Capítulo 8: Mafia Rusa

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    Nos dirigíamos al lugar más oscuro y peligroso de Florida; donde habitaban los traficantes y "Gangstas". Ahí estaba este señor líder de la Mafia Rusa que teníamos que cuestionar para encontrar al bastardo de Nicholas. Giselle nos había dicho que se encontraba en el sótano de un Strip Club cerca del aeropuerto. Habíamos llegado y Emma estacionó el Jeep a tres manzanas lejos del Strip Club; ya había oscurecido y prendí la luz del techo para poder re analizar el plan que habíamos podido hacer.
— Okay, decimos nuestros nombres sin miedo, pude en el camino hackear su lista de personas VIP, no llamen la atención, es un Strip Club jodido, se enojan fácilmente. Emma, tú sabes ruso, sabes que decirle al bartender, Félix...— decía Giselle, y otra vez se equivoca de que mi nombre es en inglés.
—Felix...— dije con cara seria.
—Es lo mismo. Bueno, tienes que paralizar a los primeros guardias antes de que se den cuenta de que somos intrusos— en ese momento mi cuerpo parecía que no corría sangre, no estaba muy seguro, no había practicado mucho paralizar gente. Giselle decía todo como si fuera pan comido, la admiro —Harry, trata de destruir todo aparato de metal que ellos tengan. Recuerden que tienen todo tipo de artefactos contra nosotros. Un momento tenemos poderes y al otro no...— Gracias por recordármelo Gis. Giselle seguía con el plan mientras yo me distraía con un hombre que pasaba que tenía una camisa de Twenty One Pilots que me se veía genial.
—¿Están listos?— Volví a mirar a Giselle y sin saber el final del plan, asentí, todos asentimos y salimos.
Estábamos vestidos como si fuéramos a beber y pagar cientos de dólares en prostitutas y drogas. Las chicas actuaban de lo más bien, igual que Harry, yo seguía normal, lo de actuar no es lo mío.
—Recuerden chicos, con estilo— dijo Giselle.
Nos acercamos al Strip Club y había una fila que completaba toda la manzana; nos colamos y dijimos nuestros nombres según el plan. No sé que como lo habría logrado Giselle, pero el guardia que parecía intimidarle a Harry nos dejó pasar.
—¿Le tienes miedo al guardia?— me burlé.
—Pss, claro que no— me puso cara de "que estaba hablando" y siguió caminado y mirando a cada guardia que había con terror. Al regresar la mirada a las chicas puse cara seria al ver todos los tipos de este lugar detrás de ellas y Harry alejándolos de Gis: <No hagas enojar a nadie Harry> dije telepáticamente, Harry dio un salto de susto el estúpido, pero me hizo caso y dejó que los hombres se acercaran a Gis; su cara de amargura resaltaba entre todo aquel lío. Em siguió con el plan de hablarle al bartender y éste alzó una ceja mirando para todos lados y llamando para que lo cubrieran nos llevó al almacén de vinos y debajo de todos aquellos vinos caros había unos cuantos escalones y justo una puerta marrón; le dijo algo en ruso a Em y se fue.
—Aquí es— dijo Em quitándose aquella ropa de prostituta.
—Vamos ¿Qué esperas?— me preguntó Harry señalando la puerta con la cabeza. Respiré profundo mirando a Harry y entré. No habían ningún guardia según Gis, pero decidimos seguir caminando. Al llegar más adelante no habíamos encontrado a nadie.
—Llegamos tarde...— dijo Em con tono de decepción y fastidio.
—Llegaron justo a tiempo...— se escuchó un acento ruso en eco y salieron guardias vestidos de negros con gafas a nuestras espaldas esposándonos con un tipo de esposas especiales, a mí me pusieron algo en la cabeza, no podía leer la mente de nadie y hacer nada.
—Damn it— dijo Harry tratando de safarse y mirando con terror a los guardias.
—¿Ustedes pensaron que eran más listos que yo?— se encendieron unas luces y ahí estaba sentado un señor no muy obeso con barba y bigote marrón y ropa clásica riéndose.
—Sé que sabían que tenía de todo tipo de aparatos contra mutantes mocosos...¿Por qué no vinieron mejor preparados?— su acento ruso me inquietaba. Yo era la mejor preparación, pero mis reflejos fueron lentos esta vez, muy preparado no estaba.
—¡Ah sí! Ayer me vino un nuevo aparato para detectar cuando se acercan mutantes, ¡Eto velikolepnoye!— no sabíamos que hacer, nos habían ganado. Todo esto era mi culpa por lento, es que todo pasó rápido... pero vi una sombra y al segundo estaban todos atados y todas las armas desaparecieron y nuestras esposas. Eso explica una cosa...
—Uh, que pena, no me pudiste detectar a mí— dijo Robin sonriendo. —Ya están bien Chris— dijo tocándose el oído.
—¡Robin!— gritaron todos, menos yo. Fueron y lo abrazaron.
—Denada, denada, vino su héroe Robin a rescatarlos— dijo sonriendo, ugh. Yo me acerqué al ruso y lo tome por la camisa clásica y costosa que tenía y me lo acerqué bruscamente.
—¿¡Dónde está Nicholas?!— pregunte furioso. Todos me miraron y se quedaron callados.
—No diré ni una palabra— me dijo desafiándome con la mirada, pues me entré en su mente y antes de que encontrara la parte donde guardaba el lugar que se refugiaba...
—Felix, Nicholas cambió de refugio, no está en el país...— me dijo Robin.
—¿Qué? ¿Y cómo lo sabes?— preguntó Gis quitándome las palabras de la boca.
—Una amiga mía me lo dijo...— dijo con cara inocente y creo que sabía que me iba a preguntar lo siguiente.
—¿Y ella sabe dónde está exactamente?— fruncí el ceño.
—Uh, no. Solo lo sobre escucho de sus compañeros de trabajo, pero puede averiguar, pero necesitará la ayuda de Giselle para poder entrar en aquellas computadoras— encogió los hombros y miro a Gis.
—Tenemos que ir con ella entonces— dijo Em
—Chris dice "Hola"— dijo Robin neutralizando el ambiente tenso.
—No me digas que puso un micró...— antes de que Em pudiera terminar, Robin dijo —Sí te lo puso a ti Em—. Astuta Leia.
—¿Me pueden dejar ir ya?— preguntó el ruso tranquilamente.
No.— dijo Robin con acento británico dándole un tranquilizante. Em rió y salimos.
—Úuuuu, chicas— dijo Robin sonriendo pícaramente y mirando a cada chica que pasaba. Pero al parecer que Chris le regañó por qué puso cara seria y no le pegaba ni un solo ojo a las mujeres que pasaban.
—¿Y donde vive tu tal amiga?— le pregunté a Robin.
—En Washington D.C.— me respondió.
—A tres horas y media de aquí, vamos andando— dijo Giselle subiéndose al volante y nos subimos todos a la parte de atrás del auto. Tuve despierto como por media hora y después no sé qué pasó.

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