El ambiente en el bosque se sentía contradictorio aquella noche. Una mezcla de envolventes sentimientos pacíficos y sentires perturbadores que te atraen, atrapan y consumen sin tener plena conciencia de ello. La primavera hacía su entrada con gracia, por lo que, aunque todo estuviese sumido bajo una leve oscuridad, podían mirarse con detalle, el centelleo de las pequeñas flores que nacieron entre los arbustos y grandes árboles.
Tumbada entre la hierba, estaba el frágil cuerpo de una jovencita enojada que, bajo el dominio de una insecable furia, arrancaban de raíz los rosados agavanzos que le rodeaban. Luna había hecho una visita al firmamento, le habían hecho el llamado y si no hacía su presencia podría haberse metido en serios problemas.
La vida en la tierra y el cielo era un caos. Los humanos empezaban a preguntarse qué había sido de aquella esfera resplandeciente y las estrellas se estuvieron quejando con ella debido a su ausencia, debían hacer todo el trabajo y no lo tolerarían una noche más. Trató de explicarles que no volvería otra vez, que había encontrado alguien a quien iluminaba sola y que ese alguien la necesitaba. Pero ellas enfurecieron y le reprocharon que había perdido completamente el sentido común. La llamaron loca y condenaron injustamente a su pequeño; inventando historias y teorías donde él la utilizaba. Un sentimiento diferente la abordó esta vez: se sintió atacada. En un instante sus pensamientos fueron nublados por su ira haciéndola escupir veneno tras cada palabra que era emitida de su boca. No importaba cuánta palabrería vomitaran sobre ella, pero no permitiría que gesticularan ni un monosílabo negativo sobre Él. No mientras estuviera viva.
Ese día las abandonó para siempre... o al menos eso les hizo creer.
Regresó abajo hecha una fiera, pero no había querido llegar a su hogar junto a Lobo hasta cortar completamente esos nuevos e incómodos sentimientos llenos de espinas que crecían dentro de sí. Por aquella razón había estado una amarga hora sentada entre las flores que, de alguna u otra manera, habían logrado tranquilizarla. Se levantó con delicadeza e inspiró con fuerza. La imagen de Lobo esperándola en casa abordó su mente haciéndola sonreír. Emprendió su marcha con pasos risueños y olvidó por un momento todo aquello que realmente llevaba en su interior. Él no debía saber de aquello, no permitiría que se sintiera así.
Se adentró a un pasadizo decorado con Lirios y enredaderas y caminó con lentitud hasta divisar su pequeña casita de ramas y tallos de pinos. Tomó el picaporte abriendo la puerta y llamó con genuina alegría a su pequeño. Pero no recibió la respuesta que esperaba, Lobo no corrió para recibirla.
ㅡ¿Dónde estuviste?ㅡdijo Lobo. Estaba molesto.
Era la primera vez que le veía así y no lo comprendía. Se estaba preguntando qué había hecho mal esta vez. Otra vez estaba sintiéndose atacada, ¿qué era todo esto? Se mantuvo callada, no lograba gesticular ni un mísero sonido.
ㅡTe he hecho una pregunta ㅡ gruñó acercándose a ella. Instintivamente se alejóㅡ ¡Respóndeme ahora!
Era como si alguien más hubiese hecho posesión de su indefenso amigo. No lucía como él. En sus azules orbes pálidos habían destellos de maldad y eso sólo logró inquietarla con mayor intensidad.
ㅡEs-estuve de visita a-arriba ㅡ respondió con dificultadㅡ. N-necesitaban que fuera y-
ㅡTe prohíbo que vayas.ㅡinterrumpió severo.
ㅡPero-
ㅡ¡NO ME DEJARÁS NUNCA MÁS!ㅡBramó con mayor fuerza.
Luna estaba atónita, que le gritara de aquella manera la había desconcertado en gran manera. Se sintió preocupada por él, parecía fuera de sí y quería tranquilizarle con todas sus fuerzas. Se acercó con la intención de acariciarlo, pero en su lugar, cayó al suelo con fuerza tras haber sido impactada con algo terriblemente filoso. El ardor en su mejilla se hizo presente y rápidamente llevó una de sus pequeñas manos hasta allí.
Él la había herido.
El rasguño en su pálido rostro se tiñó de carmín al empezar a brotar de el, diminutas gotas de sangre. Su respiración se dificultó y su corazón se sintió punzante y doloroso. Dolía más que su mejilla y por esa razón, las lágrimas no tardaron en aparecer.
ㅡCariño, l-lo siento. N-no no quería hacerte esto.
Presuroso se acercó a ella y se posicionó en su regazo para tratar, entre sollozos de arrepentimiento, reparar el daño que había hecho. Luna no se inmutó, ni siquiera cuando él se dispuso a lamer la herida. Ella le recibió como normalmente hacía, porque a él le gustaba estar allí. Y aunque su llanto había cesado y le estaba acariciando con calma, su pecho se comprimió temeroso ante el nuevo descubrimiento.
Había sentido miedo de él.
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Wolf Always, Always Moon.
Romance¿Cuánto dolor eres capaz de soportar sólo por la persona de la que te enamoraste? Historia 100% original. Prohíbida su copia y/o adaptación.