capitulo 2 (editado)

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CAPÍTULO  2

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CAPÍTULO  2

Alejandra

— Despierta pequeña.
— Mmm, ¿quién me...?, ¿Papá? — Digo somnolienta.
— Es hora de levantarse dormilona. Hoy es un día especial, ¿sabes qué día es? — pregunta siguiendo con el pequeño juego que hace cada año, en este día.
Una amplia sonrisa aparece en mi cara, sé justo el día que es. Hoy es doce de septiembre, mi cumpleaños número quince.
— No quiero abrir los ojos papá, lo hará todo real... y no quiero eso.
— ¿Real el qué cielo? — su voz, tan clara y a la vez profunda, tan él, como si nunca se hubiese marchado, como si de hecho realmente estuviese aquí, a mi lado.
— Que no estás, que has desaparecido—. Gimoteo sin poder evitarlo.
— Estoy justo aquí, abre los ojos…
— No, papá, te irás.
Esta vez no hay respuesta. Espero y sólo hay un vacío silencio. A cada segundo me encuentro más y más ansiosa. Hasta el punto de sentir que mi corazón va a explotar.
— ¿Papá?, ¿papá…?
Me despierto agitada y al instante me incorporo, estoy envuelta en sudor. Dios, odio esto, odio soñar con que mi padre todavía está aquí, conmigo ¡Era tan real!
Odio pensar que bajaré y no lo encontraré haciendo tortitas por mi cumpleaños, vestido de negro entero y con su delantal blanco favorito o simplemente tomando una taza de café humeante recién hecho. Esperándome para ir a comprar mi regalo y luego recoger el desayuno de nuestra cafetería italiana favorita, es decir, la única que hay en el pueblo, pero tienen buena comida y esa es nuestra tradición desde que era muy pequeña.
Hoy no es mi cumpleaños, pero siempre que sueño con mi padre lo hago así. Estando conmigo, en casa, y esperando a que mi madre se despertase, para sorprenderla con un desayuno especial.
Pensar que nunca más me recibirá con una de sus amplias sonrisas; me revolverá el pelo, jugando; o me acariciará la espalda mientras me da un beso en la coronilla, es realmente agobiante.
Caigo desplomada a la cama y miro el reloj, apenas son las seis y no consigo recordar cuál es la razón de que haya madrugado tanto hoy. Un zumbido me sorprende divagando, es un mensaje. Cojo el móvil y veo que es Kate.

Kate:

En treinta minutos estoy en tu casa.

Tardo un instante en recordar, ¡es cierto!, quedamos para desayunar en Vincent's, la cafetería italiana del pueblo. Regreso la atención al pequeño aparato que se encuentra entre mis manos, y tecleo una rápida respuesta para Kate.

Ale:

OK, me arreglaré.

Bajo de la cama tan rápido que tiro las sábanas enredadas en mis pies, casi cayendo de bruces. Sin embargo, me las arreglo para llegar al baño intacta. Cuando salgo del baño veinte minutos más tarde, estoy duchada, seca y vestida con leggins negros, camiseta de tirantes gris y un cárdigan fino del mismo color. Diez minutos más tarde, Kate está en mi puerta tocando el claxon de su Chevrolet Camaro de 1968, justo como dijo.
Doy un rápido beso a mi madre que sale de su cuarto todavía adormilada, "hasta que no tomaba su café no era persona", o eso es lo que le gusta decir a ella, todas las mañanas. Es genial y divertida y con un físico envidiable. De ella he sacado mis ojos y mi pequeña figura, que resulta ser lo que más me gustaba de mí.
— Buenos días mami. Me voy con Kate a Vincent's —. Le informo dándole un rápido abrazo que no duda en devolverme.
— Buenos días cielo, llevad cuidado en la carretera.
— Eso siempre, tranquila mami.
Saliendo por la puerta veo como Kate da un último retoque a su ya perfecto maquillaje, que combina con su vestido negro asimétrico de media manga y su sombrero y botas marrón oscuro. Me lanza una gran sonrisa, hoy está más contenta que nunca, se le nota.
— Hoy es el día perfecto para ir a Vincent's—. Dice con una perfecta voz cantarina en cuanto entramos al coche. Me lanza una juguetona mirada invitándome a adivinar el porqué, pero no estoy de humor.
— ¿Y eso por qué? —. Contesto forzando una sonrisa, pero tengo que conformarme con un raro gesto facial. Por suerte Kate parece no darse cuenta, y si lo hace no me lo deja saber.
— Hoy está trabajando Todd Harper hasta que empiece el instituto, le toca abrir la cafetería—. Dice Kate aplaudiendo y saltando de felicidad en el asiento del conductor.
— Decidido, algún día me contarás cómo te enteras de todo eso—. Kate se ríe.
— Mmm, una chica tiene que hacer lo que tiene que hacer... supongo—. Dice con expresión pensativa, para después reírnos por su comentario.
Kate me abraza y cuando se separa y arranca el coche no suelta mi mano. Ésta chica es genial, nunca presiona, pero siempre sabe cuándo me pasa algo y cómo hacerme sentir mejor.
Cuando finalmente llegamos a Vincent's acababa de ponerse a chispear, así que salimos corriendo del coche refugiándonos bajo nuestras chaquetas. Entramos en la cafetería y enseguida encontramos a Nora, quién nos saluda con un pequeño gesto con la mano desde la mesa central, la que siempre cogemos cuando venimos a pasar el rato. Va como de costumbre, con su larga melena rizada, sujeta en una trenza hacia el lado, una camisa, ésta vez roja y pantalón de corte italiano de color negro.
— Hola chicas, os he echado de menos—, dice con una pequeña sonrisa, la alegría del momento hace brillar, aún más que de costumbre, sus pequeños ojos verdes.
— Hola, ¿qué tal lo pasaste en el viaje familiar?, ¿al fin han aceptado tus padres mi idea de hacerle a tu hermana una lobotomía? —, dice Kate con ilusión.
Mis ojos se abren de par en par por la sorpresa, no esperaba el comentario.
— Kate no puedes...
La fuerte risa de Nora interrumpe mi reprimenda.
— No, creo que piensan que estabas bromeando al ofrecerte…
— Jo, qué lástima, yo realmente lo quiero hacer, —dice haciendo pequeños pucheros.
Le doy unas palmaditas en la cabeza y me acerco a su oído.
— Por ahí viene Todd—le susurro y se le ilumina la cara, olvidando de pronto todo el asunto anterior.
Todd Harper siempre le gustó a Katherine, de pequeña tenía la costumbre de seguirlo por donde quiera que este fuera, sin importarle lo que los otros niños le dijesen e incluso ahora, pasados los años, es algo que sigue haciendo. Todd siempre ha sido muy atento con ella y por eso, tanto Nora como yo, pensamos que tal vez esos sentimientos sean recíprocos, pero, en fin, es Todd Harper, el chico más amistoso y atento que he conocido jamás, y trataba bien a todos. Sin embargo, a mi parecer, es un poco más atento con nuestra pelirroja.
Como co-capitán del equipo de rugby del Instituto, siempre hay chicas dispuestas a pelearse por Todd, pero, aun así, él siempre parece querer estar cerca de Kate, y eso es lo que más me gusta de él.
— Chicas, ¿os traigo algo? — dice Todd dejando frente a Kate un capuchino mocca con doble de nata, su favorito.
Kate lo mira sorprendida y un poco ruborizada, resaltando así sus grandes ojos grises, ya que no había pedido todavía y él había acertado totalmente.
— ¡Te has acordado!
— Siempre, —dice Todd y luego con un leve tartamudeo... —Es decir, es mi trabajo.
Una vez que Todd da media vuelta, veo a Kate cabizbaja y pensativa, de modo que le doy un golpecito con la rodilla por debajo de la mesa para llamar su atención.
— Eh, mira el lado positivo, sabe tu café favorito, eso es que se fija en ti.
— También ha dicho que es su trabajo —, me rebate.
— Sí, pero nuestro café no lo recuerda y Nora y yo también somos clientas habituales.
Kate sube la cabeza tan rápida que me sorprende.
— Tienes razón. Supongo que tan impresionante que soy, no puedo pasar desapercibida.
Me río.
— Justo así es como te queremos—, le digo con una palmadita en el hombro—modesta.
Las tres estallamos en carcajadas por mi comentario hasta que Katherine cae en la cuenta de algo.
— Ah, no todas las noticias son sobre mí, —dice Kate de pronto —. Como estabas aún de viaje familiar, te has perdido el primer día de clase, por tanto… —para y me dedica una sonrisa pícara—, al chico nuevo y su ligoteo con nuestra chica aquí presente—. Se burla de mi extraña situación con Ian, señalándome con una de sus uñas recién y perfectamente arregladas.
— ¿De veras?, cuenta todos los detalles ahora mismo—. Ordena Nora.
— Pero, si no ha pasado nada, de verdad—. Digo ruborizándome.
— Sí, claro, ¿y esas horas que estuviste desaparecida?, todavía no me lo has contado, y no se me va a olvidar. Ya deberías saberlo Ale, así que… —Kate hace un gesto de impaciencia con la mano— ¡Cuenta todo!
No tengo escapatoria, así que, les cuento todo, comenzando por lo que ya sabía Kate y terminando con el incidente de la azotea y mi rápida fuga de ella. Hubo un momento, en medio de la confesión, en el cual Kate me agarró del brazo, de modo que para el momento de contarle lo ocurrido en la azotea, ya tenía todas sus uñas clavadas en él. Me suelto de su agarre como puedo, una vez que el brazo empieza a escocerme. Cuando ve sus marcas en mi brazo me pide perdón, pero se le ve encantada con mi relato. Lleva años queriendo que salga con un buen chico, y está más que feliz de que dicho chico pueda ser Ian, ya que además del interés que muestra en mí, según ella, también es guapo, "la perfecta combinación".
Una vez que terminamos el café, pagamos y vamos hacia la puerta. Justo antes de salir, una chica rubia y petulante seguida por su séquito de animadoras entra en Vincent's.
— Hablando del demonio, —oigo susurrar a Kate detrás de mí. Intento no reírme.
— Noah—, la saludo.
— Alejandra... —se interrumpe mirando a Kate dubitativa—. Amiga de Alejandra—. Termina diciendo en tono altivo.
Instintivamente agarro a Kate del brazo, pillándola a punto de saltar sobre ella. Noah se dirige a Nora ignorándonos a ambas.
— Hermanita, si te juntas mucho con éstas… chicas—. Termina la frase mirándonos de reojo—. Acabarás siendo considerada igual de perdedora.
Nora mira suplicante a su hermana, la cual no nos soporta.
— Noah, por favor para ya.
— Nora, ¿te tomas un café conmigo?, estarás mejor, eso seguro.
Nora nos mira a Kate y a mí y dice que nos adelantemos. Tras un momento, ambas retomamos el camino hacia la puerta. Echo una mirada rápida hacia ellas y veo como Nora discute con su hermana. Siempre ha habido cierta rivalidad y choque entre Noah y nosotras dos, pero todas queremos a Nora y ella nos quiere a las tres. Tanto Kate como yo intentamos respetar eso, lamentablemente, su hermana no tanto.

El amor de la luna #wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora