18. Tu desesperanza es mi tragedia

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Una tibia brisa de verano se sentía en el lugar. Se escuchaba cantar a las aves, los pequeños animales del bosque corrían juguetones por el lugar, todo era paz y tranquilidad. Una utopía.

-Kurd! Regresa, la comida ya está lista. Mamá se enojará contigo si no regresas ahora-

-ya voy! Espérame unos minutos, necesito hacer algo-

La hermana de la joven diosa suspiró cansada mientras volvía al palacio

Kurd se encontraba leyendo junto a un gran roble acompañada de todos los pequeños seres del lugar. "Es mejor que vuelva ahora, no quiero tener problemas con mamá", pensó. 

Mientras se levantaba el libro que tenía en su regazo calló. Por mera causalidad quedó abierto en una página que tenía escrito un pequeño párrafo, "Te amo tanto y en tantos aspectos, siento que si ya no te tengo moriría, pero mientras te encuentres conmigo siempre sufrirás, estoy cansado de eso, solo deseo tu felicidad. Me encanta que siempre le veas el lado positivo a lo que ya no tiene solución, todos deberían ser como tú, por eso te dejo. Te amo demasiado, tanto que es enfermizo. Lo único que te dejaré será un aprendizaje de vida, de nuestra relación, por mi lado... me voy lleno de tristeza porque ya no podré despertar todas las mañanas contigo, pero lo que más aprendí de ti durante todos estos años, es que tu desesperanza es mi tragedia."

La joven lloraba desconsoladamente, sentía que algo había olvidado, algo realmente importante.

-¿por qué estoy llorando? Yo.... no sé... siento que lo escribieron pensando en mi-

Continuó tratando de recordar aquel recuerdo que la estaba atormentando de tal manera, sentía que la cabeza le iba a estallar, buscaba en cada rincón de su conciencia, algo que le diera algún indicio.

-KURD! A comer! Tu padre no está de muy buen humor, así que apresúrate- gritó su madre ya algo molesta

Ya resignada, la joven regresó al palacio "no creo que sea algo muy importante, verdad?" se preguntó la joven.

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 Luego comer se dirigió a sus aposentos algo cansada, su padre la había regañado por andar perdiendo el tiempo en el bosque, "debes preocuparte de tus quehaceres Kurd, pronto tendrás que preocuparte de gobernar nuestra nación. Debes de aprender a utilizar de manera correcta tus tiempos" fue lo que había dicho su padre.

Al llegar a su habitación, notó que había una corriente helada recorriendo el lugar, alguien había abierto su ventana. Kurd se aproximo a ella para cerrarla, pero una mano helada se posó sobre la suya.

~Hey~

Rápidamente se volteo a ver de quien era esa profunda voz, un hombre joven se encontraba a su lado, no sabía de donde había aparecido ni en que momento lo había hecho.

-¿quien eres?- respondió la joven algo sorprendida -no deberías estar aquí tendrás que retirarte, del contrario tendré que llamar a los guardias-

El joven sonrió con una tristeza que la joven jamás había visto. Sintió que el corazón se le apretaba, de nuevo surgía ese sentimiento de melancolía y dolor.

-Te extrañé-

La joven rompió en un llanto terrible. Sus padres, hermanas y guardias llegaron a su habitación rápidamente agitados

-¿Qué sucede? ¿Quién eres?- preguntó el padre de la joven -quiero que se lo lleven, no lo quiero aquí-

Los guardias se aproximaron al joven, pero fueron detenidos por la Kurd

-¡ESPEREN!- gritó la joven. Su padre se sorprendió, ¿acaso lo conocía? -dime, por favor dime quién eres- rogó la joven, necesitaba recordarlo con urgencia

-Alguien que te ama tanto, que tuvo que dejarte ir-

Finalmente logró recordar, tantas imágenes se le vinieron a la cabeza, tantos recuerdos, y uno sobresalía por sobre todos ellos, el nombre de alguien importante, alguien que marcó su vida con profundidad.

~ SEBASTIAN~

Kurd corrió hacia él sumergida en un mar de lagrimas. Repetía el nombre del demonio incontables veces. ¿Cómo había sido capaz de olvidar tal nombre? A la persona que amaba con todo su corazón.

Todos comprendieron lo que sucedía, un amor que había sido separado por el cruel destino, y que lograba volver a unirse a pesar de todo. Se alejaron en silencio, y solo quedaron los dos jóvenes abrazados mutuamente. Sebastian acerco su boca a Kurd y la besó suavemente, necesitaba volver a sentir sus labios, tanto tiempo había pasado. La joven le correspondió suavemente, al fin podía estar con él. Nunca más los volverían a separar. 

-Gracias- dijo el demonio de manera inesperada

-¿Por qué? Debería ser yo la que agradeciese-

-Por recordarme. Vine a buscarte con el miedo de ser rechazado por ti, y no poder estar nunca más contigo-

Kurd sonrió -eres un tonto. A pesar de todo, quien podría olvidar tus ojos, tu cabello, tus labios, tu forma de ser y hablar-

Sebastian comenzó a reír -eres increíble- dijo mientras se tapaba el rostro, se había sonrojado- te amo-

"Yo también", fue lo último que respondió Kurd antes de sostener la mano de Sebastian. Juntos, se marcharon del lugar. Ya no importaba nada, ni el lugar, ni el tiempo, mientras estuviesen juntos soportarían todo.

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El padre de Kurd se dirigió a habilitación de su hija en busca de ella, pero lo único que encontró fue una pequeña carta que decía...

"Gracias por todo lo que han hecho en mi vida. Sufrí demasiado cuando no estuve con ustedes, ese fue el momento en el que aprendí lo dura que era la vida. Juro volver y ser la reina que merece nuestra nación. Los amo "

Su padre sonrió con dulzura -niña tonta, debiste de haber sido menos cortante y abrir más tu corazón- dejó la carta sobre la cama de su hija, y se marchó. 

Mientras tanto, un rojo atardecer caía sobre el mundo de los dioses. Las criaturas del lugar buscaban sus hogares para descansar, y a lo lejos se escuchaba una cascada, junto con un susurro a penas audible, "eres un ángel" dijo una de las voces, la otra rió y  finalmente respondió:

"Soy un ángel para el demonio"



Un ángel para el demonio. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora