14. Una dama, un niño y un perro

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Era temprano cuando comenzó todo el alboroto, habían entrado de noche a la mansión y nadie se había percatado, ni siquiera el demonio.

-mi señora, se lo han llevado... se lo han llevado!- exclamó una de las sirvientas

-¿qué cosa? ¿qué se han llevado?- dijo preocupada la condesa

-su medalla de plata! Ya no está!-

-Christina... llama a los demás! Debemos recuperarlo lo antes posible!-

-si señora!- dijo la criada mientras corría en busca de los demás sirvientes

-qué ha sucedido mi lady?- dijo una voz ya grabada en la mente de la joven

-se lo han llevado... el único recuerdo que tenía de mi madre... Dios... ni siquiera me he enterado- mencionó Catherine mientras derramaba unas cuantas lágrimas por sus mejillas

-tranquila, lo recuperaré cueste lo que cueste. Y además le brindaré un buen golpe al ladrón-

-mph. Por golpe te refieres a asesinarlo?- dijo tratando de ocultar la pequeña sonrisa que se había formado en su rostro- de todos modos, gracias. Ya me siento un poco mejor-

La condesa abrazo al demonio. Era extraño, pero le gustaba estar con el. Haberlo conocido fue lo mejor para ella, ya no se sentía sola y eso le agradaba, después de todo ya llevaba mucho tiempo bagando en la soledad y la desesperanza.

-Sebastian- susurró la joven- no me dejes por favor. No me dejes nunca-

-no mi lady, nunca la dejaré. Lo prometo-

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Ya era tarde, y la medalla aun no había sido encontrado ni por la policía ni por los demás.

-definitivamente el ladrón no está en Londres- dijo Ciel algo exhausto, no se habían detenido en todo el día- creo que deberíamos volver y seguir mañana-

-si... creo que tien... ¿qué es eso?- dijo la joven acercándose a la calle. Ahí se encontraba un pequeño papel con algunas letras algo borrosas- "el collar será devuelto a su dueño", ¿qué demonios significa esto?-

-ejem...- Sebastian trató de demostrarle a la condesa que le había ofendido un poco lo dicho

-oh! Lo lamento mucho Sebastian, no lo volveré a decir-

-no se preocupe, de todos modos, a que se refiere con "ser devuelto con su dueño"-

-realmente no estoy segura de a qué se refiere-

-es bastante extraño mi lady, usted dijo que el collar antes le perteneció a su madre, entonces ¿por qué el ladrón mencionaría a otro usuario?-

-mi lady- habló después de un rato Ciel- ¿está segura de que no existe actualmente ningún otro familiar suyo-

Catherine comenzó a pensar. Algún otro pariente que tuviera sangre real? Pero dónde?

~Si en algún momento sucede algo, ve por Kalliope, ella te ayudará junto con sus hermanas. No te preocupes, cuidaran de ti como si fueras la última gota de agua en un desierto~

-eso es!- dijo la diosa exaltando a todos los presentes- debe de ser ella. Es la única persona que no pertenece a la familia y que está relacionada de alguna forma con mi madre. Sebastian, Ciel!- gritó la joven con energía- iremos a Grecia!-

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Al llegar a la estación Ciel ordenó a Sebastian buscar una boletería que tuviera como destino Grecia. El mayordomo volvió después de un rato, pero con la mala noticia que no había ningún barco con destino directo al país ya mencionado.

-Bueno... tendremos que buscar algún otro modo de llegar mas rápido-

-Cieeel!!! Condeee!- gritaba un muchacho moreno con euforia- oyee! Aquí!-

-Maldición, por qué ahora?- dijo para si mismo el conde- buenas tardes príncipe Soma, qué lo trae por estos lados?-

-pero que malo eres, actúas como si no me conocieras en absoluto- hablaba el joven con aires de tristeza- oh! Me permites sabes quién es esta bella señorita?-

-un gusto conocerlo señor. Soy Catherine Götz, condesa- dijo educadamente la joven

-vaya, con que usted es la condesa Götz. He oído hablar mucho sobre usted, pero no se preocupe, todos han sido grandes halagos. Yo soy Soma Asman Kadar, príncipe de India, pero usted puede decirme Soma-

-pues es un agrado conocerlo príncipe Soma-

-igualmente. Mmm? Hablando de conocer... ¿Dónde está Agni? Hace rato que no lo veo-

-Estoy aquí señor- dijo apareciendo otro joven ya mayor entre una multitud de gente

-oye, Soma. Necesitamos irnos así que nos vemos luego, con permiso- mencionó Ciel de forma directa

-nooo, no te vayas!! A dónde van? Podría acompañarlos-

-viajaremos a Grecia, pero no hemos encontrado ningún barco que nos lleve lo mas cerca posible- habló la condesa, la cual fue fulminada por la mirada de Ciel al instante

-pero que fortuna! Yo voy camino a la India, podríamos viajar juntos hasta el Oriente, luego nos separaríamos y seguiríamos nuestros propios caminos. ¿Qué les parece?-

-eso suena estupendamente...-

-mal- terminó la frase el joven conde- será solo una perdida de tiempo, nos vamos-

-mi lord, creo que esta vez debería escuchar al príncipe Soma. Su propuesta no nos obstruiría el camino de ninguna forma- mencionó el mayordomo con tranquilidad

Tras un rato de meditar, Ciel terminó aceptando la oferta del moreno. Pero solo con la condición de que tuviera sus manos alejadas de él-

-no hay problema- dijo el joven príncipe para luego marcharse hacia una casilla para comprar los boletos

Catherine y los demás lo siguieron, después de todo, ellos también tenían que conseguir boletos para poder viajar.

Al llegar a la casilla, la joven saludó al hombre a cargo y le pidió que le vendiese boletos con destino a la India.

-muy bien, ¿y cuantos pasajeros serían?- preguntó el hombre amablemente

-son tres- dijo de improvisto Soma- una dama, un niño y un perro- mencionó para después estallar en risas

-hey! A quién le dices niño?!- gritó el pequeño conde enojado por el comentario que había hecho sobre él

-no se preocupe señor- habló Sebastian con cierto desconcierto, así como Ciel odiaba que le digieran niño, el odiaba que lo trataran de perro- terminemos de comprar los boletos y subamos al barco-

Dicho y hecho, compraron los boletos, agradecieron al hombre, y luego se marcharon dejando atrás a un perdido sirviente llamado Agni.

Un ángel para el demonio. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora