Luhan tenía una libreta azul, quizás no era la más nueva pero era lo suficientemente necesaria para albergar todos sus pensamientos. Pero un día su libreta ya no se encontraba dentro de su casillero como la había dejado, y comenzó a desesperarse cua...
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En la escuela existía numerosas personalidades, es decir, había arrogantes y hasta los bravucones, incluso existían los que daban jaqueca con berrinches, aquellos que son llamados los consentidos.
Esas eran las personas que Luhan no soportaba, no las tragaba ni con agua, sin embargo servían para hacer planes y obedecer si a cambio recibían algún tipo se regalo.
Una de esas personas era Park Jimin, un muchacho riquillo con aspecto de príncipe adorable. Poseía ojos dulces y amables, el color de su cabello hacía juego con sus pupiles cafés, además era pequeñito y por lo mucho era consentido.
—Estoy en un problema grave, Jimin —dijo con súplica.
Este se encogió de hombros sonriendo.
—¿Y qué?
—¡Y que estoy en problemas! —le aseguró desesperado. Estaban fuera del salón de clases de Oh Sehun y él no quería entrar por su pánico—. Ayúdame, por favor.
Jimin arqueó una ceja, apoyándose en la puerta de su salón, porque sí, él era compañero de Sehun y por consiguiente novio de un amigo del alto. Luhan fue en su busca porque creyó que era fácil de manipular, sin embargo Jimin no quería ayudarlo por el simple hecho de que no se le da la gana.
—¿Qué me darás a cambio?
—Jimin, sólo tienes que decirle a tu profesor que mi amigo, Huang Zi Tao está con problemas estomacales. No te estoy pidiendo que me hagas quedar bien el chico popular de tu salón —recordó, exasperado.
Percibió una sonrisa cruzándose por esos labios rosáseos, y luego cayó en cuenta que había dicho. Abrió los ojos desmesuradamente y tragó grueso, sintiendo que se delató solo.
—Qué buena idea —le dice, emocionado —. Siempre quise unir al bailarín con algún chico. Te ayudaré si a cambio tú vas y le dices a Oh Sehun que querés una cita con él. ¿Qué dices?
—¡Ni loco! —exclamó, espantado. No pensaba hacer semejante cosa, así que guardando sus miedos y nervios, empujó a Jimin para tener acceso libre a la puerta que decía clase A—. Aquí voy.
—¿En serio lo harás? Señor Wu no es tan estúpido para creer semejante mentira.
Luhan se giró a mirarlo con una ceja alzada.
—¿Cómo sabes que es mentira?
—Haces un gesto raro con los labios y éstos exageran una sonrisa, además te delatas a ti mismo con mover los ojos y retorcer los dedos.
—Mentira —desmintió, mirándolo mal.
Jimin se encogió de hombros.
—Yo que tú acepto mi oferta.
Luhan lo miró mal y negó, pensando seriamente en que Jimin sabía algo.
—¿Tienes un diario secreto?
El otro se descolocó.
—No. ¿Por qué?
—Porque yo he tenido uno —murmuró.
—¿Y qué pasó? —preguntó cauteloso.
Luhan penetró con sus ojos avellanas aquellos dulces y burlones orbes, buscando una manera de saber si Jimin estaba de curioso o si de verdad sabía algo suyo. Sin embargo, sonrió cínico en cuanto el más bajo esbozó una tuerca sonrisa.
—Se me perdió —dijo sin más, encogiéndose de hombros para hacerle saber que no era de importancia—. Hasta más tarde, Jimin-ah.
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Fue corto, de igual forma el que sigue es más largo 😁 Perdón si hay errores 👉👈
