlando animadamente, en cambio, ya no estoy sentada en el regazo de Ian. Quien se ha levantado varias veces, en el transcurso de la fiesta, a rellenarme de refresco, el vaso rojo de plástico que ahora sujeto casi vacío. Estoy medio recostada en su costado, mientras que Ian me rodea por los hombros con su largo brazo, acariciando distraídamente mi hombro desnudo con la punta de sus dedos, cuando de pronto su lado protector sale a la luz.
— Te debería llevar a casa, tu madre estará preocupada — suelta de pronto Ian.
Con una sonrisa en los labios, asiento. Me gusta que sea tan protector. Agarrándome por la cadera, se pone de pie, levantándonos a ambos. Cuando nos disponemos a emprender el camino hasta la puerta, la increíblemente dulce voz de Ron Pope inunda la sala, con la canción "A drope in the Ocean" saliendo por los distintos altavoces que adornan la estancia. Miro a Ian ilusionada cuando le digo.
— Quedémonos para esta y luego nos vamos—, él duda— vamos, quiero bailar ésta contigo—, continúo haciendo un puchero.
Ian ríe por lo bajo mientras me rodea por la cintura y yo paso los brazos por detrás de su cuello nuevamente y bailamos al compás de la música. Mi cabeza descansa sobre el pecho de Ian mientras él me estrecha más entre sus brazos. Por encima de su hombro, veo a Noah, que no nos quita ojo mientras bailamos. No aparta la mirada cuando ve que la he pillado mirándonos y, aunque sé que es infantil y fruto de un sentimiento de enfado, que al parecer ha salido de la nada, no puedo evitar sacarle el dedo del medio, a lo que responde con gesto indignado.
Cuando acaba la canción nos despedimos de los chicos y de Nora, que estaba bailando con su hermana, la cual no duda ni un segundo, en lanzarme una mala mirada cuando paso por su lado. Ignorándola, agarro la mano que Ian me ofrece y salimos por la puerta.
¡Chúpate esa, estúpida! — sonrío para mis adentros.
Cruzamos las grandes puertas de hierro y veo, en la acera frente a la casa, una moto aparcada, la de Ian. Recuerdo que antes no estaba ahí, pero eso no significaba nada, pudo haberla quitado y luego volver a aparcarla al entrar de nuevo.
Un momento... ¿en qué estoy pensando?
El creciente enfado que había comenzado en mí de la nada, aflora.
— ¿Qué tuviste que hacer antes de la fiesta? — le suelto de pronto la pregunta que rondaba por mi mente desde que llegó a la fiesta y que no podía callar más.
Ian me mira sorprendido, tiene los cascos de la moto en la mano.
— Ya te dije... —dice dándome uno de los cascos.
— Ya sé lo que me dijiste— le corto extrañamente molesta.
"Cálmate Alejandra"— dice esa maldita voz dentro de mí de nuevo. Sé que tiene razón la dichosa voz, yo no quiero discutir con Ian y sí, me molesta lo que dijo esa petarda y confío en Ian plenamente, pero ahora no puedo ignorar, un torrente de rabia que sube por mi cuerpo como una oleada salvaje que no puedo parar, no sé por qué.
ESTÁS LEYENDO
El amor de la luna #wattys2020
WerewolfBanner realizado por: @ewonderland Alejandra Harris una chica de 16 años con todo organizado y estable y sobre todo con sentido, hasta que llegó Ian, el chico más inquietante y sexy que había visto en su vida. Ian Evans, el chico nuevo, encantador...