Capítulo I

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¿Alguna vez has sentido que debes encajar en un lugar que no te gusta, pero aun así nadie te pregunta qué opinas? Bueno, esto es lo que me sucedió a mí.

Cuando era pequeña viví en un sitio muy cerca de la zona turística, por ello es muy obvio que hubiera gente extranjera; mis padres tenían una amiga canadiense que venía a la ciudad todas las vacaciones de verano y siempre nos traía a mi hermano y a mí algún tipo de juguete como memoramas, libros, pero una vez me trajo un rompecabezas; y no es que no me gustaran pero tampoco era una fanática.

Recuerdo que aquel rompecabezas formaba una hermosa imagen de un paisaje de la vista montañosa más preciosa que jamás he visitó, eran una serie de cordilleras nevadas por las cuales salía de la parte de detrás un cielo tan bello y colorido como aquellos atardeceres donde los tonos rojo, morado, rosa y azul se mezclaban de una forma exquisita; y por delante de las montañas un lago reflejaba el cielo como si se tratara de un espejo y este a su vez estaba rodeado de diversos tipos de árboles y arbustos.

Pero ni él hermoso paisaje me hace olvidar que justo una tarde cuando iba a acabarlo la última maldita pieza nunca encajó, así es, aquella vez fue la primera vez que odié y admiré tanto algo. ¿Y sabes qué fue lo que hice? Nada más ni nada menos que cortar la bendita pieza, así de fácil.

Si te cuento todo esto es para decirte lo que viene a continuación.

A la edad de 16 años me vi obligada a mudarme del lugar donde había vivido durante toda mi vida, despedirme de mis amigos que había conocido desde los 3 años, y así en el lapso de una semana me encontraba en otro estado completamente distinto con gente nueva, casa nueva y... Ah! Si! ¿Se me olvido contarte que mis padres se divorciaron? No quiero ser dramática pero mi situación emocional estaba para cortarle las venas, claro que los antidepresivos ayudaron; pero, ya no sentía nada solo me limitaba a existir.

Un sábado llegamos al aeropuerto; recuerdo que esto me hacia recordar cuando mi padre salía en viajes de negocios y me gustaba imaginarme a las personas viajando a todos aquellos países de los cuales yo solo había visto en revistas u oído hablar a mi abuelo y a mi padre, me gustaba imaginarme a mí misma yendo a todos ellos, claro que con 5 años era todo lo que podía hacer. Pero ahora que me encontraba en un aeropuerto otra vez lo único que quería era estar en cualquier otro sitio.

Saliendo del aeropuerto fuimos donde nos esperaba un taxi para llevarnos a mi madre y a mi a nuestra nueva casa, debo decirles que con todo el dinero que le pudo sacar mi mamá a mi papá, se dio a la tarea de buscar la casa más ridículamente sencilla, y para mi sorpresa cuando llegamos era de lo más linda, espaciosa y acogedora; para ser sincera no creí que me fuera a gustar tanto.

-¿Y que tal esta? Para ser tan bonita estaba a muy buen precio- me dijo mi madre con un tono de satisfacción propia como quien gana una apuesta en la cual todos sus contrincantes estaban en su contra.

-Es muy hermosa, pero... ¿segura que no mataron a nadie aquí?

- Jajaja, oye! Si no te gusta te puedes quedar a dormir fuera, cuando llegamos vi la casa de un perro en el patio parece que de los dueños anteriores. Jajaja.

Estas cosas eran las que amo de mi madre, su sarcasmo, podía ser mi madre pero mi amiga al mismo tiempo y podíamos hacer la clase de bromas que quisiéramos.

-Oye, tranquila. Me puedo sacrificar un poco.

Veinte minutos después llegó la mudanza y comenzaron a bajar caja tras caja tras caja. Si hubieses visto la cantidad de cajas de zapatos hubieras pensado que éramos unas locas compulsivas compradoras de zapatos, pero la verdad es que apenas un tercio de ellos eran míos.

-Mamá... Te juro que un día de estos encuentras tus zapatos en ebay- dije en un tono burlón medio serio, y quizás por eso lo creyó ya que volteo a verme rápidamente con los ojos muy abiertos.

-Y yo vendo tus calzones en tu nueva escuela- dijo señalándome con un dedo como si me retara.

Y joder! Se me había olvidado la escuela!

-La escuela... -dije arrastrando el aire para pronunciar esas palabras.

-Si, no creo que quieras entrar a trabajar a los 16 años ¿o si?, pero bueno de eso hablamos luego- creo que esto lo dijo más para calmarme que para ponerme nerviosa, pero no funcionó- primero comamos, ¿quieres ordenar pizza?

Y ahí estaba otro momento de esos en los que amaba infinitamente a mi mamá por conocerme tan bien.

- ¡Dos grandes de salami, chorizo, pimientos, champiñones y aceitunas por favor! - grité cuando la vi tomar su celular mientras subía las escaleras para ver mi cuarto.

Era una casa sencilla pero de 2 pisos y un ático, en realidad esperaba encontrarme con manchas de sangre en el piso o rasguños en las puertas; no me mal entiendas era linda y muy limpia pero el precio era de no creerla. Pero en cuanto abrí la puerta de mi cuarto vi una amplia habitación de paredes blancas y techo con lindos decorados en él, aparte de un traga luz por el cual se podía ver el cielo bajo él cual todo a su alrededor parecía salido de un muy buen sueño.

Me enamore de aquel traga luz e inmediatamente lo abrí para llenar mis pulmones de un aire más fresco del que había imaginado, cerré los ojos por lo que debieron haber sido uno o dos minutos pero lo que yo deseaba fueran horas para poder volver a ver ese cielo multicolor que una vez había visto en un rompecabezas. Fue ahí cuando abrí los ojos y suspire ligera y lentamente, luego volte la mirada a los alrededores y por primera vez desde que había llegado me percate de que mi mamá se había preocupado tanto por que me sintiera tan agusto que por un pequeño instante me sentí como un ave atrapada dentro de la más preciosa de las jaulas... Pero, atrapada.

Inmediatamente quise despejar mi mente para que mi corazón tampoco se nublara y comenzara la tormenta y mucho menos para acabar con él buen ánimo de hace apenas unos minutos, así que despegue la vista del cielo y la traspase a la acera que daba debajo del tragaluz, para encontrarme con él par de ojos más hermosos que había visto hasta el momento, pero lo que me sorprendió más que aquellos ojos ya me estaban viendo a mi mucho antes de que me diera cuenta.

Rompecabezas de CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora