Capítulo V

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Desde que era pequeña mis padres siempre tuvieron el dinero necesario para comprarnos a mi hermano y a mí lo que sea que quisiéramos, pero no era la clase de niña que usaba eso a su favor y hacía berrinches hasta que me compraran lo que sea que quisiera; es por ello que decidí conformarme con la idea de que tal vez lo único que íbamos a llegar a ser yo y Evak era ser amigos.

Ya habían pasado unos días desde que entré a la escuela y la única clase que Eli y yo compartíamos era Geografía Universal, así que habíamos pactado que todas las mañanas iríamos juntas a la escuela y lo mismo de regreso por las tardes después de clase.

-¡Dios! Ya es tarde... ¿Acaso no va a salir o qué? -me dije a mi misma mientras esperaba fuera de su casa, oí la puerta pensando que era ella la que iba a salir- ¡Vaya Eli ya era hora creí por un segundo que te habías quedado atorada en el inodoro! -pero cuando volteé estaba parado frente a mi Evak cargando su mochila.

-¿Qué? Jajaja -soltó una risotada y me avergoncé un poco al mismo tiempo que disfrutaba de ver su sonrisa- Lo siento pero no se atoro en ningún lado, ayer por la noche se comenzó a sentirse resfriada y esta mañana amaneció fatal; así que me pidió que te acompañará, sabía que la ibas a estar esperando y no tienes su numero de telefono ¿cierto?

-Ah... No te preocupes, en realidad puedo esperar mi mamá para que me lleve a la escuela. ¿No tienes que entrenar para la maratón de este domingo?

-He estado entrenando desde hace dos semanas, creo que es hora de darme un descanso; a parte creo que Miss Tara ya se fastidió de que llegue tan tarde -me guiño no de sus preciosos ojos y me hizo un gesto con la cara para que comenzáramos a caminar.

En este momento era tan feliz que no era necesario llenar el silencio del momento con palabras o chistes bobos, pero mientras más íbamos caminando más incómodo se fue sintiendo el ambiente.

-...Y... ¿ya no has intentado hacer paracaidismo desde tu ventana? -dijo por fin- por un segundo creí que tendría que llamar a la ambulancia.

-¡Basta! Estaba realmente asustada en ese momento- y comenzamos a reírnos, era una risa cómoda de amigos- No estoy segura si mi a mi mamá le hubiera dado un paro cardíaco verme en esa situación o me hubiera dado a mi el paro cardíaco al ella verme así.

-¡Yo voto por ambas! -guardamos silencio imaginándonos la escena y reímos al unísono.

-Por cierto, ¿por que no te reuniste con Irene en vez de acompañarme a mí? No me mal entiendas, pero de acompañar a la amiga de tu hermana a reunirte con tu novia... Debes de preferir la segunda opción.

-No eres solo la amiga de mi hermana, también eres mi amiga. -puñalada al corazón- Además Irene vive al otro lado de la ciudad, no hubiera tenido sentido mi día de descanso y también la estoy pasando bien contigo -me pareció que me volvió a guiñar el ojo pero esta vez no volteé a verlo, creo que me hacía más daño estar junto a el formulandome espacio imaginarios donde el y yo podríamos estar juntos que estar lejos de el deseándolo ver- Oye Dan, nunca te pregunte porque te habías mudado, ya que me hiciste una pregunta, me debes una respuesta.

-Bueno... Mis padres se divorciaron hace poco y el ambiente cuando ambos estaban juntos era muy incómodo, así que mi mamá quiso iniciar de cero en otro lugar.

-Oh, ya veo. ¿Puedo preguntar por qué se divorciaron?

-Emm... -no le podía mentir a aquellos ojos, pero tampoco tenía que contarle toda la verdad- mi padre... engaño a mi mamá con una de las trabajadoras de su empresa, mi mamá los encontró en la suit de un hotel y lo hecho de la casa y se divorciaron. Luego vendió la casa y compró en la que ahora estamos, nos mudamos y eso fue todo.

Rompecabezas de CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora