Capitulo 24

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Narra ________:

Estoy segura de que está sonriendo en este preciso momento, apena encendió la moto me aferré fuertemente a su cuerpo, lo admito, tengo mucho miedo, si mi madre me viera subida en esta cosa se muere de un infarto y yo estoy al borde de uno.

Pero no les mentiré, esto es extremo, me siento como un auto a toda velocidad y me encanta esa sensación en el estomago, es como ansiedad y el viento golpeando fuertemente en el rostro no hay nada mejor.

De repente ya no tengo miedo, es más creo que me gusta y ahora en este preciso momento estoy sonriendo, me siento libre.

El se detuvo de la nada y no reaccione después de unos segundos cuando bajo de la moto, abrí los ojos y el estaba parado frente a mi, tenía una bonita sonrisa burlona en su rostro, como me molesta esa sonrisa, le diría en donde puede guardársela, pero soy una dama.

-¿Por que nos detenemos aquí? -dije viendo a mi alrededor.

-Quiero un café, no quiero quedarme dormido mientras conduzco, aunque eso sería imposible, necesito uno cargado para pensar. -me dijo fríamente.

Me baje de la moto con un poco de dificultad, yo soy muy pequeña y camine detrás de el, lo observé mejor, tenía una espalda ancha detrás de esa chaqueta de mezclilla y un bonito trasero.

Agustín se detuvo en una máquina de golosinas o algo así, coloco una moneda y enseguida esta le arrojó un vaso y el la lleno de café, ¿Café en máquina? Jamás había visto algo así en mi vida.

-¿Quieres uno? -me pregunto.

Yo lo mire algo confundida, realmente no lo sabía.

-Hiciste una mueca de asco.

-Claro que no. -le dije a la defensiva, el me rodeo los ojos.

-Se me olvida que a la gente como tú solo les gusta ir a esos lugares exclusivos con reservación y que solo toman café exportado.

Me quede en silencio y me abrace a mi misma, comenzaba a hacer frío, la noche estaba algo fría.

El introdujo otra moneda y repitió el mismo procedimiento y enseguida me dio un vaso de café en máquina. Recibí el vaso por cortesía, no quería ser grosera pero realmente no quería tomar ese cafe ¿Que tal si me da indigestión o algo por el estilo?

-Ven. -me dijo Agustín.

Lo seguí porque realmente no tenía que más hacer y no quería quedarme sola en un lugar que no conozco. Entramos a un edificio y subimos varios pisos, ya estaba cansada pero cuando llegamos a la cima la vista era espléndida, podías ver todo a Buenos Aires desde aquí, volvió esa a mi esa sensación en el estomago y quede admirada.

-Bébelo, tienes los labios morados por el frío. -me aconsejó.

Yo acerqué la punta de mi nariz al vaso y olfatee un poco del café que aún estaba caliente, olía muy rico y se veía apetecible, entonces lo bebí, sabía delicioso.

-Es como tomarse el mejor café del mundo en la terraza del hotel más cara del país. -me dijo Agustín y en cierta parte era verdad.

La vista era hermosa, llena de luces y el café muy rico y caliente, hacia mucho frío.

-Oye, ¿Por que no quieres que nadie sepa quién eres? -le solté de repente, tenía curiosidad.

El guardo silencio y le dio un sorbo a su café, me miró de reojo y luego embozo media sonrisa, ¿Que era lo divertido?

-Te estas despeinando, niña buena.

Olvide que el aire tenía a mi cabello hecho licuadora, me reí ante su comentario, por alguna extraña razón no me importaba mi apariencia ahora.

-Eres una metiche. -me acusó.

-Tranquilo, yo guardare tu secreto.

-Es difícil ser quien soy, prefiero que nadie lo sepa.

-Eres un tipo rudo, ¿Acaso no puedes con la presión?

-Tendría que verte a ti entonces, ¿Tú puedes con la presión?

Me dio en el clavo, literalmente.

-No. -respondí sinceramente mientras miraba fijamente las luces de la ciudad. -Si mis padres me vieran subida a tu moto o bebiendo café de máquina en estos momentos me matarían.

Pareció darle gracia porque se hecho a reír y yo me reí junto con él.

-Chico malo. -susurre. -Yo no le diré a nadie la verdad sobre quién eres, debe ser duro.

-No sabes cuánto niña buena, no sabes cuánto.

-Pero lo tienes todo.

-Y tú también, pero no eres del todo feliz ¿Verdad?

Me miro a los ojos y no pude mentir.

-No..

Malas Enseñanzas (Agustin Casanova & Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora