Capítulo 21 (editado)

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CAPÍTULO 21

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CAPÍTULO 21

Ian

— Es Alejandra —. No es necesario escuchar nada más, ni tampoco necesito detalle alguno sobre lo que acaba de pasar. Sin pensármelo dos veces corro en la dirección por la que he venido, dispuesto a llegar a Alejandra antes que ese tal Axel.
Ahora que ya conocíamos su identidad sería más fácil ir a por él y acabar con sus planes.
Nada más llegar a la zona en la que dejé a Alejandra junto a los gemelos de la manada, una oleada de culpa llega a mí y se asienta en el centro de mi pecho en cuanto la veo ahí, aún tirada en el suelo con los gemelos en modo defensivo sobre ella.
Camino hacia ella y en el instante en que entro en el campo visual de los gemelos, se levantan dejándome alcanzar a mi chica.
Su melena, algo alborotada, tapa por completo su hermoso rostro. La cremosa piel de su rostro se vislumbra entre los gruesos mechones que retiro con delicadeza. Mi horrible humor empeora de una forma tremenda en el momento en que el olor a su sangre choca contra mi nariz. La han herido.
— ¡Maldito bastardo! — maldigo entre dientes comprobando que el resto de ella esté bien.
— ¡Estoy bien!, ¡estoy bien...! — se queja por mi trato un tanto duro mientras palpo cada centímetro de su cuerpo, pero en este momento lo único que me preocupa es que no tenga nada roto y mi lado de lobo está a flor de piel. Sé que debo calmarme, sé que no puedo hacer nada en este estado, pero ahora me muero por ir en su busca y arrancarle la cabeza por haberse atrevido a ponerle sus sucias manos encima —. Ian — me llama de nuevo — ¡estoy bien! —. Ella insiste y yo le gruño.
Un par de fuertes manos caen en mis hombros y me fuerzan a soltarla.
— Chico, escúchale—. Escucho la voz de mi padre, que me despierta de la especie de trance en el que me veía envuelto. Abro los ojos y lo veo frente a mí.
Así que sacudo la cabeza para poder reaccionar, justo como me enseñó él cuando me encontró hace años.
— Papá... — hablo con esfuerzo.
— Lo sé— me interrumpe mientras aguanta el ardor en sus brazos, ya que mis garras han salido y se encuentran clavadas en él. Esto es malo, si salgo de control puedo herir gravemente a Alejandra. No quiero que vea esta parte de mí, no quiero que me tema.
— ¿Qué haces aquí papá? — le pregunto mientras aún intento calmarme sin éxito alguno.
— Hemos sentido tu sufrimiento... — ¿hemos?, pregunto para mí mismo, antes de que el aroma de ella llegue a mis fosas nasales.
— Estamos aquí para ti, hijo— pronuncia suavemente mi madre, como siempre.
— Chico cálmate— habla mi padre— eso es lo que él quiere, lo que todos quieren. Demostrar que un solitario jamás puede ser reconducido, que no puede ser acogido en una manada.
Sus palabras no pasan inadvertidas para mí. Sé a lo que se refiere, mis raíces son distintas y los enemigos están al acecho esperando a que mis fuerzas flaqueen. Esperando a que lo arruine todo, y eso no lo puedo permitir. Menos en este momento. Así que me obligo a respirar hondo y lento, tomando cada miligramo de control que pueda absorber, justo cuando noto como sus delicadas manos se posan sobre mi cintura y me rodean con fuerza.
— Ian, todo está bien. Por favor cálmate—. Sus palabras me reconfortan de inmediato y siento como un peso enorme se desvanece de mis hombros. Una calma total me invade y ya no estoy sosteniendo los brazos de mi padre. Escucho como sus heridas se curan.
— Lo siento — bajo la mirada con sumo remordimiento recorriendo mis venas. Mi cuerpo sufre un respingo al notar las gruesas manos de mi padre sostener ambos lados de mi cara.
— Tranquilo chico todo está bien—. Su típica sonrisa socarrona aparece de manera rápida calmando todas mis dudas y miedos.
Voy a abrir la boca justo en el momento que Kail llega entre los matorrales que se encuentran a las espaldas de mi padre.
— Debemos correr, no sabemos a dónde demonios se ha escabullido ese traidor de Axel, pero sabemos que es peligroso.
¿Traidor?, ¿a qué se refiere? No sabía qué los unía a ese desquiciado, pero fuera lo que fuera lo unía a toda la manada, ya que el rostro de todos se tensa de igual manera al escuchar ese dichoso nombre.
Axel.



El amor de la luna #wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora