Vida, vivir y estar vivo.

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La vida no es solo andar por andar, sino es un conjunto de posibilidades, de sorpresas, de sentimientos. Te enseña una lección en el momento que menos te lo esperas. ¿Por qué lo digo?
Creo que no tendré que explicarlo.

    Me dirijo al hospital, estoy solo, hay muchas personas en el metro pero, me encuentro solo, solo en mi burbuja, solo dándole paso al trabajo, a mi ajetreada vida, a mis días cortos y noches interminables, sin pensar en nada más que en mis cuentas por pagar, el vehículo que quiero comprar pero no puedo, el reloj Rolex que vi en la tienda ayer y un sin número de cosas que están en mi lista de deseos, mientras estoy perdido en mis pensamientos continuo solo, solo, solo soy interrumpido por el ruido de los rieles y por algunas personas que me vociferan desde lejos. “Saludos Doctor”.

Llego al hospital y comienzo mi jornada, el día esta flojo, muy pocas personas en el hospital, comienzo mis visitas del día y al mirar mi agenda, noto que tengo que visitar una persona con cáncer terminal, en ese instante comenzó la travesía que iba a cambiar mi vida. Al llegar a la habitación del paciente, lo saludo con mucho ánimo y esperanza, pero él me interrumpe de inmediato y me dice, “hijo se te ve que tu vida solo se basa en trabajar y comprar o desear bienes materiales, no te enfocas en lo que realidad importa, pero escucha algo que un pobre muerto quiere decirte”, ahí comenzó el cambio, la reflexión de mi vida, la salida de donde estaba perdido y la entrada a mi propio camino. En ese momento el paciente comenzó a hablar.

“La vida es bella y está  llena de oportunidades, tristezas, alegrías, decepciones, logros, mentiras y amores, donde el que está vivo se encamina a una muerte silenciosa y el que está llegando a esa muerte por fin entiende lo que es estar vivo, donde el dolor y el sufrimiento se pueden convertir en un mar, un mar que podría atraparnos en sus inmensas aguas sin ahogarnos, donde podríamos perdernos y desperdiciar lo que es ‘’vivir’’, ese vivir que se traduce en tiempo, un tiempo que nunca volverá y que no podremos recuperar.

A través del tiempo los humanos nos hemos dedicado a tratar de entender la vida, sus orígenes, su función y el porqué de ella. Nos adentramos en ese paraíso de interrogantes, esa inmensa búsqueda de la verdad, ese conocimiento prohibido de él que hemos estado cohibidos y nos transformamos en un pedazo de piedra, inservible, inerte, sin sentimientos, lleno de pensamientos vacíos y sin ninguna posibilidad de éxito. La tristeza inunda nuestras venas, la decepción se vuelve nuestra amiga y el dolor nos arropa con sus tragedias. El tiempo se vuelve nuestro enemigo, como Hitler para los judíos, como el petróleo para las aguas, como el odio para nuestro corazón, -se va para nunca volver y en un abrir y cerrar de ojos se nos va la vida-, como un pedazo de papel en un rio, como el sol cada vez que la luna quiere salir, como las lágrimas cuando salen de nuestros ojos y, en ese momento, nos damos cuenta que el tiempo se fue y que todo acabo, ya todo nuestro esfuerzo se fue, nuestra vida se fue, nuestra familia se fue, y ahí, ahí, ahí en ese instante entendemos, en ese mismo instante, justamente en esos momentos finales, donde ya no podemos hacer nada, donde las metas se volvieron polvo y la realidad se volvió tinieblas, comenzamos a llorar, pero no cualquier llanto, ni cualquier lágrima, sino una lluvia de sentimientos, una manada de deseos… en fin una tristeza tan grande como la distancia de la tierra al sol. En este preciso momento cuando ya es estúpido preguntarse el porqué de todo este dolor; es tan lógico, es tan cierto como que un humano escribió este texto, el porqué de todo esto es, simplemente darse cuenta de que es verdaderamente la vida, vivir y estar vivo.

La vida no es para entenderla, ni para buscarle significado, la vida no es algo predeterminado ni estandarizado, es todo lo contrario.

La vida se reduce a tus amigos, tus familiares, tus mejores momentos, la vida es ir creciendo poco a poco, como una persona feliz, agradecida, que lloró, que se alegró, que disfrutó cada momento, que logró muchas cosas pero que también falló en otras y que a pesar de esos fallos siguió adelante, que ayudó a los otros a alcanzar la felicidad, alcanzar sus sueños, que lloró con los otros y que siempre siempre entendió su camino verdadero, dar cada día lo mejor de sí para hacer mejor su vida y la de los otros también, que viajó, que comió lo que le gusta, que se enamoró, que falló en el amor, que en algún momento se rindió pero que al final se levantó y dijo yo puedo, ahí está, ahí se demuestra, ahí si se vivió.

La vida no es ese paraíso donde todo será bello, pero si es ese laberinto que nunca tiene fin pero que cada uno de nosotros lo moldea a su gusto, marca su propio camino y elije el odio o el amor, la tristeza o la felicidad, el arrepentimiento o el éxito, camino que marcamos nosotros, con nuestras acciones, con lo que queremos que sea y si nunca llegamos a entender eso, cuando lleguen nuestros últimos momentos, nos daremos cuenta que vivíamos en esa burbuja que solo nosotros podíamos explotar; por eso siempre ríe, llora, viaja, ama, aprende, corre, cáete, levántate, estudia, goza, arrepiéntete, ayuda a los otros, se feliz… y nunca olvides nada de esto porque quedara demostrado que tú si sabes lo que es la vida, lo que es vivir y lo que es estar vivo.”

Al terminar sus palabras el paciente muere y, pensar que una vida que nunca tuvo sentido y que aprendió muy tarde el verdadero significado de vivir, le da a una vida que comete el mismo error que él, la verdadera vida.

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