Capítulo 2: El Cambio

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5 años después

–Te espero al frente del Starbucks que siempre vamos, ok?– me dijo mi hermana a través del celular.
–Ok, estaré ahí en 10 minutos– le contesté.
–No tardes– dijo terminando la conversación y enganché. Estaba saliendo del Brooklyn College para reunirme con mi hermana que hace 1 mes que no la veía. Había llegado de Orlando en visita de su mejor amiga, Natasha. Tomé el bus y me dirigí a la calle en donde ella estaba, odio tomar el bus, pero todavía no tengo auto.
Cuando llegué no la podía ver por tanta gente que había, yo era alto, pero ella era una enana. Tuve así 15 minutos hasta que algo me topó por la espalda y al darme vuelta era ella. Se sorprendió y me abrazó –Feliz cumpleaños atrasado– dijo con su cabeza metida en mi pecho.
–Gracias– sonreí.
–Entremos al Starbucks, te tengo un regalo :3– me dijo, la miré contento. Entramos, ordenamos 2 Frapuccinos de chocolate y nos sentamos.

–A ver, ¿Que tienes para mí?– dije un poco entusiasmado

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–A ver, ¿Que tienes para mí?– dije un poco entusiasmado. Ella sonrió y cuando fue a buscar el regalo debajo de la mesa, tiró el frapuccino de chocolate. Yo rápidamente traté de agarrarlo a tiempo. Pero algo sucedió...
me quedé paralizado al ver que el vaso flotaba. Tenía mi brazo estirado, mi hermana me miraba con mirada fría y en shock. Agarré el vaso y lentamente lo coloqué encima de la mesa. Por suerte no había nadie allí. Miré a mi hermana a los ojos y ella hizo lo mismo.
–¿Eso fuiste tú?– preguntó un poco nerviosa. Tragué saliva –Sí, creo– cerré los ojos por unos segundos y al abrirlos, mi hermana tenía una sonrisa pegada en el rostro.
–¡Tienes poderes!– gritó casi.
–Shhhhh... baja la voz– dije nervioso. Y en ese instante mi mente viajó a 5 años atrás en mi cumpleaños dieciocho, cuando mi tío me dio una carta. Supe en ese instante que tenía que leer esa carta. Tenía que saber qué estaba ocurriendo.
–Tenemos que ir a casa– le dije a Chris tomándola de la mano y ella agarrando el regalo y el frapuccino apresuradamente. Salí casi disparado por la puerta y Chris se puso adelante mío caminando de espaldas –¡Tienes poderes! ¡Esto es una locura! ¿Cómo es posible? ¡Súper!– todavía tenía la sonrisa de emoción. Para mí no era súper, estaba nervioso, sabía que mi vida iba a cambiar para siempre. Tenía miedo de que eso pasara.

Sentí un peso en mis hombros, uno como aquel día triste en el cementerio. Los nervios y la duda era tanta que no me di cuenta que mi hermana estaba caminando de espaldas dirigiéndose a una calle. Ella tampoco se dio cuenta. Y en un segundo, vi a mi hermana deteniendo a un carro con solo una mano, aplastando toda la parte de al frente del auto. Me quedé boquiabierto. Ella estaba en la pose de defensa por unos segundos hasta que se dio cuenta de lo que había hecho.
–Oh Dios mío!– exclamé y corrí hacia ella a ver si estaba bien.
–¿Que pasó?, ¿También tengo poderes? Felix, ¿Qué está pasando?– preguntó pasmada. Vi como sus piernas temblaban y sus ojos miraban a todos lados terminando a los míos. La tomé del brazo y salí corriendo y de fondo escuchaba al dueño del auto gritándonos y maldiciéndonos en inglés. No le di caso, ya que no podía procesar lo que estaba pasando, tenía que llamar a tío Will y leer esa carta.

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