XIII: Los años corren.

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(Warning: Hay Lemon del riko :vr)

Nathaniel se sonrojaba cada vez que pensaba en el tiempo que había pasado; tres años, para ser exactos.

Llevaban tres años de una relación en secreto, y si bien aún peleaban demasiado, trataban desesperadamente de mantenerse juntos.

Tenían diecinueve años, el pelirrojo había perdido a su padre hace un año, el rubio todavía guardaba graves sentimientos hacia su compañera de batallas; sin embargo, tomarse de las manos siempre había resuelto varios problemas.

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Nathaniel lanzó un ligero jadeo mientras se apretaba al cuerpo masculino. Estaba sentado a horcajadas, desnudo y demasiado exitado.

Adrien siguió acariciando la entrada del pelirrojo mientras dejaba besos y ligeras mordidas que, sabía bien, enloquecían al pelirrojo.

—A-Adrien... —gimoteó Nathaniel comenzando a moverse al rededor del dedo del rubio.

Adrien sonrió un tanto coqueto.

—Hoy estás un poco cachondo, ¿verdad, Tomatito? —murmuró en el cuello del contrario antes de lamer con lentitud desde la clavícula hasta un poco más arriba.

El pelirrojo se estremeció de pies a cabeza.

—C-Ca.. Callate... —susurró con dificultad.

Sintió aquel torturador dedo de su novio entrar lentamente, abriéndose paso en su entrada. Presionó las uñas en la espalda del rubio, mientras tiraba su cabeza hacia atrás.

Sentía la intromisión ciertamente incómoda, aunque el placer era aun más grande. Sí, una semana sin aquello lo estaba matando.

El rubio agregó un dedo más, sabiendo que su pervertido Tomatito estaba desesperado por sexo; bueno, él no estaba lejos de estarlo también...

Largó un gruñido cuando sintió las manos de Nathaniel bajar hacia sus pantalones. El pelirrojo se separó un poco y comenzó a desabrochar desesperadamente los botones.

Adrien se levantó un poco y dejó que su novio le bajara los pantalones junto a su ropa interior.

—Calmate un poco —ronroneó el rubio sacando la mano del trasero del pelirrojo para acercar su cabeza para un beso.

El más pequeño recibió gustoso el beso.

—Hace una semana que no nos vemos —se quejó el pelirrojo.

Adrien suspiró, sintiendo la culpa encima.

—Las cosas estuvieron complicadas esta semana —acarició con parsimonia el pecho de su ligero chico —. Lo siento.

—Ya no importa —negó el pelirrojo —. No, no importa.

Se acomodó entre las piernas de su rubio mientras éste se deshacía de sus pantalones.

Adrien comenzó su intromisión en el interior del pelirrojo.

Nathaniel largó un pequeño jadeo; aunque pasaran años, aquello seguía siendo un poco incómodo.

—¿E-Estás bien? —murmuró Adrien.

El pelirrojo asintió rápidamente.

—S-Sí —murmuró —. C-Comienza... por favor... —gimió.

Mi secreto (Adrinath) |Finalizada| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora