—¿Vas a quedarte? —preguntó Amy mientras le pasaba pinzas a Natsume, quien colgaba las prendas que Touko había lavado—. Después de la preparatoria, digo.
—Eso quiero —dijo Natsume—. Es la primera vez que siento que encajo en un lugar, no quiero perder eso.
—Yo siento que ya no encajo —confesó la chica mordiéndose un labio—. Te quedaste mi lugar.
—Si no querías perderlo no debiste ofrecerlo —soltó Natsume sin darse cuenta de todo el daño que le hacía ese comentario a la chica.
Y es que en el fondo era así, todo había pasado porque ella se fue a buscar algo que no había encontrado.
—A veces eres muy cruel, Takahasi —señaló la chica dejando correr sus lágrimas y entregándole con brusquedad el cesto de pinzas.
Natsume le miró con sorpresa y no fue hasta que cayó en cuenta de lo que dijo que se sintió mal por ello.
—¿Discutieron? —preguntó Touko llegando con la última colada.
—A veces no sé tratar con ella —explicó el chico siguiendo con lo que hacía.
—No la tiene fácil, ha perdido a su familia. Tú la entiendes, ¿no? —preguntó la mujer ayudando al chico.
—Ahora eso se siente tan lejano —expresó con una sonrisa apagada el chico—, además no quisiera tener que recordarlo. Lamento ser un egoísta.
—Aunque eso fuera egoísta, te estás protegiendo y es bueno —dijo Touko—. Ver primero por ti es lo principal, porque si no estás bien tú, no puedes procurar el bienestar de los otros.
Natsume asintió correspondiendo a la sonrisa de la mujer. Después de eso fue a buscar a la chica que no estaba en ninguna parte de la casa, suspiró y fue a buscarla al bosque para terminar empapado debajo de un árbol, pues ni bien pisó el bosque la lluvia comenzó a caer a cantaros.
De pie bajo ese árbol, que casi le cubría de la lluvia, escuchó a algunos youkais hablar sobre la chica atrapada en la cueva. Al parecer un fortachón ebrio la había encontrado hermosa y la había encerrado para desposarla.
«¡Que no sea lo que esto pensando!» pidió Natsume, pero nadie escuchó su ruego.
Llegó a la cueva para encontrar a su falsa novia atada por las manos al techo de la cueva, expresando en su furiosa mirada todo lo que no podía decir, porque su boca estaba cubierta con lo que parecía una hoja.
—Si tan solo te estuvieras quieta un rato —suspiró Natsume andando hasta donde la chica forcejeaba, negando con la cabeza.
Ni bien Natsume llegó hasta la chica, la cueva se convirtió en un espacio circular, cerrado y sin salida.
—¡Te dije que no te acercaras! —gritó la chica cuando Takahashi le arrancó la hoja de los labios.
—Yo no escuché nada —se defendió Natsume—. ¿Sabes que está pasando?
—Una maldición —informó la chica—. No saldremos de aquí hasta que demostremos nuestro amor.
—¿Nuestro amor? —preguntó Natsume confuso y sonrojado—. ¿De qué estás hablando?
—El monstruo que me trajo aquí lanzó un hechizo, al parecer estaríamos encerrados en este lugar hasta que yo lo amara, pero se fue y llegaste. Supongo que no saldremos hasta que nos amemos.
—O hasta que alguien rompa el cello desde fuera —sugirió Natsume que no se imaginaba haciendo lo que la chica proponía.
—¿Alguien te vio entrar? —preguntó Amy esperanzada en salir pronto de la complicada situación en que se encontraban.
—No —declaró Natsume matando las esperanzas de la chica y robándole el aliento también.
—Necesitamos salir de aquí —dijo la chica algo que ambos sabían—. Mamá se preocupará si no llegas a dormir.
—Ella se preocupará por ambos —señaló Natusme—. Aunque no te recuerdan te aman.
—Lo sé —dijo la chica—. Por eso ámame, Takahashi —pidió aferrándose al cuerpo del castaño mientras posaba sus labios en los de él.
Natsume sintió perder la respiración, pero cuando el agitado corazón de la chica entre sus brazos golpeteó en su pecho perdió la poca cordura que tenía. Esto era algo nuevo, completamente diferente a todo lo que había vivido, pero parecía no ser malo, al menos no justo en ese momento.
Sus manos temblorosas, más por la exaltación que por el frío, acariciaron los brazos de Amy de los codos a los hombros, y luego se desplazaron por su espalda terminando en abrazarla también.
—Tal vez haya otra manera —susurró el de ojos miel cuando sus labios se separaron en un momento de lucidez.
—No quiero buscarla —admitió ella resoplando—, solo ámame, por favor.
Natsume hizo lo que la chica pedía. Este nuevo tipo de amor que experimentaban, aunque no se sentía real, se sentía bastante bien. Así que disfrutaron del otro tanto como pudieron, conociendo un amor carnal al que tal vez recurrirían de vez en cuando.
*
Una fría ráfaga de viento empujó a Natsume a abrir los ojos para encontrar a la chica dormida, recargada a su cuerpo y con su camisa puesta. Sonrió lleno de felicidad hasta que escuchó a los espíritus del bosque hablar sobre humanos entrando al bosque. Esos eran Touko y Shigeru que, cuando pasó la tormenta, se adentraron a buscar a dos que no volvían.
Y la tormenta fue el pretexto perfecto para enmascarar sus desarregladas condiciones en una cueva lodosa y fría.
—Vamos a casa —pidió Touko abrigando a la chica con una de las dos chamarras que llevaba cargando.
—Ahora soy la favorita —alardeó Amy sonriendo a Natsume.
—Siempre lo fuiste —aceptó él siendo feliz por la radiante sonrisa de esa chica que amó y amaría.
Continúa...
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SEAMOS FAMILIA
FanfictionAmy, una chica de cabello plata y ojos negros, aparece de la nada cambiando la realidad entera de una ciudad. Pero nadie se da cuenta de que hay algo diferente, a excepción de Natsume, que no logra entender como esa chica, que un día antes no estaba...