''La curiosidad mató al gato, pero al menos murió sabiendo''
(Por Morgan)
La Academia ha sido un lugar especialmente misterioso para casi todo el personal que allí trabaja desde hace muchos siglos. No todas las habitaciones aparecen en la réplica a pequeña escala de la edificación que se encontraba en el vestíbulo, los pasadizos ocultos ya no eran sorpresa para nadie y muchas de las puertas se abrían sólo si se hacía uso de complicados encantamientos en idiomas desconocidos.
Sin embargo, yo, siendo hija del dueño, estaba a punto de descubrir cada uno de los secretos que allí se guardaban.
Según la historia que me contó mi padre, Witch Academy, mucho antes de convertirse en un instituto para brujas y hechiceros, había sido la fortaleza de un apuesto rey de Salemburg, el cual era principalmente reconocido por la casi preocupante debilidad que sentía hacia las mujeres hermosas.
Diariamente, una numerosa cantidad de jovencitas era escogida para visitar el castillo y realizar toda clase de proezas carnales. Obviamente, cada una era examinada cuidadosamente antes de ingresar a la propiedad, todo a fin de evitar que cualquiera de ellas fuera a contagiar al rey con alguna enfermedad venérea. No obstante, los súbditos del rey nunca se preocuparon por evitar que una bruja hiciera acto de presencia, pues confiaban en que todas ellas estuvieran siendo enjuiciadas junto a Betty Parris en el tribunal de la aldea de Salem.
Por esta razón fue que un día, cuando el rey se disponía a elegir quién sería la primera afortunada en visitar su alcoba, éste no tardó en fijarse en una minúscula joven de cabellos rojizos y alarmante delgadez. Varias de las amas de llave que presenciaron aquel primer encuentro, cuentan que el rey nunca había mirado a nadie cómo la miró a ella, y efectivamente, horas más tarde su alteza proclamó sentirse profundamente enamorado y hasta ordenó que pusieran en marcha todos los preparativos pertinentes para la boda.
La historia parecía sacada de un cuento de hadas, pero aún así muchos tenían quejas con respecto a la nueva reina. Y es que dentro de la pequeña comunidad de Salem existía una estricta conducta religiosa, en la cual cada persona se encargaba de vigilar las palabras y las acciones de sus vecinos, generando dudas y sospechas en caso de que su conducta no se ajustara a los parámetros religiosos puritanos. Visto de esta forma, se podría decir que todos tenían los ojos puestos sobre la nueva esposa del rey, y la mayoría coincidía en una cosa: había algo aterradoramente extraño en ella.
Tan pronto como la corona estuvo sobre su cabeza, una ola de sucesos paranormales comenzaron a ocurrir en el castillo. Las puertas se abrían y se cerraban solas, las paredes susurraban por las noches, los candelabros se apagaban sin motivo aparente y varios incluso afirmaban haberla visto hacer levitar los cubiertos en el comedor más de una vez.
El rey, por su lado, se mostraba cada vez más enfermo de amor por ella. Tanto así que cuando su hermano, el rey de Nueva Inglaterra, los visitó por Acción de Gracias y la acusó de ser una bruja, éste lo echó sin importarle las consecuencias y amenazó con decapitar a todo el que mencionara aquella palabra en su reino. De este modo fue que su mandato se volvió cada vez más opresivo y, después de que el reino de Nueva Inglaterra (una colonia británica donde los juicios por brujería no eran algo inusual) le declarara la guerra, el propio pueblo comenzó a revelársele.
Para mediados del siglo XVII, los mismos guardias que se encargaban de proteger la fortaleza se volvieron en contra del monarca y secuestraron a su reina, quien segundos antes de ser decapitada en una plaza frente a cuatro mil espectadores maldijo a todo aquel hombre que cayera rendido ante los encantos de cualquiera de sus descendientes, quienes serían producto de la niña que había concebido junto a su rey. Después de esa declaración, a éste no le quedó otra opción que no fuera escapar con su hija y desaparecer como la pólvora.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas de una bruja poco convencional
FantasiaSon muchas las leyendas que se cuentan sobre las brujas: verrugas horribles, escobas voladoras, gatos negros que las rondan, y hasta oscuros pactos con el diablo. Sin embargo, las verdaderas brujas no tienen la piel verde o la nariz encorvada; ellas...