Había una vez una mujer... de armas tomar.
Tenía toda la inocencia de un ángel y toda la fuerza emocional de 8 tornados a todo trapo.
Como Aquiles tenía su talón y Sansón su melena, ella tenía su miedo, irracional, pero era su punto débil. Su forma de protegerse era hacer magia, desaparecía!! Para que volviera no bastaba con hacer Chass!! y aparecía a tu lado, no, no, no...
Había que cabrearla!! y eso... suponía un riesgo pero... créedme, merecía la pena correrlo. Aparecía con la fuerza de los 8 tornados, la mala ostia de 20.000 Pacos Umbrales el día que había ido a hablar de su libro, con la insolencia de un adolescente que cree que siempre lleva razón y lo sabe todo, pero también la acompañaban su inocencia y su miedo detrás de todo ese ejército armado hasta los dientes y destinado al más rotundo fracaso. Aunque eso a ella... se le olvidaba siempre. Un día, llegó un hombre, desnudo, sin armas fatales ni miedo, sólo tenía un arma escondida y también tenía un punto débil: ella. Otro día, ella hizo su magia, y él... utilizó la única arma que no mata: su paciencia y su inteligencia, utilizó lo único que sabía que funcionaría... cabrearla. Y vaya si lo consiguió!! Apareció todo el escuadrón sin intención del rompan filas. Él no tenía miedo, la conocía y derrotaría a todo ese escuadrón de la muerte con su única arma, la única arma de construcción masiva: El AMOR verdadero.
Y así fué, fueron cayendo hasta llegar a su miedo, que ante tal arma también se rindió sacando un pañuelo de color arco iris. Él le tendió la mano ofreciéndole su vida para vivirla y acompañarse en ese largo viaje que es la vida.ella...
que lo diga ella... que es quien escribe el final.