¿Jugamos?

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Los leves rayos del sol se mezclaban con suavidad y hermosura entre las hojas de tonalidades naranjas y amarillas de aquella tarde. El aire era fresco, fuerte y daba una sensación confortante. El bosque estaba sumido en un silencio cómodo y en la lejanía, si oías con atención, podías escuchar la melódica risa de una muchachita que jugaba divertida.

Se movía con gracia entre los árboles y sus ojos estaban atentos ante cualquier señal que le indicara dónde se encontraba su pequeño.

  ㅡ  ¡Lobo!ㅡ canturreóㅡ No importa cuanto te escondas,  de todas formas voy a encontrarte.

Había estado jugando a las escondidas con su ya no tan frágil amigo. A Luna no le gustaba perderle de vista, solía ocultarse por horas y hasta cierto punto le asustaba. Pero era el juego preferido de Lobo y a ella le agradaba complacerlo, le llenaba de una inexplicable alegría. Él jamás le decía directamente, siempre se marchaba sin avisar y dejaba a la jovencita para que aprendiera a interpretarlo y le buscara sin rechistar luego de que notara su ausencia.

 La dejaba sola.

En su fuero interno sentía inquietud y angustia si no le encontraba y la noche le acechaba como un salvaje animal a su presa, mirándole con ojos de enemigo y ocultando con mayor esfuerzo a su curiosa criatura. Desde que había dejado el cielo, no brillaba para nadie que no fuese Lobo y su resplandor disminuía considerablemente, parpadeando con inestabilidad cual foco averiado, si para quien brillaba no se encontraba cerca.

Se inclinó para mirar bajo un muro de rocas, hurgando con sus manos entre el musgo y la maleza, pero no estaba allí. Se levantó con resignación y lavó sus manos en el arroyo junto al muro. Su corazón sentía una profunda pena y no comprendía por qué a él le gustaba alejarse tanto. Si no estaba junto a ella, se llenaba de esos asfixiantes sentimientos que antes no había tenido y ahora frecuentaba.

¿Por qué había empezado a llenarse de esas emociones tan martirizantes?

Estaba por iniciar su búsqueda otra vez cuando escuchó el aullido de su pequeño. Era fuerte y lleno de dolor, lo hacía cuando ella tardaba en hallarle  y empezaba a impacientarse . Más que tristeza era furia.

No le fallaría esta vez.





De prisa, emprendió su viaje en dirección al sonido, lastimándose con algunas ramas durante el recorrido. Saltó un pequeño pilar de madera y trepó una colina de grandes y resbaladizas rocas cubiertas de moho. Tropezó con sus propios pies y raspó su rodilla, pero se levantó haciendo caso omiso de la cortada en su extremidad y continuó presurosa pero con la misma elegancia que la caracterizaba, llegando jadeante y agotada a la cima de la colina encontrándose a Lobo sentado en su dirección. 

  ㅡ  ¡Aquí estás!ㅡ Le dijo con una auténtica sonrisa de felicidad. La luz que desprendió fue intensaㅡ Ahora que te he encontrado, vayamos a casa. 

  ㅡ Hueles diferente.

 ㅡ Me he lastimado.ㅡ Había percibido la sangre.

Lobo se acercó a ella con lentitud y se posicionó frente a sus piernas, para posteriormente lamer la herida que tenía en su rodilla. Le parecía justo, ella le buscó y se hirió por él aunque no se lo pidiera. Él debía curarla.

  ㅡ  Ya no me busques así.ㅡ dijo, pasando a un lado de ella.ㅡ Aunque me vaya, siempre regresaré.

Wolf Always, Always Moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora