9. Donde caemos y nos levantamos

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La luz seguía brillando en todo su esplendor cuando  separaron sus labios. Magnus sostenía a Alec de la cintura mientras el otro seguía apegado a su cuerpo. Los copos de nieve y las hojas de otoño caían juntas, desaparecían en cuanto tocaban el piso. Alec extendió la mano hacia un rayos de sol. Era de tarde.
Ambos amantes observaban el paisaje que parecía haber escapado del más puro y hermoso cuento de hadas, solo para ellos dos. Se trataba de una mezcla de otoño, invierno, verano y primavera, todas juntas.
De los troncos de árboles, sonaban risas, llantos, gritos, susurros de enamorados. Los árboles cantaban sus memorias.
Magnus y Alec caminaban por el bosque, sin soltarse de las manos. -Es nuestro bosque- dijo Magnus.
-No lo entiendo- dijo Alec.
-Seguimos en tu mente, Alec. Pero ya no es como había entrado.
-Parece...

Pero Alec fue interrumpido cuando escuchó que alguien lo llamaba.
-Papá- era una tonada infantil.
-Papi- otra voz.
Magnus y Alec se miraron, luego al frente. Las hojas y la nieve seguían cayendo cuando Raphael y Max aparecieron de la nada.
Magnus miró hacia arriba y vio que el cielo parecía estar cubierto por niebla.
O la niebla es cielo, pensó.
Y las copas de los árboles no podían distinguirse.
-Papá, papi- volvió a decir Raphael- Tienes que volver.
-Pero como?- preguntó Alec.
-Papi hizo lo más difícil- dijo Max- Solo ven con nosotros.

Alec y Magnus se miraron y se sonrieron. Alec volvió a ver a sus hijos y luego dirigió sus labios a Magnus. El brujo sonrió al sentir los labios de su esposo.
-Gracias por salvarme- dijo Alec.
-Creíste que te abandonaría?- dijo Magnus.
-Nunca.
Alec sonrió y junto a Magnus, caminaron hacia sus hijos.
Raphael tomó la mano de Alec y Magnus cargó a Max.
-Ahora qué?- preguntó Alec a Raphael.
-Avanzamos hacia delante. Como piensas seguir si estás mirando atrás?

La familia Lightwood-Bane siguió avanzando. Mientras la luz del camino los envolvía, la hojas y la nieve siguieron cayendo tranquilamente. Las risas de los niños continuaban sonando.

***

Alec abrió los ojos y fue a su hermana quién vio primero. La joven Lightwood lo abrazó y Alec enterró su rostro en su cuello.
Luego, otro par de brazos aparecieron y el chico de ojos azules los recibió con tanto amor, anhelo y felicidad.
-Hola- dijo Magnus.
-Hola- contestó Alec, las lágrimas caían de sus ojos.

Alec se levantó de la cama, pero una mano se mantenía aferrada a la de Magnus. El brujo vio que algo brillaba en el pecho de Alec, justo donde estaba el corazón.
-Hey- dijo Magnus- tu pecho brilla.
-El tuyo igual- contestó Alec.
Y las manos aferradas también lo hicieron.  Luego, el brillo fue disminuyendo y sólo quedó de él un tatuaje.

  Luego, el brillo fue disminuyendo y sólo quedó de él un tatuaje

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En el corazón, tenían la misma marca. Pero la de sus manos eran diferentes.
-Max- dijo Magnus- Que pasó?
-Esto es sorprendente- dijo el niño- Son las marcas de unión y de almas gemelas.
-A que te refieres?- preguntó Isabelle.
-Ustedes les dicen marcas, pero los dioses las llamamos runas. Sus runas son muy especiales, significan amor eterno y unión del alma. Debe ser que cuando Magnus entró en la mente de Alec, el corazón y el alma de los dos se hicieron uno.
-Significa que estamos...- dijo Alec.
-Atados- terminó Magnus.
-Que lindo- interrumpió Simon- pero tenemos que irnos.
-Y quien lo invitó?- preguntó Alec.
-Tu hermana- respondió Simon- Ahora vámonos, Jace nos espera con los carruajes.

El grupo empezó a tomar sus capuchas y salir de la casa. Pero antes de atravesar el umbral, Alec volvió a ver a Max.
-Y tu eres...
-Max. Max, el ciervo- contestó el niño, antes de desaparecer por la puerta.
La cara de Alec seguía confundida. Magnus lo tomó del brazo y antes de marchar, le prometió que le explicaría todo.

***

L

as calles estaban llenas y eso complicaba el escape. Alec no soltaba a Magnus en ningún en momento.
Temía por su esposo. Su esposo que caminaba sin glamour por las calles con solo una capucha que lo protegiera y un Alec que estaría dispuesto a matar si llegaban a tocarle un sólo cabello.

El grupo había decidido que Magnus debía guardar sus fuerzas para la última fase del plan. Después de todo, una carreta como la del grupo iba a necesitar mucho glamour.
Y

Max estaba muy cansando para usar sus poderes.

En media hora, habían llegado junto a Jace y Magnus preparó el glamour.
Ahora, una carreta indivisible iba por las calles.
-Yo recomiendo que brindemos por nuestra victoria- dijo Simon- Iré por las cervezas.
-Incluso tienen cerveza aquí?- preguntó Alec.
-Claro- dijo Clary- Que clase de criminales con una carreta encantada seríamos si no tuviéramos alcohol?
-Unos muy mediocres- respondió Alec.

Magnus río mientras besaba a su chico y ambos se recostaban en un sillón cercano.

Mientras cruzaban la salida de la ciudad, Isabelle no quitó la mirada del camino. Simon vio esto y se acercó a la chica.
-Estás bien?
-Si, sólo que esta es la primera vez que estoy lejos de casa.
-Ahora que harás?
-No lo sé, supongo que no tardaré en averiguarlo.

Y mientras Simon e Isabelle charlaban, Magnus quitó el glamour de la carreta. El también estaba pedido en el camino.
-Estuviste genial- le dijo Alec.
-Sólo es un glamour- contestó Magnus.
-Pero tu lo hiciste y fue...mágico. Como todo lo que haces.
Magnus sonrió y besó a Alec.
-Por cierto, como supiste que estaba en problemas?
-Sólo lo vi en un sueño. Debe de ser cosas de almas gemelas.
-Si, debe ser.
Alec besó a Magnus una vez más, mientras seguían viendo el camino. La luna estaba brillando y los grillos cantaban.
Árboles empezaron a aparecer.
-Estamos cerca de casa- dijo Alec.

Holaaa.
Espero que les haya gustado el capítulo.
Que les pareció?

Como siempre, gracias por leer, poner una estrellita y comentar. Besos y saludos.

Esa Magia Entre Nosotros (Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora