Capítulo 1

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—Takahashi kun —escuchó la voz de Touko llamarle—. ¿Desayunarás con nosotros? —preguntó la mujer y él suspiró. Odiaba como nada no poder complacer en todo a los Fujiwara, pero esta vez no podía hacerlo.

—Lo lamento, Touko san —dijo Natsume llegando a la entrada—, debo reunirme con Tanuma.

—Está bien —señaló la mujer dejando la cocina para despedir al chico castaño—, pero asegúrate de comer todo esto —pidió entregándole una caja de almuerzo.

—Gracias —dijo Natsume en serio agradecido, y bastante apenado. No terminaba de acostumbrarse a esas muestras de cariño que, aunque le incomodaban mucho, le gustaban bastante.

Natsume amaba la sonrisa de la señora Touko, era amable, pero la que hoy le había regalado era, de algún modo, radiante. Le había gustado un poco más.

Se despidió de Touko, de la casa y caminó con Nyanko sensei refunfuñando por no haber esperado el desayuno, aun cuando llevaba un par de gambas en el hocico y olfateaba descaradamente la caja de almuerzo; algunos minutos después se encontró con Tanuma debían ponerse de acuerdo para un campamento.

No podía quejarse, su vida era mucho mejor de lo que nunca imaginó. Tenía amigos, tenía paz y, aunque aún le costaba aceptarlo del todo, tenía una familia.

Touko y Shigeru se habían convertido en sus padres, y eso era maravilloso teniendo en cuenta que siempre creyó que no habría en el mundo nadie que le aceptara tal como era.

Cuando llegó a la escuela fue asaltado por Nishimura, que revisaba insistentemente alrededor del chico ojimiel que le miraba con diversión y un poco de curiosidad.

—¿Qué se supone que estás buscando? —preguntó Tanuma.

—¿Amy chan no viene contigo? —preguntó Nishimura para Takahashi sin fijar la mirada en ninguno de los dos chicos.

—¿Quién? —preguntó Natsume confuso, mirando al que le acompañaba y que en respuesta levantaba los hombros y negaba con la cabeza haciendo una mueca.

—¡Amy chan! —gritó Nishimura viendo venir a la mencionada, y corrió hacia una chica que sonreía radiante.

—¿Quién es ella? —preguntó Tanuma y Natsume negó con la cabeza. No la conocía de absolutamente ninguna parte.

—¡Qué envidia! —suspiró Nishimura reuniéndose con su amigo después de haber saludado a la chica que venía rodeada de todas sus amigas—. También quiero vivir bajo el mismo techo que Amy chan. Ella es tan linda y tan guapa, en serio que te tengo envidia —dijo golpeándole un hombro al castaño un poco fuerte, haciéndole sentir ese sentimiento que el otro proclamaba sentir.

—¿Bajo el mismo techo? —cuestionó el de cabellos oscuros que quedaba con Natsume y este último levantó los hombros en señal de no saber lo que Nishimura decía. Él no conocía a la chica, no entendía eso de estar bajo el mismo techo que ella.

El regreso de Amy chan fue lo único que se mencionó en pasillos, jardines y toda la escuela, durante todo el día. Era un alboroto tremendo y Natsume no acaba de comprenderlo del todo.

—No puedo —dijo la chica de cabellos plata intentando escapar de un grupo de chicos que le seguían y se quedaban de pie en la entrada del aula al que había entrado—. Debo volver a casa —explicó colgándose del brazo de Natsume que le miraba sorpresa—. Vamos Takahashi kun —indicó jalándole hasta la salida de la escuela casi corriendo.

»Diablos. Estoy tan agotada, ellos son demasiado —se quejó ya de camino a casa estirando su cuerpo al cielo, sonrojando a Natsume que no pudo evitar ver medio abdomen de la chica al descubierto.

»¿Te comió la lengua el gato? —preguntó la chica burlona, viendo como el otro caminaba tras de sí sin atreverse a mirarla—. Eres muy aburrido —dijo y sonrió ante la mala cara que hizo el castaño.

Natsume siguió a la chica, extrañándose cada vez más del rumbo que tomaba, ella sin duda si dirigía a la casa de los Fujiwara, y fue allí donde entró.

»Estamos en casa —dijo ella y escucharon la bienvenida de la cocina. Ambos se sacaron los zapatos y caminaron a dicho lugar, encontrando la hermosa sonrisa de Touko—. Subiré a quitarme el uniforme y te ayudo con la merienda —dijo la chica sonriente, y la mujer en la cocina asintió mirándole con demasiada ternura.

—Takahashi kun, ¿puedes ir a la tienda? Me he olvidado de comprar el pan —habló Touko esculcando su delantal—, además necesito un par de cosas más, pediré a Amy que te acompañe, así que sube cambiarte de ropa también.

Natsume asintió a pesar de no lograr entender como esa chica, que él no conocía, era conocida por todos.

Subió a su habitación y bajó de nuevo, para escuchar los quejidos de la chica.

—¿Por qué tengo que acompañarlo? —preguntó con molestia la peliplata—, Takahashi no es un niño y conoce perfecto el área, que vaya solo.

—Amy, te estoy mandando —dijo la mujer en un tono firme y completamente desconocido para el chico.

—¡Mamá! —dijo la chica pataleando.

—Mamá, nada. Toma. Compra lo de la lista y un poco de fruta de la que prefieras. —Amy tomó la lista y el dinero, y salió refunfuñando de la cocina—. Amy —habló Touko de nuevo—, el chocolate no cuenta como fruta.

Amy hizo una pataleta y, saliendo al pasillo, se encontró con Natsume de pie en la entrada de la cocina.

—Anda, vamos —dijo furiosa, jalando al chico de la muñeca.

Natsume la siguió sin decir nada. Necesitaba pensar en muchas cosas antes de dar un veredicto, pero no podía evitar pensar que esto era obra de un Youkai interfiriendo con su familia y, de ser así, no lo perdonaría.

Continúa...

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