Capítulo 8.- El Sr. de las flores parte 2

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Mark Collins tamborileaba con sus dedos sobre la mesa, esperaba distraídamente. No fue una sorpresa cuando le dijeron que tenía visitas y mucho menos era una gran incógnita quién lo visitaba. Desde que había sido recluido tras el desastre en la planta nuclear, sólo había recibido una visita, y luego del secuestro e intento de asesinato de Tobias, había recibido tres visitas más, una de ellas había resultado ser una esperanzadora sorpresa, pero dudaba que alguna de estas se repitiera. Sólo podía imaginar a una persona que lo visitaria en esas circunstancias.

La puerta se abrió y lo primero que Collins vio fue al guardia que lo había acompañado hasta ahí, era grande y corpulento, con mirada impasible. Le impedía ver quien se encontraba detrás, pero no tardó más que un par de segundos en resolver el misterio y no pudo evitar que la sorpresa se reflejara en su rostro. .

—¡Tobias Curtis! —exclamó con alegría en cuanto el guardia permitió que el genio entrara a la pequeña sala, no sin antes reiterarle que estaría justo tras la puerta en caso de que lo necesitara —.Debo admitir que eras al que menos esperaba, pero ya que. Es mejor que nada. Cuando se está en un sitio como este, rodeado de personas inferiores intelectualmente — inclinó su cabeza y susurró, como si compartiera un importante secreto —,algunos poco mas inteligentes que un simio, se aprecia mantener una conversación con una persona con un mínimo de inteligencia. Aunque seas tù.

—Como si hubiera interesados en verte —Toby tomó asiento en la silla que estaba justo frente a Collins, lo hizo con cuidado, sin apartar la mirada del otro hombre — Tu horario de visita estaba tan lleno que tuve que conseguir un poco de tiempo extra — agregó con sarcasmo.

—Te sorprenderías —la sonrisa en su rostro lograba inquietar a Toby —¿Que te trae por aquí Tobías?. Ella rechazó la propuesta, ¿Verdad?

—¡Tu lo sabías! —lo acusó Toby.

—¿Saber que? ¿sobre su matrimonio o sobre su pequeño secreto?— hizo una pausa esperando una respuesta, al ver que no la recibiría continuó —. Mientras estaba en aquel lugar —no fue necesario que especificara a qué lugar se refería, ya que Toby lo había deducido inmediatamente — tuve mucho tiempo libre. Sentí curiosidad. Quería saber qué había hecho Happy con el bebé.

—¿Como tu sabías de ella en primer lugar? Lizzy nació mucho después de que Walter te encerrara. Y la misma Happy no se enteró más que unas semanas antes de que ella naciera. ¿Cómo sabías tú de su embarazo?

—¿Quien te dijo eso? ¿Happy? —el tono de burla no podía ser más evidente. Toby se sintió estúpido por el sólo hecho de haber ido ahí, sabía a lo que iba, sin importar cuánto tiempo pasara, que fuera él quien estuviera tras las rejas, lograba hacerlo sentir inseguro, inferior. Y Collins disfrutaba de eso —. Mintió.

—Esto es una pérdida de tiempo — iba a pararse para retirarse del lugar, completamente convencido de que aquello era inútil, Collins solo jugaría con su mente.

—Walter también lo sabía — puso sus manos encadenadas sobre la mesa y comenzó a mover los dedos haciendo ademanes para acompañar sus palabras—. Él la llevó al hospital aquella mañana. Antes de deshacerse de mí —hizo un gesto de desagrado ante lo último —, comprenderás que mis recuerdos de aquellos días no son los mejores —puso medio cuerpo sobre la mesa, buscando acercarse a Toby, como si quisiera que nadie más oyera —Walter y yo habíamos estado un par de días sin dormir, mucha cafeína, y además recurrimos a algunos ... medicamentos para ayudar a mantenernos despiertos.

—¿Medicamentos? ¿Drogas?. Walter jamás habría hecho algo así —aseguró Toby, pero su seguridad se esfumó a los segundos, en aquel entonces, cuando recién se había unido a Scorpion creyó llegar a conocer a todos los miembros más que cualquier otro, los podía leer como libros abiertos, pero no tardó en darse cuenta de cuán distinta era la realidad, le tomó mucho más aún formarse una idea clara de cómo era cada miembro del equipo, y no pasó mucho tiempo cuando su nueva percepción también comenzó a caerse, Collins y Walter comenzaron a cambiar, poco a poco, pequeños detalles que a veces pasaban desapercibidos para los demás, a veces grandes gestos que todos ellos notaban. Era el inicio de la madriguera. Llegó un punto donde había momentos en que sentía que no los conocía; todo el equipo se veía afectado indirectamente, Happy, Sylvester, y él mismo, veían sus estados de ánimos afectados, cuando los dos genios se perdían en su mente el ambiente se volvía tenso, el resto de los genios casi no hablaba y cada uno se dedicaba a sus proyectos personales. Así que no le sorprendía hasta qué punto pudieron haber llegado.

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