Mi Loca Encantadora [Borrador Terminado]

Enfrentando a Elena

David

El fin de semana con mi loca encantadora fue maravilloso. Luego de encontrar al gato y convencerla de que me dejara tenerlo en su departamento para después llevarlo al mío, todo fue tan tranquilo, no volvimos a saber de Elena ni Bruno. Salvo que mi primo le hizo la transacción del dinero a Julieta y ella de inmediato se lo transfirió al imbécil número 1. Hubiera preferido que le hiciera un cheque y yo írselo a entregar, pero obviamente July nunca estaría de acuerdo en eso.

Hoy cuando la llevaba a su oficina, a medio camino el gran Chicle nos dejó varados, July tuvo que pedir un Uber y me pidió que lo llevara al taller y así lo hice, no me molestaba en absoluto, el único problema es que al salir me encontré con Cindy, la amiga de Sharon. Su actitud fue demasiado hostil, pero no le preste importancia. Me pregunto por la boda y por la organizadora, supongo que es por la última llamada que tuve con Sharon, aun así, había algo en su forma de decir las cosas que me hizo estar en alerta. Claro, que también puede influir el hecho de que ella nunca me ha gustado como persona.

Al llegar al estacionamiento de Bodas Murray mi celular suena indicando una llamada, es Sharon. Esta vez no peleamos, no hubo reclamos ni nada, todo fue tan tranquilo que parecía estaba hablando con otra persona, ni siquiera preguntó por la boda, solo cuestionó que había hecho en el día, supongo que eso es porque Cindy le contó que nos cruzamos y antes de finalizar la conversación dijo que regresaría pronto. Al escuchar sus palabras una parte de mí se tranquilizó el que Sharon vuelva quiere decir que pronto podré concluir con nuestro intento de relación, sin embargo, la otra se encuentra aprensiva, porque es hora de que le diga la verdad a Julieta. Después de mi llamada con Sharon decido que necesito ordenar mis ideas antes de hablar con July, por eso solo le aviso con un texto que ya llegué y espero a que ella baje para irnos.

―¿Cómo te fue? ―cuestiono estamos en camino.

―Bien. Fue un día muy pesado. Juro que si en algún momento logro tener un encuentro con Sharon la voy a matar.

―¿Qué pasó?

―Me estresa estar tan cercanos a la boda y que todavía tengamos muchos pendientes, intenté hacer una videoconferencia con ella y como siempre la señorita estaba ocupada. A estas alturas ya solo debería ser ajustar detalles.

―¿Te puedo ayudar en algo? ―cuestiono nervioso. Hoy le diré sí o sí la verdad a Julieta, pero no mientras voy manejando de trayecto a su casa.

―¡Matarla! ―dice. Está tan tranquila que me hace pensar que habla en serio. Volteo para verla, inquisitivo.

―¡Es broma! ―agrega― Por mucho que a Sharon le guste complicar mi trabajo no deseo que le pase nada malo.

―Pensé que lo decías en verdad ―reconozco.

―¿Y tú? ¿Quieres matar a alguien?

―Sí, pero conozco maneras legales de hacerlo.

―¿Las hay? ―cuestiona intrigada.

―Claro. Creas un personaje con las características de esa persona que te cae mal, después le das una muerte lenta y dolorosa, así no corres el riesgo de ir a la cárcel y tienes la satisfacción de quitártela del camino. ―explico con sorna. Julieta ríe sonoramente.

―Muy gracioso. Sabía que los escritores tenían un oculto placer por matar personajes, pero no me imaginé que fuera tan grande.

―Nah, no te creas. A veces también sufrimos su muerte.