S i e t e (pt 2)

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ㅡTe quiero aquí a las cinco en punto de la mañana, Hazel. Ni un minuto más ¿entendido?

ㅡVale, vale. Ni un minuto más "mamá"ㅡrodeé los ojos con fastidio mientras seguía guardando mis cosas en una mochila de estampado floreado. Era la decimonovena vez que Carrie me repetía la hora a la que debía estar en casaㅡ. Ni un segundo, lo he pillado.

ㅡDe acuerdoㅡasintió y se sentó en el bordillo de la cama. Calló por un minuto y luego me miró acusadoramente, entrecerrando los ojos y apuntándome con el dedo índiceㅡ. Y espero que sepas que voy a revisar cada parte de ti cuando vuelvas. No inventen nada, estaré mensajeándolos a ambos.

ㅡNo vamos a hacer nada, Carrie, tranquilízateㅡsuspiré cansadaㅡ. Sólo dormiremos, sabes que no podría.

Carrie volvió a asentir y se acercó para darme un abrazo.ㅡ Cuídate ¿sí? Te estaré esperando.

Le sonreí y la empujé levementeㅡ Hablas como si estuviese yendo a la guerra o algo asíㅡreíㅡ, ya me iré. Nos vemos mañana, gracias por esto, en serio.

No es la guerra, pero puedes salir herida, soldadaㅡchasqueó la lenguaㅡ. Vamos, te acompaño afuera.

Eran las ocho treinta y estaba por dirigirme a la casa de Chris. Sí, había aceptado su petición. Algo tonto de mi parte, tomando en cuenta todas las cosas que habían estado sucediendo. Pero me hacía ilusión pasar la noche con Él por primera vez... como dos personas que se quieren sin tantos problemas. Carrie accedió a ayudarme, reforzando la cuartada de que iría a dormir a la casa de Hani, y por supuesto, Hani también lo sabía, por si a mis padres se les ocurría la maravillosa idea de llamar a saludar o algo parecido.

Me despedí de ella con la mano, agitándola suavemente antes de emprender mi camino. Anduve en silencio, sujetándo los tirantes de la mochila y con la música sonando através de los audífonos a más no poder. Intercambiaba la vista entre las personas y locales hasta la calle húmeda por la lluvia que había empapado la ciudad horas antes. Reflexionaba sobre mi vida, mis acciones; ¿esto era realmente sano? ¿honestamente me importaría si no lo fuese?


























Las personas culpan a otros por sus errores, pero ¿a quién se culpa cuando eres tú mismo quien se empuja hasta el final del acantilado?




















Sacudí la cabeza evitando distraerme y rodeé los ojos a mi subconsciente que me miraba amenazante desde el sillón de granate oscuro en su oficina. Me amenazó de muerte y le saqué el dedo corazón, antes de retirarme de su despacho con la cabeza bien alta. Puedo con esto, me dije.

Crucé la calle hasta llegar a una pequeña vereda. Mi destino quedaba a algunas casas más allá de ese callejón. Cada paso que daba era un latido golpeteando con mayor fuerza entre mis pulmones y sin previo aviso un nudo pesado se formó en mi garganta. Los nervios se acumularon en la boca de mi estómago y junté mis manos, frotandolas entre ellas, para tratar de calmar el frío que repentinamente empezaba a sentir. Estaba feliz, emocionada, sí. Pero también tenía miedo, ¿y si nuestros padres se enteraban de esta locura? O pero aún, ¿y si luego de esto me sentía aún más apegada a él? ¿Si empezaba a quererlo más?

Un par de pasos más cerca de su hogar, pude divisar la delgada figura de Chris esperando en la entrada con la mirada clavada en la pantalla del móvil. Llevaba unas bermudas negras, una camiseta gris cuello V y el cabello despeinado. Sonreí intantáneamente. Caminé un poco más segura y carraspeé con mi garganta cuando estuve frente a él. Levantó la vista del teléfono y casi me voy de boca cuando tiró de mi brazo para adentrarme a la casa. Puso su dedo índice en sus labios, pidiéndome que hiciera silencio. Asentí y lo seguí escaleras arriba haciendo el menor ruido posible.

Wolf Always, Always Moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora