3. Pequeñas manos.

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Era una noche fría de la respectiva estación.

La gente movía los píes al compás de la música y la alegría inundaba el ambiente.
La luz de la fogata brillaba con todo tipo de colores brillantes, debido al encantamiento que le habían puesto. Consistía en que cambiaba el color según como se sentía la gente.
Magnus y Alec estaban en centro de la pista, bailaban y ganaban la atención de todos. Aunque, ellos eran la razón de la celebración.
El pequeño Max también bailaba con ellos, tropezando con sus pequeños pasitos de un niño de año y medio de edad.
Alec tomó al pequeño entre sus brazos.
Magnus sonrió y besó a su ahora esposo.

La ceremonia había sido tradicional, consistía en ir altar y decir sus votos.
Magnus y Alec usaban las túnicas ceremoniales, solo que la de Magnus tenía muchos adornos e hizo un hechizo en ella para que brillara. Ambos tenían unas coronas de flores que su hijo les había hecho con otros niños con los que jugaba.

La fiesta había terminado muy tarde y en algún momento, todos se fueron a dormir.
Alec tenía a Max entre sus brazos y este estaba completamente dormido y cansado. Magnus ayudó a arropar a su pequeño y luego, se fue a dormir junto con su esposo a la cama.
-Mi maravilloso esposo- dijo Magnus mientras besaba la frente de Alec.
-Amo que me llames así- dijo Alec.
-Yo esperé tanto por llamarte así- dijo Magnus. Empezó a acercarse a Alec y besar toda su cara- Ahora puedo presumirte ante todos.

Magnus besaba cada parte de la cara de Alec. Besaba su barbilla, sus labios, su nariz, su frente. Alec reía y logró contagiar a Magnus. Ambos reían mientras trataban de no despertar a su pequeño hijo.

Magnus envolvió a Alec con sus brazos y ambos empezaron a besarse. Estuvieron así un buen rato hasta que cayeron dormidos.

Alec aún podía recordar la primera noche que habían pasado juntos en la aldea. Esa noche se parecía mucho a esta. Una noche en la qué se la pasaron besándose y durmieron abrazados.
Habían pasado años desde que Alec había llegado a la aldea. Recordaba que habían brujos que no aceptaban que estuviera allí y tardó mas tiempo en acostumbrarse.
Solía salir de cacería y traer plantas medicinales para la aldea. Habían días en los que viajaba mucho porque iba a marcados y traía cosas para la aldea, desde ropa hasta cosas interesantes para jardinería, pociones y ocio.
Pero aún así, no todos lo aceptaban. Cuando se lo comentó a Magnus, este le había dicho que muchos nunca habían salido de la aldea y deseaban conocer el mundo exterior. Un mundo que no conocían.

Pero hubo un día que lo cambió todo y ese día, fuel el que se convirtieron en padres.
Fue un día que nadie olvidaría.

***

Flashback

Alec despertó temprano como cada mañana. Rayos del sol se introducían por la pequeña ventana de la carpa e iluminaba los cuerpos desnudos de ambos hombres.
Alec sonrió ante el recuerdo de lo que él y Magnus habían hecho en la noche. Besó la frente de su novio y se preparó para marcharse.
Pero en cuanto iba a salir de la cama y buscar un par de pantalones, sintió que alguien tomaba su cintura.
-No te vallas- dijo Magnus- Por favor, quedate.
-No puedo- dijo Alec. Una sonrisa estaba instalada en su rostro- Tengo que ir.
-El bosque puede esperar- dijo Magnus- La cacería puede esperar, las plantas de Catarina pueden esperar. Pero mi cuerpo te necesita ahora.
-Es una suerte que pueda levantarme sabiendo como me dejaste a noche- le dijo Alec mientras se acercaba a él.
-Por favor- rogó Magnus- Quedate conmigo.
-No puedo- volvió a decir a Alec- Tengo trabajo y prometo que regresaré como cualquier otro día.
-Entonces, te estaré esperando mi ángel- le dijo Magnus mientras lo besaba.

Alec buscó su ropa y se la puso. Mientras, Magnus sonreía por espectáculo que era el trasero de su novio.
-Nunca me cansaré de verlo- dijo Magnus.

Esa Magia Entre Nosotros (Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora