Teófilo no pensaba en nada más que no fuera correr, huir. Sabía que iba por un camino de tierra vacío, con unos pocos árboles flanqueando sus costados.
Estaba tan desesperado que no se dio cuenta de que estaba ensuciando su manto imperial bizantino y sus botas rojas con perlas cosidas en la parte de adelante.
Y sentía -más bien, sabía- que algo lo iba persiguiendo por atrás. No sabía cómo había llegado ahí. Lo único que sabía era que corría para escapar de lo que fuera que estuviera atrás, que quería matarlo.
La tierra le hacía toser y le nublaba la vista. Corría, pero algo, una fuerza que él no sabía qué era, lo iba ralentizando, como si el aire tuviera brazos y lo apresara en ellos. Se cansaba.
El camino por el cual iba -a la mitad de la tarde, logró deducir el muchacho de 18 años, en plena juventud, pues el sol lo encandilaba, dificultando todavía más su alocada carrera- era liso, pero Teófilo sentía que se caía. Se tropezaba en su túnica púrpura y caía al suelo. Le costaba levantarse. La sensación de dificultad para avanzar se incrementó.
Corre, Teófilo, sólo corre. Te matarán si no corres.
Decidió dar pasos largos para avanzar un poco más. Se ahogaba con la tierra y el sudor que caía por su frente, la túnica no lo dejaba avanzar.
Teófilo se imaginaba a su persecutor como una sombra negra en forma de hombre, translúcida y flexible, que se corría ligera cómo el viento.
El emperador necesitaba un descanso. Cayó al suelo y se le llenó la boca de tierra y se le rompió el labio superior. Pero igual se levantó. Miró hacia atrás. El camino de tierra, los árboles, la tierra y un ente invisible que se abalanzaba sobre él y lo ahogaba.
El chico siguió corriendo, sintiendo el escalofriante contacto, y corrió, dando pasos largos, hasta que vio una pequeña casa abandonada al lado del camino.
Estaba sin aliento y desfallecía de sed. Espero que tengan agua ahí, pensó el emperador.
Alguien me quiere hacer daño.
ESTÁS LEYENDO
Los sueños de Teófilo
ParanormalEl emperador Teófilo es un chico normal, no tiene secretos, ni muchos amigos, ni experiencias adolescentes memorables. Su única extravagancia es su obsesión por comer hielo y tomar bebidas heladas y granizados. Pero no sabe que alguien -un ente del...